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Un viaje inesperado

Aún puedo escuchar algunos versos de la canción que la compañía de Thorin entonó durante la noche oscura en la Comarca

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Aún puedo escuchar algunos versos de la canción que la compañía de Thorin entonó durante la noche oscura en la Comarca. Aquel canto afligió mi corazón como si la nostalgia de haber perdido la montaña solitaria fuera mía, tanto como la de ellos.

Los vientos ululaban en medio de la noche, y los pinos rugían en la cima. El fuego era rojo, y llameaba extendiéndose, los árboles como antorchas de luz resplandecían. Las campanas tocaban en el valle, y hombres de cara pálida observaban el cielo, la ira del dragón, más violenta que el fuego, derribaba las torres y las casas. La montaña humeaba a la luz de la luna; los enanos oyeron los pasos del destino, huyeron y cayeron y fueron a morir a los pies del palacio, a la luz de la luna.

— Debe descansar, mi señora Alph.

Miro a Gandalf, con una sonrisa amable.

— No creo poder dormir, no esta noche.

— Vienen muchas noches duras, caminatas largas, creo que esta noche es la elegida para dormir— Gandalf me acerca una manta para después darme una taza humeante. Percibo el olor a tila y el limón—. ¿Cuál es la causa de su desvelo?

— El solo pensar que pronto iré a mi antiguo hogar y no saber qué es lo que me espera al llegar allá.

— Su padre no hará nada malo, mi señora.

— ¿Estamos hablando del mismo elfo?— Gandalf se rió un momento antes de dar unos pasos hacia la salida.

— Descanse porque Thorin la necesitará más que nunca.

Un cosquilleo recorre mi nuca; soplo en la taza y bebo un sorbo de la amarga bebida y a pesar de su sabor, logra calmar mis nervios.

— Trataré de dormir.

Escucho la voz de Thorin, en la otra habitación, entonando la misma canción que recuerda la caída de Erebor bajo las garras y las llamas de Smaug. Con aquella tonada y la suave y ronca voz del rey bajo la montaña es que logro quedarme dormida.

* * * * *

La mañana fresca de la Comarca hace que el cabalgar sea placentero. La compañía de Thorin Escudo de Roble parece emocionada por el comienzo de la nueva aventura solo que suenan demasiado optimistas porque no parecen pensar en todo lo que nos encontraremos durante el viaje aunque no seré yo la que rompa su optimismo.

— Ese Bilbo Bolsón no vendrá, se los aseguro— escucho decir a Fili con tono mordaz. Algunos se ríen de aquello aunque otros más reclaman.

— Yo digo que sí lo hará— le digo con sorna de modo que Fili se ríe a modo de burla.

— Si así lo crees, entonces apuesta lo que quieras.

— Bueno, entonces apuesto diez monedas de oro— le digo con una sonrisa jugando en mis labios. Fili no parece contento con eso pero ahí está el reto puesto sobre la mesa, o sobre la silla de montar en este caso.

The Hobbit: el enano y la elfoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora