Capitulo VI

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            Vera no respondía, así que fui por ella a la cocina, se veía de mal humor, la tome por el brazo y comencé a halarla hacia la puerta principal

-¿Pero ahora que te pasa Kendall?- no le respondí y continué llevándola a la puerta. Cuando llegamos la fotografía ya no estaba en el suelo. Sabía que algo malo estaba por ocurrir.

- Vera no sé qué pensar, puede que alguien se la llevase

-¿Qué cosa? –preguntó Vera

-La foto Vera, alguien la dejo aquí

- Es imposible, ¿no la lanzaste al río hace unos días?

-Si Vera, lo juro- dije levantando mi mano derecha, en señal de promesa.

-Ven Kendall, creo que necesitas relajarte un poco

-¿Cómo me voy a relajar si hace un momento estaba aquí?

-Ken creo que es porque no has podido dormir, deberíamos tomarnos un descanso, tomar unas vacaciones aprovechando que ambas estamos libres.

Al día siguiente Vera y yo fuimos a comprar los pasajes para ir de viaje, decidimos ir a la Polinesia Francesa. Abordamos el avión al día siguiente, todo el vuelo parecía ir normal, fui al baño a retocar mi maquillaje, había turbulencia y note que la luz comenzó a encenderse y apagarse repetidas veces, supuse que era una falla eléctrica del avión, tuve que sentarme en el inodoro para no caerme. En ese instante escuche que alguien toco la puerta con insistencia. Pensé que sería Vera buscándome por la turbulencia, o alguna azafata, la turbulencia termino enseguida, abrí la puerta, y me encontré cara a cara con el Señor Juez, la turbulencia comenzó de nuevo, la puerta se cerró debido a la misma, apoyé mi espalda en la puerta para evitar que se abriese. Pasaron unos minutos y todo volvió a estabilizarse.

Volví a mi asiento temblando, y note que todos los pasajeros estaban tranquilos, como si no hubiese ocurrido nada, llegue a mi asiento y Vera notó que estaba pálida y me pregunto qué ocurría

-Ken te noto pálida, ¿qué ocurre?

-Nada vera, solo me asuste por la turbulencia, le tengo miedo a los aviones

-Bueno Ken no fue nada del otro mundo, pero está bien, siéntate que ya viene la comida

Opte por no decirle nada a Vera ya que este era precisamente un viaje para despejar la mente de todos los hechos que estaban ocurriendo. Anduve todo el viaje mirando por la ventana recordando aquel rostro arrugado por el cual tanto aprecio sentí y ahora le temía.

Cuando llegamos al hotel donde nos hospedaríamos, fuimos a nuestra cabaña, era un hotel lujoso, llegamos a nuestra habitación, era algo pequeña pero muy acogedora, de madera, tenía dos camas, y lo que más me gustaba era la vista al mar. Desempacamos las cosas, ese día Vera y yo fuimos a conocer las instalaciones del hotel, pensamos que pasear en kayak seria genial, ninguna de las dos lo había hecho antes. Al caer la noche fuimos a comer en un pequeño restaurante, luego de ahí fuimos a descansar en la habitación, estábamos muy cansadas.

Vera y yo nos acostamos, me costó dormir un poco ya que aún estaba nerviosa por lo ocurrido en el avión. Pasamos todo el viaje sin ningún acontecimiento, a excepción de la última noche, Vera había salido con un chico que había conocido. Yo estaba sola y justo antes de irme a dormir escuché un ruido en el baño, no sabía si ir o ignorarlo, aun así me armé de valor y fui directo al baño. Abrí la puerta con cautela y encendí la luz, inspeccioné cada rincón pero no vi absolutamente nada, lave mi rostro para reaccionar, capaz estaba soñando, pero cuando subí la cabeza y miré hacia el espejo, no era mi reflejo lo que veía sino que era él otra vez, el Señor Juez había vuelto.

Tomé lo primero que vi a mi alcance y golpee fuertemente el espejo, ya estaba cansada de todo esto, lo golpeaba una y otra vez haciendo que todos los pedazos cayesen en el tocador. Cuando acabé de desahogarme, tiré al suelo con lo que había golpea el espejo y me encamine hacía la puerta, cuando me volteo para apagar la luz, vi algo que me hizo caer desmayada. En la pared estaba escrito con sangre "sabes demasiado..." .

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