Me dijo que le hacía falta.
Me dijo que me necesitaba.
Me dijo que su corazón dolía y que en las noches jamás podía dormir sin mi.
Le dije que pronto iba a acabar, con una sonrisa en los labios mientras acariciaba su rostro de querubín, le dije que nuestro amor era más fuerte ir el tiempo que mi ausencia podría llegar a durar.
Y él me sonrió y acepto regalándome un beso, un beso de esos que saben a gloria y pureza.
Algo que yo ya no merecía.A quien esté leyendo esto, perdón por no actualizar, había olvidado por completo hacerlo.