Diecinueve.

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Él dijo que podíamos solucionar todo, porque nuestras almas estaban destinadas.
Él dijo que no podía esperar a nuestra boda.
Él dijo que era lo mejor que había llegado a su vida.
Yo solo sonreí y besé sus labios.
Y él sonrió con los ojos llenos de amor mientras me iba dejándole solo una vez más.

El corazón de la BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora