Eve

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- Tal y como te he dicho eres libre de irte cuando desees. Aunque si que me gustaría pedirte un pequeño favor y es que en estos momentos me dieses un poco de tu tiempo. 

- ¿Tiempo? - tanto la situación como la conversación que estaba manteniendo en aquellos momentos hacía que se sintiera frustrado y confuso. La mente de Sven estaba dividida en dos. Una parte de él deseaba salir corriendo de allí y olvidar que todo aquello estaba sucediendo. Otra parte más curiosa quería quedarse y ver cómo se desarrollaban los acontecimientos allí dentro. Todas las preguntas que no habían tenido respuesta le daban sentido a todo aquello, o al menos más del que tenía en un principio. Sin embargo, seguía habiendo muchas incógnitas que aún quería resolver. - No veo que puede haber de malo. 

- Gracias, - Eve se acercó lentamente a su lado y le brindo una copa- bebe un poco. Me lo agradecerás en un momento -. Dándose media vuelta se sentó de nuevo en la enorme butaca en la que lo había recibido y pulsó un pequeño botón que estaba escondido debajo del reposa brazos. 

Sven obedeció sin cuestionar y se bebió la copa de un trago. Seguía de pie intentando disimular el temblor de las piernas que le impedían mantenerse de pie con firmeza. No sabía decir si era por miedo o a que se debía aquella reacción de su cuerpo. En su fuero interno sólo alcanzaba a maldecir a la parte de su cuerpo que le había obligado a averiguar que pasaba dentro de la mansión. 

La habitación, que hasta el momento había estado en penumbra, fue cobrando vida con la luz que entraba por la parte de atrás. Una enorme puerta de madera, invisible hasta el momento, fue cediendo a un mecanismo y abriéndose lentamente. La iluminación entraba de tal forma que tanto la butaca como la sombra de la persona que se encontraba sentada en ella eran más alargadas y terminaban justo dónde se encontraba Sven. Tuvo la sensación que aquellas sombras intentaban alcanzarlo y apropiarse de él. Su mente le jugaba la mala pasada de que la sombra tomaba forma de una mano con alargadas pezuñas que intentaban arañarle las piernas. Se frotó los ojos con fuerza con la intención de volver a la realidad y comprobó que no era más que su imaginación. Atribuyó las alucinaciones al poco rato que había dormido, al conjunto de hechos sucedidos allí dentro que no dejaban de nublarle la mente, e incluso a la extraña sensación que había recorrido todo su cuerpo desde que había despertado en aquel inhóspito lugar como si de una pesadilla se tratara. 

- Te he pedido tiempo para que puedas tomar una decisión. 

- ¿Cuál?

- Ahora mismo tienes dos opciones y dos posibles salidas. Simplemente has de escoger aquella que tú prefieras o que consideres adecuada para ti -. Eve se puso nuevamente de pie y adoptó una posición altiva y soberbia -. Puedes salir por la misma puerta que queda justo a tu espalda y serás libre de irte. Nada más salir tu mente olvidará todo lo sucedido aquí dentro como si nunca hubiese sucedido. O bien puedes entrar por la puerta que queda a mi espalda encarándo y obteniendo todo aquello que siempre te ha sido denegado. Así bien, ¿que escoges? 

Sven se quedó sin respiración al oír las dos posibilidades que se presentaban ante él. Debía tomar el tiempo necesario para asimilarlo y sopesar con calma cada una de ellas. No podía irse por una puerta guiado por el primer instinto que lo llevara. De hecho, si hacía una retrospectiva de las veces que se había dejado llevar por sus intuiciones siempre había terminado por perder algo. La última vez que le venía a la memoria había abandonado a su madre y su hermana para ir a salvar a unas completas desconocidas, y al volver era como si se las hubiera tragado la tierra. 

Recordó el dolor y la impotencia que sintió en aquellos precisos momentos cuando las estuvo buscando hasta el último recoveco pero ellas nunca aparecieron. A su memoria vino la imagen de él huyendo buscando a Vlad desesperadamente, pero de la misma forma que ellas él tampoco estaba. Si algo tenía claro es que no estaba dispuesto a volver a pasar por todo aquello. Otra vez no lo iba a soportar. 

- ¿Qué ganas tú con todo esto? - le preguntó de forma inquisitiva a Eve. 

- Un aliado o un problema muy grande que ya vería como resuelvo, según lo que escojas.

- ¿Por qué me ayudas entonces?

- No pienso contestar a eso. 

- Antes dijiste que ibas a resolverme cualquier duda que tuvieras. 

- De lo ocurrido hasta el momento, no de lo que pasará de ahora en adelante -. Eve se levantó de nuevo y se dirigió hacia él y con mucha ternura le sostuvo por la barbilla - ¿No lo dije? Disculpa, se me olvidaría, aunque tiene cierto sentido -. Levantó la mano haciendo callar la pregunta que Sven iba a formular a continuación -. Vamos, es muy obvio. De todo lo que había pasado con anterioridad no recordabas nada y por eso necesitabas un pequeño empujón. - Regresó a su asiento y se sentó con las piernas cruzadas, la espalda completamente erguida y sostuvo elegantemente la copa de vino de nuevo -. Para lo que está sucediendo ahora eres plenamente consciente de los hechos, por lo que no necesitas ayuda para atar tu solo los cabos. 

- ¿Cómo sé que no me engañas en respecto a lo de las elecciones? ¿Seguro que si me marcho no habrá consecuencias y será como una página en blanco? - Si le había ocultado que sólo le iba a facilitar cierta parte de la información no había nada que no le hiciese dudar acerca de las consecuencias de la elección.

- Es muy comprensible que pienses eso, pero puedes confiar en mi cuando te digo que no pasará nada. Eso si, todo depende de lo que escojas. 

Si era todo tan fácil y sencillo como dar media vuelta, salir y nada de todo aquello habría pasado estaba muy claro cual era la decisión que debía tomar. Con paso firme se dirigió hacia la puerta por la que había entrado. En ningún momento percibió el mohín de disgusto que se dibujo en el rostro de Eve. Si se marchaba por esa puerta ella tenía las de perder en una partida que había empezado. Cuando estaba enfrente de la puerta vaciló un momento y se quedó petrificado con la mano estirada hacia el pomo. Si abandonaba en aquel momento nada de lo que había vivido durante aquel tiempo habría sucedido y él podría seguir con su vida, aunque no recordara como era. Pero si nada de aquello habría pasado, tampoco la gente que había allí, por lo que al cruzar la puerta y salir olvidaría a Candace y todo lo que sentía por ella. 

Eve sonrió de forma perversa al ver como Sven se daba la vuelta y la miraba fijamente. 

- Sabías que opción iba a escoger, ¿no es asÍ?

- Tenía una leve intuición -. Por mucho que lo intentaba quería borrar el esbozo de sonrisa que había en su rostro pero no era capaz -. Verás, hace mucho tiempo que la conozco y sé como es. A pesar de que han sido pocos los momentos que habéis estado juntos el vínculo que se ha creado entre vosotros es el más fuerte que he visto en mucho tiempo. 

Sven andó con paso decidido hacia la puerta que quedaba justo detrás de ella. Iba con paso firme y seguro sin saber exactamente dónde le iba a conducir aquella puerta. Antes de dar el paso definitivo y perderse en la luz que se desprendió se giró y miró nuevamente a Eve a los ojos. 

- Si regreso, ¿estará esperándome?

- Lleva más tiempo del que crees esperándote y ahora que te ha encontrado, no estará dispuesta a perderte. 

Los siervos de Anubis II. Sven [COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora