Trent

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Nada más levantarse de su asiento le propinó una sonora bofetada a Dana en toda la mejilla. Cayó al suelo y supo que era mejor permanecer en él, pues de lo contrario, nada más levantarse recibiría otra de la misma intensidad o incluso con más fuerza aún. 

Se paseó de un lado al otro de su habitación calibrando todos los detalles y actos que había elaborado desde el preciso instante en que se vio obligado a tomar las riendas de la situación ante la ineptitud de Eve. Precavidamente había separado a los dos prisioneros y los había colocado en bandos opuestos sin dar ninguna explicación a ninguno de ellos. Había acercado a Dana a su lado para tener más controlado todos los elementos externos que de algún modo u otro podían influir. Por último, había mordido a la sirvienta de Eve creyendo que teniéndola de su bando iba a conseguir aislar todavía más a la matrona. Contra menos distraccionesmás centrada iba a estar en sus objetivos. 

Por mucho que lo negase Eve había empezado a confiar en Candace en extremo y ésta estaba empezando a tomarse unas licencias que no le correspondían. Pero su dueña y señora le había dado carta blanca para moverse por la casa a sus anchas. Ese había sido el principal inconveniente. Teniendo en cuenta que todos sabían el porqué de aquel encierro y teniendo cada uno de ellos claro que non podían dar ayuda a los huéspedes, en la cena Trent se dio cuenta de que la sirvienta no lo iba a cumplir. 

Sólo le había hecho falta cruzar con ella una mirada. No le fue necesario ni tan siquiera introducirse en su mente. Esa chiquilla era tan transparente como una copa de cristal. Fue en la cena. Al haber estado de espalda a la puerta no pudo comprobar el comportamiento de ninguno de los invitados, pero cuando los tuvo delante sentados enfrente lo pudo ver claramente. El instante en que él se dirigió directamente a Sven. Por orden suya Dana debía controlar a Sven y anularlo como persona durante toda la cena para que entre ellos pudieran planificar a la perfección todo el plan que lo tenía a él como elemento clave. Al levantar la vista y verlos a ambos supo que la magia de Dana fue ineficaz. De algún modo que aún no terminó de comprender Candace protegía a Sven y le hacía consciente de todo lo que estaba pasando a su alrededor. 

- Yo tampoco termino de entender que es lo que sucedió - dijo Dana aún tirada en el suelo y sosteniéndose la mejilla con la palma de la mano como si esta se le fuera a despegar de la cara. 

- Tenías un encargo muy sencillo y fuiste incapaz de cumplirlo, empiezo a pensar que no eres tan útil como me hiciste creer. 

- Hice todo lo posible, pero cada vez que intentaba penetrar en su mente y anular su voluntad algo me expulsaba. No se si te diste cuenta pero hice todos los esfuerzos posibles. 

Con aquellas palabras de Dana pudo ligarlo todo y comprender que era exactamente lo que había ocurrido en aquella cena. Por una parte estaba el hecho de que Candace estaba protegida por el vínculo y la cobertura que estableció con Eve. Por otro lado, estaba el hecho que ninguno había tenido en cuenta. Candace en ningún momento había abandonado su propia identidad y personalidad desde el momento en que había entrado en esa casa al servicio de Eve. Al no hacerlo seguía teniendo contacto con su parte humana y sus sentimientos. Sentimientos que habían empezado a germinar por Sven y que le hubieran dificultado mucho la tarea. 

- Si consigue pasar estos días tendremos un punto a favor, pues olvidará todo lo que siente por él y podremos doblegarla a nuestra voluntad. 

- ¿Y si no lo hace? - Dana se levantó del suelo y se quedó arrodillada junto a Trent con una mano encima de su rodilla, en una posición de sumisión completa y absoluta. 

- Simplemente será un estorbo que tendremos que quitarnos de en medio. Obviamente ese encargo quedará en tus manos. Por tu bien espero que no falles y no me defraudes de nuevo. 

- Da por hecho que lo ejecutaré a la perfección si se ha de dar el caso. 

- Más te vale, sino recuerda que correrás su misma suerte. Ahora márchate, te recuerdo que tienes otros asuntos que atender. No es necesario que vengas por aquí durante unos días. Cuando volvamos a necesitarte te lo haremos saber.

Dana se levantó y con porte distinguido y elegante abandonó la sala. No debía perder ni un segundo más en aquella casa. Cuando salió de la sala en dónde había estado encerrada con él durante toda la tarde tuvo el presentimiento de que si permanecía allí mucho tiempo iba a ser peor para ella. 

Una vez hubo abandonado la casa y subió a su coche para adentrarse en el bosque siguiendo las indicaciones observó como el cielo se tornaba gris y las nubes no dejaban entrar ni la más mínima luz del sol, pero solamente ocurrió en todo el perímetro que ocupaba la casa. Aquello solamente podía significar una cosa que ella prefería no presenciar. 

Trent desde la ventana contemplaba como el coche abandonada las zonas colindantes y se introducía en el espeso bosque. No podía perder ni un segundo más, pues cada uno de ellos contaba para poder cumplir con su objetivo. Se acercó a la butaca dónde había permanecido sentado todo el rato y activó el interruptor escondido en uno de los brazos. Un pequeño micrófono salió de éste. 

- Francis, ven ya mismo. Tengo un encargo para ti - dijo y oyó como su voz sonaba a través de la megafonía, dando la sensación de que no estaba en una sola habitación sino que estaba en todas y cada una de ellas. Dado el silencio que se produjo y la espera volvió a intentarlo. Hizo el intento un par de veces, pero a la vez que fue a hacer el tercero oyó como la puerta crujía y un poco de luz entraba en la sala. Empezó a girarse con la intención de darle una fuerte reprimenda. - ¿Por qué coño has tardado tanto?

- Yo que tú no perdería mi tiempo esperándole. 

Trent no supo reaccionar y se quedó de pie sin mover ni un músculo. Ante él en el quicio de la puerta y con la iluminación detrás, Candace daba toda la imagen de ser una apariencia o un espejismo. 

- ¿A qué te refieres?

- Observa - extendió sus manos con las palmas abiertas y cerró los ojos un momento. Su respiración se volvió lenta y acompasada. Tras unos segundos Trent observó como las palmas de sus manos empezaron a brillar y se iluminaron con  una luz que formó una pantalla ante él. Proyectaban la imagen de la habitación dónde habían confinado a Candace después de haberla atacado. Él tenía la cara completamente desencajada mientras que en los labios de ella había una sonrisa de superioridad. En ese momento comprendió que no había más que esperar, se había dado a conocer la verdadera identidad de la muchacha. 

- ¿Cómo lo has hecho? - preguntó Trent con la voz atropellada pero fingiendo toda la serenidad que le fue posible al ver el cuerpo sin vida de Francis en el suelo de la habitación. 

- Supongo que debo darte las gracias. Tú lo has hecho posible.

Los siervos de Anubis II. Sven [COMPLETA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora