·ACTUALIZADO 2018·
Cuantas veces no nos hemos parado al espejo y volteamos a otro lado... Sí, estoy viéndome al espejo... acomodo un poco mi cabello de un lado, sin gustarme el resultado lo acomodo como estaba, mechones a lo loco. Recorro mi habitación, un lugar pequeño de un color blanco aperlado, mi cama esta pegada a la pared derecha, me siento en ella para pensar un poco el como será mi primer día de clases, todo estaría muy bien si no tuviera que soportar a la pesada de Paola; suspiro y me pongo de pie, sonrío y camino hacia mi perchero para ponerme la falda horrorosa de color gris con tablillas, blusa blanca, calcetas de licra que llegan hasta la rodilla, y suéter azul marino con un escudo de un tigre en medio y las palabras "Colegio Peter Brown" en los lados superior e inferior... nunca me ha gustado este uniforme, me trae malos recuerdos, con suerte me podré quitar el suéter en la segunda hora cuando haya salido un poco más el sol y el clima se ponga más ameno. Camino unos cuantos pasos para llegar al escritorio el cual tiene unos cuantos cuadernos y una mochila, preparo mis cosas para irme a mi primer día de clases, vaya... tercer semestre... sonrío al pensar en mi amiga Diana y en las bellas instalaciones de la escuela.
Me pongo mis zapatos, agarro mi mochila y me dispongo a bajar a desayunar.
Mi madre, una mujer alta, con una figura delgada y ejercitada, con cabello rojo y un maquillaje envidiable; me espera en la mesa, ella está sirviendo un par de tazas de café, por mucho quise evitar dejar el café pero no pude. Ella simplemente se sienta y toma un sorbo de su taza.
— ¿Cómo crees que te vaya en tu primer día? —me pregunta viendo su celular, es una mujer consumida por el trabajo... y su novio. Todo mundo me juzgaba cuando decía que no me ponía atención hasta que vieron que en realidad no me pone atención, a veces me pregunto si me encontró caminando o me dejó la señora de limpieza, con ella me siento como si tuviera una hormiga de mascota.
—Pues no lo sé, la verdad espero que bien ¿sabes? no me gustaría llegar y... —ella sigue viendo su celular hasta que un golpe en la mesa proveniente de su tasa me deja aturdida, me besa en la frente y dice —Tengo que irme —levantándose de la mesa, agarrando su bolso y caminando hacia la puerta con un "hola amor" diciendo por el otro lado del audífono.
—Estar sola —termino hablando... sola.
**ALEX**
Tengo que levantarme... tengo que levantarme... veo el sol que se refleja en mi persiana, en serio que a veces me cuestiono tanto porqué decidí este oficio. Suspiro y me meto a la ducha, me doy un baño rápido, me lavo los dientes, agarro una camisa y sin verla me la pongo, junto con unos pantalones y zapatos. La verdad para ser mi primer día de maestro estoy muy cansado, me la pase leyendo un libro, pero ¡bah! el libro es más interesante que ir a la escuela. Vaya ejemplo que pondré.
Termino de vestirme cuando camino por el pasillo para introducirme a la cocina, pongo mi música en aleatorio y se empieza a reproducir "Radioactive" de Imagine Dragons, la voy tarareando y me deslizo para alcanzar un sartén dejando recargado el teléfono arriba de la campana de cocina, no entiendo para que compré un stereo si siempre pongo el teléfono; agarro un par de huevos y los estrello dejando caer el contenido en el sarten y la basura en el deposito, voy acorde a la canción. Volteo cuando el cantante hace "wohoo" y veo el reloj, siento como la sangre sube por mis mejillas y pierdo la fuerza en el mango del sartén dejando caer todo en la estufa.
«¡Seis y media, jamás llegaré a tiempo!» pienso.
Regreso la mirada al sartén, lo recogeré en cuanto vuelva, me higienizo las manos rápidamente, tomo mi celular y lo aviento dentro de mi mochila escolar. Salgo corriendo para montarme en mi bicicleta. Para terminarla de acabar, me he agarrado todas las luces rojas, pero me las arreglé y me metí por unos atajos ahorrándome pocos minutos, con este transito esta ciudad un día se quedará pasmada y retomaremos la caminata; que hubiera sido de mi si ayer no hubira ido a darle una vuelta a la escuela, probablemente estaría pidiendo indicaciones.
Pedaleo lo más que puedo para alcanzar la luz verde, pero al parecer no fui el único con esa idea en mente ya que me encuentro empapado de un momento a otro, ayer fue un día lluvioso, y a un inteligente taxista se le ocurre pasar como si fuera carretera. Carajo, no me puede estar pasando esto el primer día.
Entro a la escuela y escucho decir a varios maestros que vengo empapado, no entiendo porque la gente te tiene que decir algo que ya sabes y es más que obvio, como si hubiera decidido venir así.
—Profesor Leguina, no puede entrar así a dar clases —escucho a un hombre, su vestimenta, camisa y unos pantalones, se viste como yo, con la diferencia que el esta seco.
—Lo sé profesor, pero ¡venía de camino y un coche me empapó! —termino gritando y alzando las manos para quitarme el agua de exceso que cargaba en la camisa.
—Ven colega, te prestaré ropa —comenta un maestro que estaba escuchando nuestra conversación, me da una palmada en el hombro y lo sigo. Llegamos a los vestidores y él saca de su pantalón una llave que usa para abrir su casillero, sale un gancho con un pantalón y una camisa, vaya que caben las cosas en estos casilleros. Lo veo un poco extrañado del porqué tendría ropa guardada en su casillero.
—¿Qué? Uno tiene que estar prevenido en estas temporadas de lluvia. Aunque debes saberlo, estan por acabar.
—Gracias —digo mientras agarro el gancho con la ropa para ponérmela rápidamente.
—De nada, mi nombre es Alfonso Santana, imparto la materia de álgebra a primero —dice estrechando su mano.
—-Mucho gusto mi nombre es Alexander Leguina, yo daré geometría analítica a terceros —me presento extiendo mi brazo y hacemos un movimiento arriba abajo al juntar las manos. —Me dio mucho gusto conocerte, pero llego tarde a la clase —contesto alborotando mi cabello mojado.
—Si, yo también —comenta al ver su reloj. —Oye ¿A qué salón te diriges?
—Al ocho —contesto.
—Es el segundo edificio, tercer piso.
—Gracias —contesto y corro. Que buen tipo.
Me asomo, y todos corren a sus lugares.
— ¿Ustedes son el 3° A? —pregunto con un poco de voz ronca.
—Si 3°A dice en la puerta, es el salón correcto —me dice un joven con cabello rojizo.
—Gracias —contesto cerrando la puerta y volteo para ver a los jóvenes y en eso...
Como puede ser que haya una señorita sentada, leyendo, sin hacer escándalo o desastre, pero es hermosa, su cabello es ondulado de largo lo que pienso es el ombligo, esos ojos preciosos, una tez muy linda, vaya... «¡No puedo creer que la haya encontrado!» Pero que estúpido, como me puede gustar una de mis alumnas, pero verla es inevitable. De tanto verla ella baja el libro despacio y sube la mirada, si... no me equivoco, son hermosos sus ojos. Aclaro un poco la garganta y sigo mi camino hacia delante, abro mi mochila, saco un plumín y escribo...
***
Canción:
Radioactive - Imagine Dragons.
¡Deeeeeeos! Hace tanto no leía clases prohibidas otra vez, espero que le hayan gustado las correcciones, el "vaya" ya está bien. ¡Perdonen! Era una niña cuando la escribí. Pero bueno, cuando actualice capis les voy a poner ·ACTUALIZADO 2018· hasta arriba. Por ahora sería todo, muchas gracias por sus comentarios y recuerden que en este espacio su opinión se respeta. ¡Voten! ¡Coméntenme que les pareció!
¡Thanks for everything!
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Clases Prohibidas ©
Fiction généraleEl colegio "Peter Brown" cuenta con muchos alumnos que van y vienen, viven totalmente la preparatoria. Layra es una chica que pasa desapercibida por la institucion pero la vida no le sonríe continuamente, ya que su padre la abandonó y su madre tiene...