Capítulo 2

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Si en la mañana el caos se agolpó en su cabeza no parecia notarlo. Teniendo en cuenta el cumpleaños fatal que habia tenido. Pero extrañamente Jihoon se levantó temprano ignorando sus ojos hinchados y el desastre que representaba su cabello.

Si lloramos lo suficiente, si en verdad somos capaces de volcar el complejo de emociones que nos atraviesan a través de simples lágrimas sería tan fácil. El muchacho frente al espejo solo veía su propia mirada hueca. Nada.

El vacío de su mirada le desagradaba. Era como ver a través de los ojos de un muñeco. Como sin vida. Le sonaba rídiculo incluso en su mente. Querer ver la propia mirada y encontrar algo. Si seguía estudiando su propia cara de ese modo llegaría tarde otra vez...

Llegó a horario y aguardo pacientemente al señor Kim. Sabía que no llegaría a completar su tarea pero hizo su mejor esfuerzo. 

Un anuncio en la compañía les informaba a sus empledos del sorpresivo ascenso de Kim Mingyu al cargo de asistente personal del Sr. Jeon. La noticia se esparció a una velocidad sorpresiva. Asi que solo les quedaba aguardar expectantes al nuevo jefe.

Para sorpresa de Jihoon y maravilla de las empleadas el tipo que estaba ingresando por la puerta no era otro que el idiota del estacionamiento. 

-Sea bienvenido Señor Choi, los empleados y yo estamos a su servicio- Un hombre de gran sonrisa y ojos pequeños no paraba de asentir emocionado. 

El hombre se acercó a Jihoon luego del saludo cordial a sus colegas y al resto de los empleados. El pelirrosa solo dió un respingo. No sabía si pedir disculpas o excusarse y refugiarse en su montaña de papeles. 

-¿Jihoon cierto?-

-Uhum-

-Lamento lo de tu auto el otro día. Pero es interesante encontrarte aquí. Las cosas van a ponerse divertidas- Lo último salió como un susurro en la oreja del pequeño. La media sonrisa del azabache lo desconcertó.

El resto del día transcurrió normal. Luego de ingresar los últimos movimientos bancarios en la computadora Jihoon estaba terminando su trabajo. Puede que sea una ventaja la pila de tareas. No tener tiempo siquiera de pensar... o sentir. 

-Lee, ¿vas a la cafetería?- La sonrisa brillante de su compañero de trabajo implicaba un favor.

-¿Qué quieres Seokmin?- 

-Puedes hablarle de mí a Sofía. La chica de recepción, ¿recuerdas?-

- Aham... Claro, que más da- se encogió de hombros. Sinceramente dudaba de las posibilidades del muchacho. La joven era una belleza y le sobraban candidatos dentro del trabajo.

Cuando llamó al ascensor se topó con Choi. El tipo lo inspeccionaba con un atisbo de duda en el rostro.

-Jihoon, ya hablé con la aseguradora. Me encargué de arreglar tu auto. Espero que no te moleste pero mientras lo reparan decidí entregarte un auto- expectante medía las reacciones del pelirrosa.

-¿Que hiciste qué?!! Podrías haberme preguntado primero. Eres un bruto o qué!! Tengo cosas importantes dentro del auto. Haz oído acerca de la privacidad?! Idiota-

-Shhh... Tranquilo enano, hay gente aquí. Puede malinterpretarse- dijo rápidamente con las mejillas aún calientes mientras tapaba la boca del menor. Para suerte de Choi, el ascensor se abrió. No dudó en meterse con Jihoon aún en sus brazos tratando de calmarlo.

Lo soltó apenas se cerraron las puertas. 

-Oye solo intentaba ser amable contigo. Eres difícil enano- 

-Me importa una mierda que seas mi jefe. Eres un idiota-

La mirada del mayor  se cubrió de un brillo malicioso. -Sr. Lee ¿tiene un informe que entregarme cierto?-

La cara del pelirrosa palideció de pronto. Recordó su posición. No debería desafiar su suerte. 

-Lo siento- fue la disculpa más prefabricada y falsa que se oyó decir a sí mismo. 

-No Jihoon. No lo sientes pero me gusta que sea así. Me encargaré de que en verdad lo sientas- La risa del Sr. Choi resonó en el pequeño espacio que compartían.

En cuanto tocó planta baja, el musculoso hombre salió con una tranquilidad imperturbable. En cambio, el menor estaba anclado al suelo. 


Pide un deseo (Jicheol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora