Capítulo 12

21 1 0
                                    

Una vez me dijeron que todo sentimiento de rencor y odio son puras cobardías. En realidad es un modo de aparentar indiferencia frente a aquello que nos hiere en lo profundo del corazón. Eso o tal vez extraño demasiado a mi madre. Trato de no pensar mucho en ello porque ningún recuerdo hará que vuelva. No tiene sentido torturarme con su recuerdo.

-No estoy enojado ni dolido. Esto es demasiado y no siento nada-

-¿Estás... seguro?- 

Hace más de cuarenta minutos que mi mejor amigo Jeonghan, el pelilargo más dulce y hermoso que conociera nunca intentaba averiguar que demonios pasaba por mi cabeza.

Al parecer su explicación acerca de lo que había visto ese día en el auto de Joshua era motivo suficente para hacerme llorar. Pero contrario a eso... No sentía nada. Nada.

Apartó el celular y salió al balcón de mi pequeño departamento para que no lo escuchara. Aunque en realidad me tenía sin cuidado lo que Joshua pensara de mí.

-Shua, esto es extraño. Esperaba que me gritara, discutieramos, llorara. No sé... Algo, pero está ahí mirando la pantalla del televisor apagada con la mirada perdida. Esta asustándome. Lo toma bien...- Demasiado bien

A veces pensaba en mi madre. Su sonrisa brillante, esa que parecía iluminar toda una habitación, con su sola presencia. Su dulce y melodiosa voz cuando me cantaba antes de dormir. Mi padre nos había abandonado cuando yo solo tenía cinco años y nunca lo habíamos vuelto a ver. 

Tampoco era como que lo echara de menos. Me era completamente indiferente. Pero mi madre era otra historia. Solía oír sus sollozos por las noches cuando después de dejarme en mi cuarto creyéndome dormido me escabullía con curiosidad a verla en ese cuarto que parecía tan grande y vacío.

Era una mujer hermosa y fuerte pero el abandono de mi padre le afectó demasiado. Muchos años pasaron y crecí. Mi amor por la música heredado de mi madre me hizo decidir por seguir el profesorado de música. Había sido muy ingenuo en esa época.

Creía que con querer algo y trabajar duro lo lograría. Como dije, había sido muy ingenuo. 

Un día mi madre no llegaba de su trabajo y comencé a impacientarme. Salí a buscarla mientras la llamaba repetidas veces a su teléfono celular. Varias cuadras abajo un tumulto de personas se apelotonaban en la esquina. Doblé por aquella esquina ignorándolos cuando una de las vecinas pareció darse cuenta de que estaba allí y me atajó con una mano.

-Jihoon.. tu madre... - continuaba llorando y yo seguía sin entender de que diablos hablaba hasta que lo vi. Mi madre había sido atropellada. La calle estaba totalmente manchada rodeándola en un charco de sangre tan grande que me quedé petrificado. Su mirada estaba vacía, como la de una muñeca sin vida. Ninguna expresión en su hermoso rostro.


-Jihoon ¿Estás escuchandome?

-Eh?

Resopló incómodo antes de sentarse a mi lado con cara de preocupación.

-¿En qué piensas?

-Uhm... ¿Crees que haya algo interesante en Netflix?

Enarcó una ceja antes de acariciarme el cabello con cariño. Encendí el televisor y nos quedamos allí mirando una serie.

Por la mañana se excusó diciendo que tenia que ver a Joshua y debía trabajar. Por supuesto, yo también tenía que trabajar así que luego de tomar un sorbo de café cada cual salió a seguir cumpliendo con sus obligaciones.

-Deja de besarme la cabeza, no soy un niño Hannie- Mi cara de fastidio no disipaba el terrible tono rojo de mis orejas -¿Qué pensará la gente?

-Sabes lo poco que me importa eso. Te quiero tontito, ahora ve al trabajo. Fighting!- 

Pide un deseo (Jicheol)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora