Enzo había crecido. Llevaba dos años en la ESO y las asignaturas no le iban precisamente mal. Tuvo suerte y asistía a clase junto a sus dos mejores amigos. Como tenía mucho mundo interior le gustaba sentarse en los pupitres más cercanos a las ventanas del aula. Disfrutaba mirar a través de ellas, imaginándose fuera junto a la brisa y el sol. Pero ese día no había pájaros surcando el aire y el color del cielo estaba dominado por el de las nubes. Eso puso triste a Enzo.
-Psss. ¡Hey! Enzo! -Marc intentó llamar su atención con pequeñas señales acústicas, pero Enzo estaba tan ensimismado que era difícil sacarle del su mundo interior.
Su amigo rubio cogió parte de la hoja donde estaba tomando apuntes, anotó algo en ella, la arrugo hasta conseguir algo parecido a una esfera y se la tiró a la cabeza de su despistado compañero.
-Enzo! ¡Lee la nota! - Dijo Marc apuntando al papel que acababa de tirarle mientras, confuso, Enzo giraba la cabeza.
La letra de Marc era muy extraña y a veces difícil de leer. Muchos en clase le tenían por egipcio ya que su caligráfica era tomada por algunos como jeroglíficos.
-Qué haces este finde?
Enzo agarró el bolígrafo, escribió su respuesta y después de hacer otra vez una bola con la hoja medio rota de apuntes se la pasó a su amigo.
-Nada. ¿Por?
-Genial! Hay un festival en la plaza de las fuentes. ¡Habrá alcohol!
-Yo nunca lo he probado, solo tengo catorce años...
-Yo tampoco, pero seguro que nos lo pasamos bien todos. ¡Solo faltas tú!
-Vale, hablaré con mis padres. Pero del alcohol ni una palabra a nadie.
Marc al leer el último mensaje le levantó el pulgar y le sacó una sonrisa desde su asiento a Enzo.
Esa misma tarde el hablo con sus padres sin contarles nada de que habría alcohol. Su madre algo reacia y preocupada dijo que tuviera cuidado y su padre, muy serio le aconsejó que no tomará nada.
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Llegó el día del festival y Enzo estaba lavándose los dientes antes de salir a la calle para ir con sus dos amigos a donde habría el escenario y un montón de gente escuchando música mientras bailaban y reían entre ellos. Se avecinaba una buena fiesta. Era la primera vez que Enzo salía de noche y mucho menos para ir a un festival. Estaba nervioso y a la vez emocionado por dentro, pero no lo parecía exteriormente. Él siempre había sido un chico muy reservado. Aun siendo así, llevaba puesta una sonrisa que le recorría de mejilla a mejilla.
El timbre sonó y Enzo se despidió rápidamente de sus padres con un beso a cada uno. Bajó las escaleras con mucha velocidad. No había tiempo de esperar al ascensor. Al llegar al portal vio a sus dos fieles amigos en la puerta. Sonriéndole y esperando a que llegara.
-Preparado para la noche? - Dijo Marc nada más que Enzo abriese la puerta de su portal.
-No me veis? - Dijo con tono irónico el chico de cabello escuro.
-Claro que lo vemos. ¡Nunca te hemos visto tan animado como ahora! -Comento sorprendido Eric. -Venga vamos tirando a la plaza de las fuentes que ya han empezado los conciertos.
-Y el alcohol? -Dijo tímidamente Enzo.
Eric abalanzo su dedo inicial a sus labios dándole a entender a Enzo que no lo gritará tan fuerte. Luego, con el mismo dedo, señaló a su amigo de la izquierda. Entonces, Marc saco de dentro de su chaqueta una botellita de agua sin etiqueta llena de lo que parecía ser agua.
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Perdido en su mente
RomanceEsta novela corta relata cómo vivió Enzo su relación de amor a lo largo de los años. Es un viaje solo de ida, a través de la vida de un joven, que se enamora locamente de una chica. En este libro sentirás y revivirás lo que sintió y vivió un Enzo en...