CAPÍTULO 4

52 3 0
                                    

Después de unos cuantos minutos, el camino desembocó a un pequeño pueblo, a simple vista se podría decir que estaba abandonado, sino fuera por las pequeñas luces que se comenzaron a encender una vez el primer auto entró en él.

La lluvia aún no cesaba. Por ahora mi mente y mi cuerpo se encontraban más calmados que hace unos momentos, pero todavía tenía esa extraña sensación, que no me dejaba calmar por completo, ese presentimiento que me decía que algo no andaba bien y que a medida que íbamos avanzando nos acercábamos a algo que no traía nada bueno.

Observe con detenimiento a mí alrededor, bueno lo que la lluvia me permitía ver a través del ventanal, eran unas casas bastante antiguas, las personas que habitaban allí se ocultaban detrás de la cortinas para observar la caravana de autos que se adentraba más y más en ese pueblo misterioso. Hubiera querido detallar la mirada en sus rostros pero era imposible.

La Van todavía conservaba su marcha lenta debido al camino pedregoso, cuando llegamos a lo que se presumía era la mitad del pueblo, pues en ella se instalaba un enorme arco, como los que hay en las entradas de los templos, completamente rojo con una cantidad de pergaminos en sus bases, lo que me causó cierta impresión.

En el instante que lo cruzamos mi corazón se desboco, sus latidos eran tan fuertes, que sentía que se me iba a salir de mi pecho, un escalofrío recorrió mi espalda, pude sentir como mis pies se congelaron, cada vello en mí se erizó, mis manos comenzaron a sudar frío, mi cabeza dio vueltas, la vista se me nublo y mi estómago nuevamente  se revolcó haciendo que la náusea fuera más fuerte y llegara hasta mi garganta. Lleve rápidamente mi mano a mi boca para impedir que saliera lo que fuera a salir, a pesar de que mi estómago estaba vacío, fue inevitable mi reacción, lo que hizo que todos los demás prestaran su atención en mí.

—¡¿Uruha, estás bien?! —preguntó Ruki afanado y con cara de preocupación.

— ¡Estás pálido! —dijo Kai con la misma preocupación de Ruki y poniendo una mano en mi rodilla.

— ¡Kou-San deténgase, Uru no se siente bien! —exclamó Reita.

— ¡No!—pronuncie como puede.

— ¡¿Qué?! —pregunto Ruki extrañando.

—Estoy bien, no hay necesidad de detenerse —dije con un hilo de voz.

— ¿Seguro? —preguntó Kai.

— Sí, sí, estoy bien —contesté.

—Pues tu aspecto dice otra cosa —mencionó Ruki aún con preocupación.

—Ven —dijo Aoi, pasando suavemente su mano por mi frente, la otra la tenía en la suya—, pues fiebre no tienes, pero amigo estás sudando y frío —concluyó preocupado.

—Ten —dijo Reita pasándome una botella de agua.

La intente recibir pero mis reflejos fallaron y la deje caer, era como si toda mis fuerzas se hubieran desvanecido.

Kai la recogió, todavía con su expresión de preocupación más marcada que antes, destapo la botella y se la pasó a Ruki.

—Bebe un poco —acercó la botella a mis labios y como puede sorbí un poco de ese líquido.

— ¿Uruha cómo te sientes? —preguntó Kazuhito-San. En ese momento me percate que nos habíamos detenido, a pesar que había pedido que no fuera así.

—Un poco mareado —conteste al fin.

—Esperaremos un poco hasta que te recuperes.

—No, ya podemos seguir, estoy bien.

—Sí claro, cómo no, estás mal, descansa un poco —dijo Aoi

—Totalmente de acuerdo —mencionó Ruki dándome otro sorbo de agua.

Levante mi vista y vi la expresión de preocupación de mis amigos, eso me hizo sentir un poco triste, yo les estaba haciendo pasar un mal momento, baje mi mirada y dije:

—Lo siento chicos.

—No te preocupes, no tienes porqué disculparte, para eso estamos aquí —expresó Kai tomando una de mis manos y apretándola, esa calidez me hizo sentir tranquilo.

—Así es, estamos para ayudarte —dijo Reita con una sonrisa.

—Para cuidarte —completo Aoi pasando su mano por mi cabeza moviéndola de un lado al otro.

—Ya lo sabes, no te dejaremos solo —menciono Ruki con una ligera sonrisa y entregándome la botella, la cual esta vez sí fui capaz de sostener, después de tomar un gran trago dije:

—Gracias chicos, ya estoy bien —dedique una leve sonrisa a cada uno, ellos me la regresaron y retomaron nuevamente sus asientos.

Sentir a mis amigos así de cerca, en verdad me había hecho sentir mejor y olvidar por un momento esa extraña sensación, su energía me reconfortaba bastante, todo en mí se calmó, las náuseas, el mareo, el sudor, los latidos de mi corazón recuperaron su ritmo normal y el frío se extinguió, Ruki tenía su mano en mi espalda y la sobaba lentamente.

— ¿Ya te sientes mejor? —preguntó.

— ¿Todo ya está bien allá atrás? —interrogó Kazuhito-San.

—Sí — respondí para ambos—, ya podemos continuar.

—Bien, ya lo oíste Kou, continuemos.

— Sí señor —contestó Kou- San y emprendió nuevamente la marcha.

Aunque ya me sentía mejor, aún había algo que no desaparecía de mí, era ese presentimiento que me estaba acompañando desde que comenzamos el viaje a Sapporo, era algo que se desvanecía por momentos, pero no del todo y permanecería allí hasta algo que ocurriera, eso es a lo que temo.




Nota:

Bien mis queridos lectores, última entrega por hoy, más adelante continuare publicando las demás partes, espero que les esté gustando, estaré esperando sus preciosos comentarios ^_^

Por ahora les dejo muchos abrazos gigantes. :3

Atte.

AnArTeEz

AFUERA DEL CAMINO [Fic de the GazettE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora