CAPÍTULO 7

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Una vez terminamos el desayuno pasamos a una sala de estar, había unos muebles muy antiguos, casi todos los huéspedes estábamos allí en la pequeña sala, me senté en la orilla de uno de los sofás que había, enfrente de este se ubicaba una pequeña mesa de centro, en ella había una serie de revistas y periódicos del lugar, a simple vista se veían bastante antiguos, Ruki y Reita se sentaron a mi lado hacia la parte izquierda, Ruki tomó una de las revistas y comenzó a ojearla, Reita por su parte sacó el manga que estaba leyendo y continuó con su lectura. Aoi se ubicó en un asiento que estaba en diagonal al sofá, tomó su celular posiblemente para retomar la conversación que había dejado la noche anterior. En cambio Kai se dirigió hacia la silla donde se hallaba la mujer joven con su bebé, éste no había parado de llorar desde que entramos en la sala, era un llanto imparable y bastante sonoro.

—¿Qué le sucede al bebé? —preguntó Kai a la mujer.

—No lo sé, desde que llegamos aquí ha estado muy inquieto, he intentado calmarlo pero parece imposible, ya clama Tama-Chan —susurro la chica al oído del bebé.

—¿Cómo es su nombre?

—¿El mío? Me llamo, Izumi y mi bebé Tamaki —respondió ella con una ligera sonrisa.

—Un gusto, mi nombre es Kai, bueno así me hago llamar —sonrió, ella correspondió su sonrisa, pero de inmediato fue interrumpida por Tamaki, que siguió llorando con más fuerza.

—¿Me permites? —dijo Kai.

—Eh… —ella bajó su mirada—. A veces no le gusta que lo carguen otras personas.

—No te preocupes, sólo lo intentare calmar, no es bueno que los bebés lloren tanto —volvió a sonreír—. Sí no funciona me alejare.

—De acuerdo si crees que esto funcionará, intentémoslo —suavemente deslizó a Tama-Chan a los fuertes brazos de Kai.

—Hola, Tama-chan, soy Kai, ¿Qué te pasa, algo te duele? —interrogaba al bebé como si este le fuera a contestar en un fluido lenguaje.

Por un momento Tamaki cesó su llanto y observó detenidamente a Kai, con sus grandes ojos llorosos, pero al instante volvió a comenzar a llorar.

Kai se levantó de la silla donde se había sentado para recibir al bebé y comenzó a arrullarlo y a tararear una canción, al comienzo creí que era shiroki yuutsu, pero después supe que Kai tarareaba una canción diferente. A los pocos segundos Tamaki había cesado su llanto y había comenzado a jugar con el collar de Kai y estaba totalmente tranquilo. La madre estaba sorprendida.

—¿Cómo lo hiciste, llevo mucho tiempo intentándolo calmar y tú lo haces en cuestión de minutos? —hizo un sonrisa forzada y prosiguió—  Supongo que eres bueno con los niños —enseguida soltó—. ¿Tienes hijos?

—Eh…No —respondió Kai un poco avergonzado pero sin dejar de sonreír y añadió—, pero si quisiera —su sonrisa se suavizó—,  en un futuro tal vez —y observó a Tamaki con dulzura.

Baje mi vista y suspiré, supongo que la banda no es el único sueño de Kai, hundido en mis pensamientos estaba cuando sentí que alguien jalaba de la manga de mi camisa.

—Señor, ¿usted también la ha visto? —preguntó una suave voz infantil.

—¿Ah? —volví mi mirada para averiguar quién era. Me sorprendí al ver que eran los mellizos que iban con la señora de la camioneta blanca.

—¿Usted también la ha visto, cierto? —interrogó de nuevo la niña.

—¿A quién? —solté finalmente.

—A ella —afirmó el niño—, a la chica de los cabellos de fuego.

—A la que se la pasa con ella —completo la niña, señalando con el dedo el gran ventanal del hotel, que daba hacia la parte trasera del mismo.

Abrí mis ojos como platos al ver a la chica de la noche anterior, la que al parecer lanzaba algo hacia el hotel, esta vez la pude detallar perfectamente no era muy alta, de contextura normal, su cabello era castaño y largo lo llevaba atado en una cola de caballo, sus ropas eran totalmente negras y llevaba unas botas no muy altas, eran más de un estilo militar, al igual que sus ropas. Pero mi sorpresa fue más grande al ver que al lado de ella se hallaba la chica de cabello rojo. Me tense, un escalofrío recorrió mi cuerpo, quede pasmado, hasta que nuevamente jalaron de mi camisa.

—¿La ve, no es cierto? —preguntaron al tiempo los menores, con dificultad asentí.

—Ella, dice que debemos salir de aquí —prosiguió la niña sin inmutarse.

—Ella, la del cabello castaño dice que si queremos vivir, debemos salir de aquí antes de que él nos lleve —concluyó el niño con la misma tranquilidad que su hermana.

Por mi cabeza pasaron infinidad de cosas, pero sobre todo, cómo era posible que esos niños me hablaran con tanta tranquilidad, de esa chica pelirroja que la noche anterior nos había asustado a Aoi y a mí, ¿acaso éramos unos cobardes? Me sentí como un idiota hasta que…

—Rin, Ren, con que aquí estaban, no les he dicho que no salgan sin avisar, me tenían preocupada, ¿No estarían molestando al joven? —interrogó la madre de los menores. Esta era una mujer alta y gruesa, de cabello alborotado y negro azabache, su expresión daba miedo, se veía que era la máxima autoridad; sus hijos eran muy parecidos a ella solo que no tan fornidos como su madre, ambos tenían el cabello negro, pero más lacio que su progenitora, ambos de piel blanca, sus mejillas sonrosadas y sus ojos oscuros y profundos, tenían una expresión misteriosa.   

—No, mamá —respondieron al unísono—, solo le hablamos de las chicas de anoche, las que estaban bajo la lluvia —culminó el niño que respondía al nombre de Ren.

—Otra vez con lo mismo, dejen de inventar cosas.

—Pero es cierto mamá —repuso Rin—, la chica pelirroja está…

—Qué chica pelirroja ni que nada, ahora pídanle disculpas al joven y regresen a la habitación.

—Pero…

—Pero nada, ahora —interrumpió la mujer a su hijo con bastante autoridad.  

Ambos niños haciendo pucheros se inclinaron ante mí y se disculparon.

—Eh. ¡No! —me apresure a decir— Ellos no estaban haciendo nada malo, no se preocupe, no tienen por qué disculparse.

—Lo ves mamá —dijo Ren algo molesto.

—Bien, ya no importa, ahora regresen a la habitación —respondió la madre.

Antes de retirarse Rin dejó en mis manos disimuladamente un pequeño papel doblado, sin que la madre se percatara lo deslicé en mi bolsillo, enseguida ella se volvió a mí.

—Lo siento mucho, desde que llegamos aquí no han parado de decir cosas extrañas y sin sentido, están desesperados por irse, lamento si lo llegaron a molestar.

Negué con la cabeza y dije:

—No se preocupe, tal vez están inquietos, en un lugar así como este, cualquiera lo estaría.

—Sí, tiene razón, disculpe no me he presentado, mi nombre es Ayano —se inclinó levemente.

—Un gusto mi nombre es…—hice una pausa— Uruha, me puede decir Uruha.

—Bien Uruha-San, ahora si me disculpa —hizo una nueva reverencia y se retiró.

En ese instante Tamaki-Chan que llevaba buen rato en silencio, rompió a llorar nuevamente.





Nota:

Bien eso es todo por hoy, espero que les guste, no olviden comentar ^^

Nos leeremos en el siguiente cap , un abrazo gigante ^_^

AFUERA DEL CAMINO [Fic de the GazettE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora