CAPÍTULO 18

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Descendimos en silencio las escaleras, yo iba a unos cuantos pasos detrás de ella. Las escaleras desembocaban en un largo pasillo, el cual era iluminado por una luz mortecina. El rastro de sangre se hacía más intenso, era como si hubiesen arrastrado algo. Tragué saliva y sentí un horrible escalofrío. Tsubaki seguía avanzando parecía que nada la aterraba.

—Este lugar apesta —susurró— ¿hueles eso verdad?, huele como a animales en descomposición. Esto no me gusta nada —su rostro se tornó tan tenso que mi temor se agudizó más, tanto que no pude responder con más que un tembloroso sí.

—Debe ser muy duro para ti, ¿no? —dijo después de un largo rato de estar caminando por ese pasillo— Yo estoy acostumbrada a tratar con este tipo de situaciones, además de haber tenido un entrenamiento para ello. Pero tú, una celebridad que solo debe preocuparse por tocar, hacer música y verse bien en público, debe ser bastante complicado, ¿no? Si quieres puedes volver, no quisiera que por seguirme salgas lastimado y como te decía no quiero que mi hermana se sienta triste por ello.

—No puedo hacer eso —la interrumpí con un tono seco— así como tú tienes a alguien por quién preocuparte yo también.

—De acuerdo, veo tu tenacidad, pero entonces permanece cerca de mí.

—Vale —fue lo único que pude responder.

Continuamos avanzando, siguiendo aquel rastro hasta que llegamos a una especie de bodega. Pues en esta había una gran cantidad de contenedores de alimentos, pero estos se veían bastante deteriorados y llenos de polvo. Con cuidado me acerque a uno de ellos, retiré con mi mano la capa de polvo que cubría las letras en ellas se leía: «Atún enlatado, consérvese en un lugar libre de humedad. Consumir antes de 29 de junio de 2003» Me sorprendió la fecha de caducidad, pues el contenedor mostraba que nunca había sido abierto, mire los otros que se encontraban al lado, uno era de frutos secos y el otro al parecer de verduras deshidratadas, pero todos contaba con fecha de expiración de hace 10 años* o un poco más.

—Todo esto ya expiró hace mucho y algunas de estas cosas están descompuestas —dijo Tsubaki.

—Quizá por eso es el mal olor de este lugar —contesté.

—Puede ser, pero hay un olor un poco más intenso aquí, a medida que avanzamos se hace más fuerte —hizo una breve pausa—. Prosigamos, creo que es la única forma de saber qué es lo que ocurre aquí y además saber dónde está el señor Yoshiro y dónde están tus amigos.

Asentí y seguimos. Ella estaba bastante seria, creo que su instinto le afirmaba cada vez más que su jefe, el señor Yoshiro, no estaba bien y eso provocaba que mi preocupación por los chicos aumentara aún más. Después de dejar los contenedores atrás nos encontramos con unas enormes calderas de las cuales se desprendían un calor intenso. Enfrente de estas habían unas puertas que al parecer llevaban a una habitación de la cual se veía una tenue luz acompañada por ruido de trastes, con Tsubaki cruzamos miradas y nos acercamos cautelosamente hasta las mismas.

Observamos por los opacos vidrios una enorme cocina, sin embargo lo que había en su interior nos hizo desprendernos de inmediato de los cristales y arrastrarnos hasta las paredes aledañas a las puertas. Mi corazón latía con violencia, sí lo que había visto hacía unos instantes en el recibidor del hotel me había parecido descabellado, lo que acababa de ver lo era todavía más.

En esa cocina los que trabajaban haciendo la comida no eran cocineros normales, ni siquiera humanos, eran una especie de pequeños monstruos, lo más cercano que había visto en la vida real eran los dibujos en los libros infantiles de mitología japonesa. Estaba intentando procesar todo ello, pero no tenía explicación alguna. Por inercia agarré mi cabeza, la froté y me dije:

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⏰ Última actualización: Apr 14 ⏰

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AFUERA DEL CAMINO [Fic de the GazettE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora