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Aquella noche, cierto tricolor estaba en su habitación, sentado en el filo de su cama, aun tenia puesto su traje, con algunos botones desabrochados y sin la corbata que antes tenía. Miraba la única luz que le brindaba el celular, pues lo miraba fijamente y actualizaba cada que podía su bandeja de entrada para mensajes o si no entraba al dichoso "watsapp" viendo aquel contacto que tenia como "Mi Luz Amatista" [cofcofSpamdelsiguientefanficcofcof].

Bloqueo su celular y suspiró —¿Donde éstas? — pronuncio en un tenue hilo de voz para si mismo.

Estaba desesperado, desde que llego de su trabajo —Siempre me hago de la vista gorda…— volvió a decir, desbloqueo su celular ingresando su patrón y de nuevo fue a sus chat's y paro en donde estaban sus contactos con nombre de "Anzu" y "Mokuba".

Chasqueo su lengua y frunció su entrecejo, vaya que se sentía molesto con dichas personas.

Tiro su celular al piso y se tomo fuertemente de la cabeza.

Fui un tonto, aquel que se muere sin tu besos, aquí, esperando tu regreso y fui atrapado solo por seducción— Volvió a pronunciar con un hilo de voz, mientras amargas lágrimas salían de sus orbes carmín.

Y así pasaba cada noche, aquel tricolor de orbes carmín se estaba cansado de hacerse de "la vista gorda". Veía que su hikari siempre se iba antes de que él llegara y volvía a la mañana siguiente apestando a sexo, droga y alcohol. Realmente eso le molestaba a Yami, su pareja le estaba siendo infiel y eso era muy obvio pero su amor por aquel pequeño de hermosos orbes amatistas era demasiado grande para él.

Aquella tarde Yami planeo algo, tenía el día libre de trabajo pero su pareja de nombre Yugi, no lo sabía.

Al salir de la casa, Yugi cerró su casa con llave, miro a todos lados para percatarse de que nadie lo viera para donde iba o mejor dicho con quien iba. Pero no se percato que en cierta esquina un joven de tes nívea con orbes carmín lo miraba a lo lejos.

Yugi siguió con su destino y su pareja lo seguía de manera sigilosa.

Te buscaré Bandido— Hablo en un susurró el tricolor de tes nívea y siguiendo a su pareja.

Pasaron minutos hasta que Yugi ingreso a lo que era un bar, algo que estaba cerca de la casa que compartían Yami y Yugi. Yami se sorprendió, estaba tan cerca pero tan lejos de él…

Yugi se adentro algo que Yami no dudo en hacerlo también, claro sin ser visto por el menor.

Yami vio que su pequeño "hikari" se acercaba a un chico azabache de cabellera corta y con una chica de cabellera castaña y besaba a ambos sin importarle quienes lo vieran y que opinaran.

Yami al ver eso, su corazón,  se comprimió. Estaba realmente dolido pero… no fue su culpa enamorarse de aquel chico con tan bellos orbes amatistas, no fue su culpa que aquel hermoso chico no lo amará, si no todo lo contrario, lo odiaba con todo su ser.

Era una relación "Amor-odio", amor por parte de Yami y odio por parte de Yugi. Ya que su compromiso en si era arreglado, la primera vez al tricolor de tes nívea se negaba profundamente como el menor pero era algo ya decidido por sus padres y no había marcha atrás.

Continuando con nuestro tricolor de orbes carmín, fue a la barra y pidió un trago para enseguida ver a su pareja. Vio que la castaña le estaba bailando de una manera eróticas y para darle la cereza aquel podrido pastel, el de cabellera azabache lo besaba con pasión y lujuria.

Yami chasqueo su lengua, sus sospechas eran tan ciertas que moría por que aquella situación en la que estaba fuera una maldita pesadilla de la cual no podía despertar, torturándolo poco a poco.

Yugi, por su parte, no se sentía satisfecho, ya no le satisfacía que sus dos amantes, ya no llenaba ese no se que, que, que se yo…

Aparto al chico azabache que tenía de lado e hizo un ademán con la mano a la castaña para que parara.

—¿Que pasa Yug?— hablo canturreado el azabache, mientras se meneaba de un lado a otro a su lado.

—Para, Mokuba… hoy no…— dijo Yugi levantándose de su asiento y yendo a otro lado.

Ambos amantes del tricolor se miraron confundidos y se miraron.

—¿Que le pasa?— preguntó la castaña y el azabache simplemente se encogió de hombros, para verse y besarse con lujuria.

Yugi, fue hasta los baños, no se sentía bien a pesar de que ya había consumido su mercancía y las 6 copas de licor, y a pesar de todo eso, no se sentía con satisfacción.

Se lavo la cara varias veces para saber si es que se sentía mal físicamente o si iba a pescar alguna enfermedad.

Yami, apresurado fue hasta donde se había ido su pareja, sonrió de forma lasciva.

Yami se adentro al baño para ver que Yugi se lavaba el rostro. —"El hombre que se enamora es capaz de cualquier cosa"— pensó el mayor, tomo de la cintura al tricolor —Pagaras por mi amor— susurro en su oído haciendo estremecer al menor.

Yugi iba a golpear aquel sujeto que lo había impresionado pero al ver en el reflejo aquella cabellera tricolor y los brazos de tes nívea, abrió sus ojos a más no poder.

Yami comenzó a manosear al menor, metiendo ambas manos por debajo de su camiseta y comenzaba a jugetear con sus pequeños pero ya erectos pezones.

—m-mmmmh~— intento no gemir el de orbes amatistas y el mayor se enojo por tal acto, en verdad quería escuchar a su pareja, ya que al estar molesto, quería verlo de alguna manera insatisfecho.

Yami metió una de sus manos por debajo de los pantalones de Yugi.

—Tsk… ¡Ah!— gimió el menor.

Este acto hizo que la temperatura de ambos tricolores aumentara. —¡Ma-Maldito Sennen, n-no hagas es… Ah!— intentaba de manera inutil apartar a Yami de su cuerpo pero su cuerpo reaccionaba a cada acción que le daba su pareja que tanto odiaba.

—Te dije que pagarías por esto, Yugi— dijo en tono seductor el mayor en el oído de Yugi.

Este intentaba aferrarse al lavado, sus piernas comenzaron a temblar.

—Ah Yami— se rindió ante las caricias deliciosas que le proporcionaba y Yami al notar eso se aparto del menor.

—Esto es solo una prueba de mi venganza, pequeño hikari— dijo Yami dejando a un calenturiento Yugi tirado en el suelo.

—Te odio…—  pronuncio el menor siendo escuchado por el mayor pero aún así este se fue del lugar dejando a un excitado Yugi.

Yami se sentía mal, sabia que estaba haciendo mal pero eso no era bastante de lo que Yugi había hecho.

—Este loco no te puede olvidar pero sin duda te atrapare y pagaras por este amor pronunció con dolor y fue a su casa sin esperar a su pareja, ya sabia que a pesar de todo seguiría siendo lo mismo cada noche.


[No pos, culpo a mi inspiración que al final no se fue de vacaciones >:v)9 al parecer le gusta verme sufrir por crear más contenido (ಥ﹏ಥ) pero en fin, solo espero y les haya gustao y nos vemos en la otra jajaja bye bye]

BandidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora