Bandido

#9 (especial)

La musica sonaba lento, las parejas habían hecho un circulo, dando como protagonismo a la pareja de tricolores que seguía su paso, sin querer separarse.

-Y al final, ¿Me buscaste por mar y tierra?- susurró, guiando al menor en el baile.

-Te escuchas como un idiota diciendo eso- no quería aceptarlo, Yugi a pesar de todo seguía molesto.

-jamas cambias ¿Verdad?- habló tranquilo y con tono alegre, su hikari no había cambiado en nada.

-No, y te jodes...- comento molesto y mirando fijamente sus orbes carmín -Te extrañe idiota- susurró, sus lágrimas al final salieron de sus orbes, su voz se quebrantaba cada vez más.

Yami, sintió que era hora, la gran sorpresa tenia que llegar ya...

-¿Por lo menos sabes el porque hice todo esto?- preguntó, alzando una ceja.

-Por ser un pendejo, seguramente- volvió a susurrar con la voz entre cortada y las lágrimas recorriendo sus mejillas.

Yami paro aquel baile, y seco con sus propias manos aquel líquido salado que salían de los brillosos orbes amatistas.

Yami sonrió por aquel comentario, ya que en si tenía algo de razón su hikari. Lo tomo de ambas manos con suavidad y negó con la cabeza -No, lo hice por que quiero hacer las cosas bien, que sepas tus verdaderos sentimientos hacia mí y que al final estemos en buenos términos. No como antes que todo era arreglado y ninguno de los dos nos conocíamos... esta vez, quiero hacer todo correctamente. Por eso te envíe el divorcio, por eso desaparecí, por eso te deje... por hacerlo todo bien y empezar desde cero- se sincero, haciendo que Yugi tuviera unas inmensas ganas de llorar y pegarle a Yami, vamos Yugi no tenía idea de nada y ni siquiera sabía de su invitación al baile y que tramaba Yami en todo ese plan de novela dramática.

-¿Que no hubiera sido más fácil decirlo que hacerlo?- habló Yugi, secando las lágrimas que seguían recorriendo sus mejillas.

Yami dio una leve carcajada y acaricio con suavidad una de las mejillas de Yugi -No... por que si hubiera sido así, no hubiera planeado esto...- Yami, alzo la mano que acariciaba la mejilla de Yugi para tronar sus dedos y los presentes pararon todo, musica, baile, etc., para que dieran el completo protagonismo a la pareja de tricolores.

Yugi miro a todos lados, todos daban su completa atención a ellos, algo que hizo que Yugi se pusiera un tanto nervioso. -Ya-Yami, ¿Qu-Que...?- Yugi no pudo terminar, las puertas principales se abrieron, haciendo que el menor diera su completa atención a aquel lugar.

Se sorprendió al ver no sólo a los padres de Yami, si no, sus propios padres. Ellos estaban vestidos de una forma muy elegante, su madre portaba un vestido de corte sirena en color crema, su padre tenia un elegante traje negro con camisa blanca y en su pequeño bolsillo una rosa blanca (que de seguramente su madre lo había y obligado a portar para que combinara con su vestido), por otro lado, la madre de Yami portaba un vestido largo ajustado, con un escote en la espalda de color rojo carmín, haciendo resaltar sus orbes y su esposo un traje de color blanco, con camisa roja (que también, seguramente la madre de Yami lo había obligado a ponerse para que combinará con su vestido) y traía su saco blanco.

-Ma-Mamá, papá, señor y señora Halackti... ¿Qu-Qué hacen aquí? - preguntó un tanto nervioso, ¿Estaban enterado acaso? O ¿Tenía que actuar?

-Bueno hijo, antes que nada quiero que sepas que nosotros estamos ya enterados de su divorcio...- comenzó su madre.

-Al principio nos negamos a la petición de Yami en divorciarse de ti, querido...- continuó la madre de Yami.

-Pero cuando supimos sus intenciones... aceptamos que se divorciaran- volvió a hablar su mamá.

Yugi estaba un tanto sorprendido. ¿Qué tanto había hecho Yami cuando estaba desaparecido?

-Solo queríamos pedir disculpas, no solo a ti Yugi si no a mi hijo, también...- habló el padre de Yami, viendo a su hijo que le regalaba una suave sonrisa cálida.

-Ahora nos dimos cuenta que comprometerlos sin que ninguno de ustedes supiera del otro estuvo mal, hijo...- habló el padre de Yugi que mostraba un semblante de decepción hacia si mismo.

Yugi abrió sus ojos cual platos y miro a Yami, quien no desaparecía su suave y cálida sonrisa de sus labios.

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Hay que boneto, ahora si viene lo bueno :3

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