Luego de que subiéramos a nuestra habitación y nos ducháramos y cambiáramos de ropa, Nathan ha estado caminando en círculos durante aproximadamente una hora y media.
–Esto pasó, esto pasó, esto pasó… –se repite una y otra vez, revolviendo su cabello nerviosamente.
–Basta, Nathan. Abrirás un hoyo en el suelo –le digo, cansada de su comportamiento de bebé.
Una vez habíamos terminado, Nathan se comportó tranquilo, como si nada hubiera pasado. Y una vez la adrenalina del momento hubo acabado, los nervios han estado haciendo estragos con él.
–Es que no puedo creerlo… ¡asesiné a alguien! –Exclama, pero no lo suficientemente fuerte como para que alguien de afuera nos escuche.
–Que conste que no te obligué a nada –me dejo caer sobre la cama, sintiéndome momentáneamente demasiado cansada como para su remordimiento.
–¿Cómo es que estás tan tranquila? –pregunta, medio indignado–. Dejaste a la hija, hermana, novia, madre, ¿qué se yo?, de alguien, ¡sin vida! ¿No te pesa la conciencia?
–Nope.
Por un momento, mi propia frialdad me asombra. ¿Cuándo dejé de ser tan inocente como para no sentir nada de remordimiento ante mis actos? A pesar de que ella lo merecía.
–Deja de ser una nena, Nath. –Le pido–. Pensé que estabas listo para algo así. Si no te sentías así, ¿por qué lo hiciste? –me incorporo bruscamente.
–Por el simple hecho de que no quiero dejarte sola. No deja de darme… cosita –se estremece actuadamente.
Me bufo de él.
–No era necesario. Lo hice dos veces antes sin ti, ¿recuerdas? Jamás he necesitado ayuda de nadie. –El dolor en sus ojos ante mi frase hace que me muerda la lengua, arrepentida de lo que acabo de decir. No quería herirlo–. Nath, yo…
–No. No importa. Entiendo que has pasado tu vida sobrellevando todas estas cosas de tu cabeza por ti misma y no debe ser sencillo tener una gallina de cómplice. –Sonríe con lástima–. Lo siento. Debo calmarme.
–Por favor –le suplico.
Él se acerca a mí, toma mi rostro entre sus manos y planta un suave beso en mis labios, que envían electricidad por todo mi organismo.
–Iré a tomar otra ducha –susurra contra mi boca, sus labios rozando los míos con cada palabra–. No me tardo.
Cierra la puerta del baño tras sí y me dejo volver a caer sobre la cama.
No entiendo a este hombre. Por un momento, pensé que estaba igual de loco que yo, que no sentiría culpa por el asesinato de Nicole. Le vi tan seguro mientras pasaba el filo del cuchillo por el rostro de la chica, sin titubeos. Nada más que seguridad sobre lo que estaba haciendo.
¿Y ahora siente culpa?
Bien, tal vez conmigo es diferente. Él no pasó cada segundo de su vida en la secundaria llorando por cosas que Nicole y sus amigas le decían, ya que él estaba de su lado; pertenecían al mismo grupo social.
Supongo que su compunción viene del hecho que en la secundaria fueron muy unidos, y no debió de resultarle tan sencillo ver morir a sus manos a una de sus antiguas amigas. Por más que me quiera, comprendo que no le fue demasiado sencillo.
Me quedo mirando el techo demasiado tiempo. Escucho el agua cayendo en el baño. La inquietud de Nathan está haciendo que mi mente comience a maquinar de manera diferente. ¿Y si no debería hacer esto? ¿Qué daño le puedo estar haciendo a la familia de mis víctimas? ¿Tendrían alguien que se preocupara por ellos? ¿Algún tipo de estabilidad que les arrebaté?
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Revenge©.
Mystery / ThrillerJazz es una mujer exitosa, con una vida llena de logros impresionantes para sus escasos veintisiete años. Pero no toda la vida fue así. Durante su tiempo en la secundaria, su vida fue hecha un infierno. Con el paso de los años, Jazz se ha armado de...