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Ranpo iba acompañado-para evitar que volviera a perderse- por su compañero Kenji, iban hacia la dirección marcada por aquel sospechoso mapa; siguiéndola sin dudar, pues aunque no parecía, a él gran detective le importaba mucho el cómo se encontraba su amigo.

Por más extraño que pudiera parecer, el detective seguía ciegamente todas las instrucciones, como si de un perrito faldero, no podía hacer nada más. Aquel gran detective llego a un lugar que no conocía; Kenji preguntó a su acompañante el donde carajos se encontraban, a lo que Ranpo, con una voz más grave de lo habitual le respondió "En el lugar indicado". Ese lugar tenía como entrada un portón grandísimo, y que además se veía muy macizo como para romperlo, pero todo es posible.

-¡Kenji, derriba esa puerta!- el mencionado le respondió afirmativamente para luego hacer caso a la orden dada por el mayor.

Apenas habían abierto aquel misterioso portón y ambos quedaron sorprendidos; más que nada el joven detective, estaba frustrado, se podría decir que hasta angustiado.

En aquel lugar no había absolutamente nada, solo oscuridad.

No, Edgar no se encontraba ahí; le habían engañado nuevamente, y él, como un verdadero idiota había caído en la tonta trampa.

El gran detective se sintió sumamente estúpido. Se sentía como si fuera el ser más estúpido sobre la faz de la tierra.

-¡Oh maldición!- gritó en su desesperación, cayendo al piso-¡Maldita sea, maldita sea! Caí en la trampa... soy un verdadero estúpido ¡Un estúpido!- Kenji se acercó a su compañero, intento consolarlo, darle alientos, incluso le ofreció llevarlo a comprar dulces; pero nada hizo que el detective se consolara.

Kenji, al darse por vencido, tuvo que llevarse a un Ranpo totalmente angustiado cargándolo en su espalda hasta la Agencia, donde después explico a Fukuzawa lo sucedido; el regaño por parte de Fukuzawa hacia Ranpo no se hizo esperar, lo regañó por no haber avisado antes de su aventura, en pocas palabras, por no haber pedido permiso para hacerlo.

Fukuzawa, por último, se llevó al detective con él, para poder hacer que se calmase, consolarlo e incluso alagarlo para que se le pasara el mal rato. Más al detective nada se le puede olvidar.

(...)

-Vaya, vaya...- una voz alertó a Allan, quien aún desde hace varios días se encontraba en una oscura habitación; al menos debía agradecer que de vez en cuando le otorgaban comida y bebida.

-¿Sabes cuántos días han pasado ya, Edgar?- El hombre se acercó más a él- ¿Lo sabes?
-Ha-han pasado... unos ¿seis días?- El hombre se acercó nuevamente a él y le dio un fuerte golpe en la mejilla, haciendo que Poe sangrara ligeramente por la nariz.

-Has estado en lo correcto, ya pronto será una semana desde que envié la información a Ranpo... Tu príncipe ya no vendrá ¡Jajajaja! Te quedaste sola, princesa ¿Sabes que será de ti?- El hombre le sonrió sádicamente a su contrario; este solo podía mirarlo con odio y tristeza.

-Me mataras... ¿no es así?... Ranpo-san... Ranpo-san puede que, puede que él si venga a- con otro golpe le calló a Poe la boca.

-Te recomiendo dejar las esperanzas, tu príncipe no vendrá.- El jefe llamó a los mismos dos hombres de hace seis días-Ya saben que hacer chicos, este hombre es todo suyo... ¡Pueden hacer lo que quieran con él! He dado mi orden- El hombre se sentó en una silla, la cual Edgar por la oscuridad de la habitación jamás notó, y se puso a observar el espectáculo que sus subordinados darían.

-¡Como usted ordene jefe!- dijeron ambos al unísono y tomaron un látigo y unas uñas de gato que por ahí se encontraban respectivamente. Antes de que comenzaran a torturar a Edgar el jefe les advirtió:
-No se lo acaben muy rápido... tiene que durarnos unas horas, tu muerte por mentir y por la ingenuidad de Ranpo debe ser larga.

-¡Le he dicho que no le mentí!, Ranpo puede venir aún yo lo ¡Ahhh!- Un grito de dolor calló sus propias palabras. Uno de los hombres le había pegado un fuerte latigazo en la espalda.

-Y eso será solo el comienzo, tonta princesa.



Por alguna razon creo que escribi un poco menos de lo usual e.e

pd: #PrayforPoe

-Agnieska

Save me, Ranpo-sanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora