Advertencia: Este contenido no es apto para todo tipo de publico, puede que no sea muy explicito pero si esta un poco fuerte. Evita leerlo si es que eres un poco debil a tipos de temas como la tortura.
Estas advertido, lee bajo tu propio riesgo.
En una extraña parte de Yokohama que jamás conoció estaba el.
Edgar Allan Poe evitaba no gritar muy fuerte, pero las cuerdas vocales siempre lo traicionaban; era pues, difícil contenerse cuando con un látigo te dan varios azotes en la espalda y te arañan fuertemente las piernas ya casi desgarrándote la piel. De su boca sólo podían emitirse gritos de dolor desgarradores, de sus ojos brotaban lágrimas saladas que recorrían todo su rostro y de su cuerpo salía sangre en las zonas donde le dañaban.
El hombre, jefe de "The Dark Box", estaba sentado frente a él, le sonreía atroz y tenebrosamente, de vez en cuando reía de la misma manera del dolor ajeno. Todo esto pasaba por la simple razón de que Ranpo no sabía nada de él, ni él de Ranpo.
El cuerpo le ardía horrorosamente; los hombres cesaron un rato su trabajo para descansar, torturar a alguien era una tarea cansada. Edgar por su parte perdió el conocimiento por el cansancio y la significativa pérdida de sangre que había sufrido gracias a las heridas, que para su desgracia no era suficiente para matarlo. Por orden de su jefe, los dos hombres trataron de detener el flujo de sangre de las heridas de su víctima para evitar que muriese demasiado pronto.
Cuando por fin consiguieron detener el flujo de sangre, el jefe dio otra orden: en una mesa especial para tortura que estaba cerca, debían de poner a su víctima y amarrarlo de sus brazos y piernas, logrando así dejarlo inmóvil y cuando terminaran, tirarle agua fría para hacer que despierte de su desmayo; todo con la finalidad de que siguiera sufriendo; ellos siguieron sin objeción la orden. Cuando el agua fría cayó sobre Edgar, este despertó de golpe e intentando zafarse del amarre sin éxito, el jefe se le acercó hasta la altura del rostro y le escupió varias veces, solo por gusto.
-Basta de tontos juegos, es hora de la verdadera tortura- Dijo él-, es hora de hacer el submarino*. Ah, pero antes, traigan el ácido- uno de sus subordinados le entrego una pequeña botella con ácido en la mano; el jefe se acercó por segunda vez peligrosamente al rostro de Poe, abrió con un especulo los parpados de su ojo izquierdo, lastimándole un poco el mismo, lo mismo hizo con el ojo derecho -Dicen que si no lo vez, no te duele...- dijo, y después de una pequeña risa histérica, vertió parte del líquido dentro de su globo ocular izquierdo, y con rapidez, realizo el mismo movimiento con el derecho. En reacción Edgar intento cerrar los ojos con fuerza, grito hasta que sus cuerdas vocales de lo permitieron, se retorcía en aquella mesa como un gusano, pero no podía moverse mucho; todo lo que él hacía o intentaba hacer, era en vano.
Sus torturadores, aprovechando que Allan tenía la boca abierta, la abrieron aún más y la mantuvieron así, lastimándole un poco los labios y encías; vertieron una jarra completa de agua en él. Allan se ahogaba, tosía y tosía, intentaba escupir el agua, pero no podía; el jefe pronuncio a sus subordinados que el haría lo que sigue, Poe no lo podía ver, pero el jefe tomó una tabla y fuertemente golpeó el estómago de su víctima, haciendo que se ahogara aún más y escupiera un poco del agua que tenía almacenada. Repitieron el proceso en él varias veces más, haciendo que cada vez se ahogara más por sus intentos de gritos y por los golpes que recibía. La brutalidad a la que llegaron sus torturadores era tanta que incluso le llegaron a romper un par de costillas.
Como es de esperarse, el ser humano no resiste tal brutalidad; de un momento a otro, Edgar ya había dejado de forcejear, de gritar, de respirar...
Edgar ya había fallecido.
Eso poco les importo a los torturadores, el jefe rio con mucha fuerza, dio su última orden antes de regresar a su oficina.
-Bien... yo tengo otros asuntos. Lo que ustedes deben de hacer es cortarlo pedazo por pedazo, guarden las partes en algún lugar y les diré después que sigue.Los hombres cortaron cada parte del fallecido y las metieron en un congelador; mientras tanto, el jefe estando en su oficina, escribía una nueva carta para el súper detective.
(...)
Pocas horas tuvieron que pasar para que el jefe diera otra orden. Se reunió con los torturadores y pidió que en una caja de metal metieran los restos de Allan, para que luego el pusiera la carta que había escrito. Después tendrían que enviar el paquete por algún medio secreto hacia la Agencia y esperar la grandiosa expresión que pondría Ranpo al ver la sorpresa que le darían.El jefe estaba ansioso por ver los resultados. Su plan para ver al detective devastado, para que ya no dedujera jamás, por fin dio sus frutos, ¡Y de verdad que era grandioso!, No podía hacer algo que no fuera alagarse a sí mismo y reír desenfrenadamente. Era aterrador.
*El submario: es una tecnica de tortura que consiste en vertir agua sobre una victima, que debe de estar recostada boca arriba. El agua se vierte hasta que el estomago de la victima no pueda mas, y luego se le golpea en el estomago o en las costillas.
la historia ya va a acabar :w
-Agnieska
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Save me, Ranpo-san
Fiksi PenggemarEdogawa Ranpo, super detective de Yokohama, tiene un nuevo caso. Una organizacion extranjera llamada "The dark box" ha venido en busca de aquel detective, para hacerlo callar por entrometerse en sus asuntos, por descubrir sus planes. El lid...