Capitulo1: Días de invierno

42 1 0
                                    

Mi nueva apariencia no estaba tan mal, tenia el cabello castaño, ojos verdes, labios rosas, piel blanca, estaba delgado, a mi parecer no estaba tan mal.

Hoy es otro día, estoy a mitad del año escolar, tarde 6 meses en buscarla entre las chicas de mi grado, hoy empezare a buscar en las chicas de otros grados, espero no parecer tan acosador.

Me visto con unos jeans azules, una playera guinda algo ajustada y unos coverse. Me miro una última vez en el espero para asegurarme de que todo este en orden.

-¡Josep ya baja! El desayuno ya esta listo- era mi pequeña hermana, en mi otra vida era hijo único y vivía con papá, mi madre había muerto al darme a luz. Ahora mi nueva familia estaba conformada por mi nueva madre, un padre y una hermana pequeña muy cariñosa. -Anda Josep! Se nos hará tarde-

-ya escuche, enseguida bajo- Tome mi mochila, mi celular, mis audífonos, sin ellos no puedo vivir. 
Bajo las escaleras y dejo mi mochila en la sala para después dirijirme al comedor donde ya se encuentran sentados mi padre y mi pequeña hermana, mi madre llega a la mesa con un plato en las manos, me siento y empiezo a desayunar.

Estaba muy tranquilo hasta que vi el reloj que marcaba las 6:30, las clases iniciaban a las 7 y eran al menos 20 min de camino, no vivíamos muy lejos de la escuela pero el punto es que tenia menos de 10 minutos para comer, subir y lavarme los dientes. Comí tan rápido como pude, subí las escaleras, cepille mis dientes y baje, tome mi mochila para salir volando a la escuela.

Corría tan rápido como mis piernas me lo permitían, sentía el viento golpear mi cara, el aire frío entrando en mis pulmones, me encantaba correr así, rápido, sentirme libre.

Llegue justo a tiempo, entrando al salón sonó el timbre, caminé hasta el final de la ultima fila, junto a una gran ventana, me gustaba la vista.

Llegaron Lucas y Esteban sentandose el primero frente a mi y el segundo a un lado mio -Y ese milagro que llegaste temprano?- me decía Lucas, tiene los ojos marrones y las mejillas llenas de pecas, pestañas largas, era algo, tan sólo un par de centímetros más alto que yo, cabello oscuro y tés blanca -Nos haces quedar mal, nosotros también llegamos tarde pero si tu llegas mas tarde que nosotros no nos sentimos tan mal- me reprochaba Esteban era 5 cm más bajo que yo, era pelirojo aunque por el cabello casi a rapa y la luz del sol se aprecia color anaranjado.

Teníamos la clase de lengua extranjera todos los lunes a primer hora, además de que el profesor siempre llegaba 5 minutos tarde pero una vez llegaba no paraba de hablar, pero era muy fácil desviarlo del tema, aunque había días en el que solo llegaba, escribía en el Pizarron lo que debíamos hacer y se sentaba en su escritorio para dormir, otras sólo abría la puerta para decir que podíamos irnos.

Y justamente hoy decidió darnos la hora. Tomamos nuestras cosas y salimos al patio, era realmente tedioso volver a cursar la primaria, secundaria, volver a aprender lo que ya se.

Recupere mis memorias a los 8 años cuando decidí saltar de un árbol a una montaña de nieve, cuando salte y sentí ese vuelco en el estómago lo recordé todo, recordé quien había sido, aunque en ocaciones esos recuerdos no parecen nada más que efímeros sueños, lo que me hace dudar a veces.

Llegamos a una parte alejada de las canchas verdes para sentarnos bajo un gran árbol, mirábamos a las porristas animar al equipo, y a otras tantas chicas ver a los jugadores. Pero ninguna de esas chicas era ella. Todo el día miraba a las chicas en busca de pistas, señales que me dijeran que de ella se trataba.

Por alguna razón hoy me sentía mas desesperado que nunca, me sentía tan impotente, desde los 8 años había empezado a buscarla, llevaba 7 años haciendo esto, la busqué en toda la primaría, y ahora lo hacia en la secundaria, en 6 meses terminaré la secundaria.

-¿Por qué lloras Josep?- Esteban me miraba preocupado -¿Josep?- ahora era Lucas quien trataba de llamar mi atención, no lograba procesar nada, estaba llorando sin siquiera notarlo. Ambos se acercaron a consolarme -¿Qué pasa amigo? Puedes contar con nosotros- yo solo asentí para después limpiar mis lágrimas.
-Esta bien...les contare en la tarde, en mi casa- ellos asintieron y me dieron un par de palmadas en la espalda como muestra de apoyo.

Necesitaba ayuda para poder encontrar al amor de mi vida, haciendo esto yo solo no era muy eficiente, aunque yo era el único que podría saber si era ella o no, solo yo la conocía.

Te volveré a encontrarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora