Capitulo 7

612 19 4
                                    

Capitulo 7: ¿Te odio?
Una semana después del beso, mi vida era catastrófica. Y no me refiero a lo que pasaba alrededor de mí, sino a lo que pasaba en mi cabeza. Desde el beso le había estado dando vueltas al asunto de Diego, pero aún así no lograba captar porque Diego me atraía. No tenía lógica, ni siquiera tenía sentido.

En fin, la última semana del mes no fue diferente. Diego persiguiéndome y yo con estos sentimientos inexplicables.

-Hola, ¿qué contás, Tini?-me dijo Mechi esa mañana.

-Nada, lo usual.-respondí sin ningún ánimo.

-¿De nuevo lo de Diego?

Asentí.

-Oh, Martina, ya te lo he dicho un millón de veces. Diego es un chico que está acostumbrado a estar con un montón de chicas, estando con él sólo lograras que él consiga lo que quiere: hacerte otra de sus conquistas.-explicó Mercedes-Es mejor que te vayas alejando de él.

-Ya lo sé. Pero no lo puedo evitar.-hasta ahora no le había contado a Mercedes ni a nadie más acerca del beso, pero planeaba hacerlo pronto-Diego es un chico terrible...¿pero acaso puedo controlar mis sentimientos?

Mercedes se encogió de hombros.

Sonó el timbre, todos debíamos entrar de nuevo a clase. Me despedí de Mechi y me fui a mi clase.

-Hola.-me dijo Diego provocativamente.

-¿Qué querés, Diego?-le dije nada contenta.

-¿Por qué el mal humor?

-Porque debo ir a clase, quítate del camino.-lo tomé del hombro y lo hice a un lado.

-Bueno gruñona, yo sólo quería negociar contigo.-se encogió de hombros.

-¿"Negociar"? ¿Qué querrías negociar conmigo?-le cuestioné.

-Iba a pedirte un favor.-contestó.

Simulé una sonrisa.

-¿Y por qué yo te haría un favor?

-A cambio de que yo no diga nada, claro.-expresó con claridad.

-¿Decir nada de qué?-no entendía nada.

-De nuestra pequeña aventura en la cancha...

Suspiré con cansancio.

-¡No serías capaz!-exclamé.

-Oh, yo soy capaz de todo.-me dijo tocándome la nariz de forma insolente.

-Sos un idiota, un grandísimo idiota.

-Y aún así te traigo loca.

-¿Qué favor querés?-dije angustiada, sabía que Diego era capaz de cualquier cosa para conseguir lo que quiere.

-Necesito que vayas a la oficina del director y finjas un problema.-me ordenó.

-¿Qué? No comprendo.

-Necesito que lo distraigas así yo pueda salir de la escuela sin que se de cuenta...-susurró.

-¿Estás diciendo que...querés fugarte?-no le daba crédito a mis oídos, ¿en serio me haría hacerlo?

-Sí. Necesito salir de aquí, habrá un examen sorpresa y no tengo ánimos de reprobar, así que será más simple escaparme.-Diego lo decía con tanta naturalidad que era increíble.

-Pero eso está mal...

-Ya lo sé, por eso necesito que distraigas al director.

-Ni hablar. Prefiero que todos se enteren de lo que pasó entre nosotros a que me castiguen para siempre.-afirmé.

-¿En serio?-dijo con curiosidad-¿Entonces no te importa si le llamo a tus padres y les digo lo que sucedió?

Diego era un imbécil. Era capaz de hacer CUALQUIER cosa.

-¿Entonces...-dijo Diego esperando mi respuesta.

-Lo haré.-tuve que aceptar-Pero por favor, JAMÁS cuentes lo que pasó.

-¿Qué? ¿Te avergüenza decir que estás muerta por mí?-dijo insolente.

-Estás loco.

-Martina, la verdad eres muy valiente en negar lo que te pasa conmigo. Ambos sabemos que sientes algo por mi, ¿por qué negarlo?

Me fui de ahí de inmediato. No soportaba la insolencia de Diego. Ni su idiotez, ni su promiscuidad, ni la manera en la que todo el tiempo hallaba un modo de hacerme sonrojar.

"Te odio, Domínguez." repetí varias veces en mi cabeza.

Novela Dietini: Un romance prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora