Capitulo 11

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C. 11: Este imbécil también te desea, y mucho.
Me alejé rápidamente de ahí, para dirigirme a almorzar con mis amigas. Me avergonzaba mucho la conversación que acababa de tener con Diego, pues armé un escándalo por ningún motivo, cada vez me humillaba más y más con este chico.

Cuando llegué con las chicas, todas lucían desconcertadas por mi ausencia.

-¡Tini, llegaste!-exclamó Cande cuando me vio.

-Nena, ¿dónde te habías metido?-intervino Lodo-Te mandé cuatro mensajes y no contestaste.

-Sí, disculpen, había tirado mi teléfono por accidente.-me senté junto a Alba nerviosamente, recordando la escenita que le había hecho a Diego.

-Y bueno, sólo falta una semana más.-suspiró Mercedes con una sonrisa en el rostro.

-No saben cuanto espero este día cada año.-indicó Lodovica con emoción.

-¿Listas para tener la mejor fiesta de todas sus vidas?-exclamó Candelaria.

-Eh, chicas...¿de qué están hablando?-claramente yo no sabía que estaba ocurriendo.

-El próximo viernes es la Juerga del Año.-Alba se volvió hacia mí.

-¿La qué?-continué con la confusión.

-¿Nunca has escuchado de ella?-Cande lucía extrañada.

Meneé la cabeza.

-Tini, yo te explico.-irrumpió Mer-Todos los años los chicos de tercero arman un reventón inmenso en la casa de uno de ellos, toda la escuela asiste, todos terminan ebrios y acostándose con desconocidos, por eso la denominan 'Juerga del Año'.

-Vaya, jamás había escuchado de eso.-enarqué una ceja-Supongo que viví demasiado en mi pequeño mundo infantil que jamás me había dado cuenta de los fiestones que arman los chicos.

-Está bien, porque este año iremos todas juntas y la pasaremos en grande.-comentó la española de rulos.

Entonces vacilé. Sabía que mis padres jamás me darían permiso para ir a una fiesta donde servirían alcohol y en donde hubiera chicos en busca de sexo ocasional, pero no quería parecer una nena frente a mis amigas.

-Tengo tantas ganas de ir, aún no han decidido donde se realizará, pero estoy segura de que será grandioso.-manifestó la pelirroja castaña-El año pasado fue en la casa de Domínguez, ¿recuerdan?

-Sí, utilizo la mansión de sus padres, antes de que lo echaran por ser un fracasado, por supuesto.-rió la italiana.

Al escuchar el nombre de Diego, recordé lo que había dicho anteriormente de mí, y enseguida me puse mal. Tan mal que incluso me distraje completamente de la conversación que a las chicas les pareció extraño.

-¡Tini! ¿Estás bien?-manifestó la rubia cuando finalmente reaccioné-Por un instante te quedaste absorta en tus pensamientos.

-¿Qué? Ah, sí, yo...-tenía que salir de ahí, necesitaba estar sola-Ahora vengo...

Recogí mis cosas y me dirigí a almorzar a cualquier otro sitio, no me importaba adónde, tan sólo quería aclarar mis pensamientos.

No sabía por qué me afectaba lo que un chico como Diego pensara sobre mí, pero lo hacía. Me molestaba ser tan sólo una chica simplona más para él, algo en mí deseaba ser considerada especial y no tan sólo otra de sus conquistas.

Y, nuevamente, las horas transcurrieron con velocidad, pues en lo que parecía un abrir y cerrar de ojos, el timbre anunciando que las clases habían finalizado sonó con un continuo estruendo.

Novela Dietini: Un romance prohibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora