Final (3/3)

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—¿Qué es esto? –cuestionó al ver la sala totalmente ordenada y con un regalo en el centro de la mesa pequeña.

No habían velas, no había una cena romántica en el centro y tampoco había flores por todos lados. Solo ellos... y claro, Calum espiándolos en la cocina.

El teñido tragó saliva y se preparó para decir el discurso que había preparado toda la semana.

—Luke Robert Hemmings. –comenzó. —Yo... cuando entre a esa tienda y te vi yo... –tartamudeaba. Oh, al demonio el discurso. Iba a ser sincero. Iba a ser él. —Bueno, sinceramente tenía un discurso preparado, pero odio decir tantas cursilerías así que, a la mierda. –Luke ladeó la cabeza sin saber qué pasaba. —Eres genial. Es impresionante saber que con nada, con solo tu sonrisa me enamoraste. Solo fuiste tú y caí. De verdad, caí tan fuerte. Nunca supe que haría tales cosas por una persona, porque siempre he pensado que eso es estúpido. Nunca pensé llegar a hacer esto, pero mírame. ¿Parezco un idiota? Apuesto a que si. –suspiró. —Te quiero como no te imaginas y quiero que estemos juntos. Quiero poderte besar sin esa excusa de ser novios oficialmente y crear bebés imaginarios, –lo miró con algo de perversión en sus ojos pero aún así siguió hablando. —sin pensar que necesito proponerte estar juntos. Quiero estar contigo, siempre contigo y te prometo –agarró ambas manos del rubio y lo miró directamente a los ojos. —Te prometo que jamás seré como esas personas que lo dicen pero no lo cumplen. Porque créeme, he estado con muchas de ellas. Estoy siendo honesto. Te quiero para mí. Quiero que sigamos siendo los mismo idiotas inmaduros que siempre. Que vayamos al cine y que las viejitas nos griten que nos callemos, que nos saquen por hacer tanto alboroto, que a pesar de todo: estemos. Y se que este discurso apesta pero... –mordió su labio inferior, agarró el pequeño regalo de la mesa y se lo entregó. —¿Quieres ser mi novio?

Luke tenía los ojos llorosos. Se había quedado sin palabras, era increíble como se notaba que Michael no era para nada romántico o cursi, pero la manera en la que le habló, siendo tan sincero y abierto con sus sentimientos le hizo sentir especial, único tal vez diría él. Tomó el regalo y se encontró con un disco de Green Day autografiado por los integrantes.

—¿Te acuerdas que me dijiste que te gustaba Green Day? Bueno, pues imaginé que te gustaría y no lo sé yo-

—Eres un idiota. –murmuró aún mirando el disco. —Y eres el mejor y te quiero tanto, y sí quiero ser tu novio. –saltó encima de él, con algo de dificultad, pero tratando de recrear esas escenas románticas que veía en las películas y lo besó.

Bueno, al menos ahora sí era un beso formal ¿no?

—Espera, ¿sabes lo que implica ser novio de Michael Clifford? ¡Te volverás loco! –exclamó con diversión.

—¿Y tú sabes lo que implica ser novio de Luke Hemmings? Oh, no saldrás vivo de esta. –lo imitó.

—Cállate y bésame, bailarina de ballet.

—Como usted ordene, sapo.

—¡Oye!

fin.

Tutú [muke]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora