El Hilo Rojo. [Twidash]

5. Es Tiempo De Seguir.

Twilight gruñó ante el molesto sonido del despertador, con pereza extendió su brazo para apagar el irritante ruido. Se levantó de la cama con una cara de pocos amigos.

- Aborrezco este día. - Murmuró abriendo un cajón, del que sacó dos frascos de pastillas. - Siento que se me va desprender la pierna. - Suspiro observando la fecha que marcaba el calendario.

Se llevó las manos al rostro, sin poder evitarlo unas lágrimas resbalaron por sus mejillas mientras sollozaba suavemente. Pasado algunos minutos, tomó el bastón para levantarse de su cama, con desánimo se adentro al baño para asearse y vestirse.

Ya estando lista, salió de la habitación, encontrándose con Starlight, quien se veía decaída. La peli azúl lanzó un suspiro, apretó los puños, comprendía a su amiga, pero una leve sonrisa se asomó en su rostro. Desde que Trixie entró en sus vidas, las cosas se pusieron un poco más animadas, incluso su amiga peli morada se le veía más feliz y menos decaída este día.

- Starlight, ¿estas lista para irnos? - Preguntó luego de un par se minutos en silencio.

- Si. - Respondió tamboreando la dedos en su bastón. - ¿Podmos hacer algunas paradas antes? Quiero comprar algunas cosas para llevar.

- Claro.

Ambas caminaron hasta la puerta, Twilight tomó las llaves del auto, cerro los ojos unos segundos, preparándose mentalmente para lo que estaban a punto de hacer. Asistió con la cabeza y abrió la puerta, ambas salieron de casa; ingresaron al auto y arrancaron hacia su destino.

Hicieron dos paradas, compraron flores y un paquete que Starlight negó a decir de que era. Siguieron su camino hasta llegar a un cementerio algo alegado de la cuidad; bajaron del auto y caminaron hacía una lápida. «Pinkie Pie.» Se podía leer en la inscripción.

Rainbow Dash estaba sentada en una banca, descansando luego de estar entrenado arduamente. Mientras tomaba agua observó de reojo como Soarin se acercaba a ella.

- Rainbow, ¿podemos hablar?

- ¿No lo estas haciendo ya? - Dijo de manera sarcástica. - Habla rápido, que no tengo todo el día.

El peli azúl se mostró molesto ante la actitud de la peli arcoiris. Se aclaró la garganta, tomó las manos de Rainbow y la miró con una sonrisa.

- Dash, quiero que volvamos. - Rainbow abrió los ojos por la sorpresa. - Nena, yo te amo, eres alguien muy especial para mi. - Le sonrió dulcemente, causando un sonrojo en ella. - Puede que no seas la mejor opción para mi, no eres femenina, ni bonita, mucho menos sexy.

Una vena salto en la frente de Rainbow, se soltó bruscamente del agarre del chico, mirándolo con odio.

- ¡Eres un imbécil machista! - Gritó levantándose de la banca. - ¿¡Porqué no mejor te largas y buscas a una chica femenina y me dejas en paz!?

- ¡Deja de ser tan irritante! - Vociferó Soarin encarando a la peli arcoiris. - ¡Nadie! Escuchame bien... ¡Nadie, absolutamente nadie pensaría lo contrario de ti! - Musitó señalando a la chica. - Incluso aquí en las instalaciones se habla de que tal vez tu seas hombre.

Rainbow apretó los puños tan fuerte, que empezaban a ponerse blancos. Esas palabras la atravesaron como flechas en su corazón, ¿acaso no entendían que no hace falta usar vestidos o maquillaje para ser femenina? Ella no era tonta, muchas veces escuchó como los demás integrantes del equipo hablaban y se burlaban de ella.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos, cuando un balón se estrelló en la cara del peli azúl que término en el suelo, quejándose de dolor. Justo después de eso, una alta joven peli blanca se acercó a ellos, sonriendo burlonamente.