La aventura de León Vs los Errores de guión

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 No. El título no hace referencia a un fanfic sobre un León jesuista que busca arreglar historias ajenas en una aventura mágica y reflexiva, en la que descubrirá que los errores que busca corregir en las obras de los demás siempre estuvieron en las de él; aunque claro, esta no es tan mala idea para un fanfic... ñe, tampoco es que sea material para un best-sellect.

¡Aquí Victorugo! Y bienvenidos a una nueva publicación. En esta oportunidad pienso hablar de un tema que iba a poner en la entrada anterior; pero como no tenía tanta relación lo dejé como un tema aparte. Y es, que si entendéis la referencia del título (no lo hareís, porque nunca subí ese fanfic), entonces ya sabrán de que va esta entrada. Pero para quienes no han pillado (o lo que es lo mismo, para quienes no seaís unos hackers que robaron archivos de mi computadora [si lo soís, conozco un tal León que necesito que le robes un documento...]), iniciaré con el siguiente punto: ¿Nunca han notado la mano de León en la historia?

Os contaré algo de lo que me di cuenta durante la relectura del primer libro. En cierto capítulo Winger está acostado en su cama, pensando en todo lo que ha ocurrido (los asesinos, el libro con la referencia "Potsol", las cosas raras que ha notado) y decide comentárselo a Jessio al día siguiente. ¿Por qué no se lo dice? Fácil, porque justo ese día dejó su capa durante uno de los entrenamientos, y como es muy cara no tiene de otra que ir a la academia, enterarse de la conspiración contra el rey, incendiarla, y bueno, ustedes ya sabrán el resto.

Hay otro momento muy similar durante el primer libro. Winger y compañía están contando su historia al lado de Mikán (el día en que todos se conocen), y justo cuando el mago de la capa roja piensa decir la referencia "Potsol" que está en su libro, por azares del destino entra el plasmido favorito de la prensa etérrateniense y distrae a los personajes; desde ahí, Winger de los Campos del Sur no mencionó más aquél libro. Empero, de haberlo hecho, la misión de Mikán hubiese sido más corta y toda la obra hubiera tomado un rumbo distinto.

Son estas pequeñas cosas, que a veces parecen favorecer al rumbo de la obra, las cuales muchas veces logran que el villano pase desapercibido (de ahí que esto iba en la entrada anterior). Un ejemplo de esto es cuando Harryson Wells (el paralítico en The Flash) estuvo a punto de pararse con el fin de matar a una abeja asesina; de haberlo hecho, hubiese quedado en claro que tiene supervelocidad (y que camina, claro está). Al final no lo hace, porque otro personaje aparece en escena para salvar el día.

He de decir que en el caso de Etérrano, no llego a ver ninguna de estas circunstancias como algo que favorezca al vilano. Es más, en realidad constantemente empujan a que la trama no les beneficie, cosa que no sé si decir si es mejor o peor (tal vez, dependiendo del caso, no sea algo ni bueno ni malo).

Pero creo que muchas veces es miedo del autor, y la insistencia que este tiene por forzar de algún modo la historia a que tome el camino que quiere en lugar del camino que debería seguir. En Mech-X4 ocurre esto:

Imaginaros que tenéis un robot gigante que solo tú puedes controlar porque alguien lo diseñó para ti (eres tecnopata, alguien capaz de controlar la tecnología). Y durante la primera batalla contra un monstruo, te enteras de que te falta un mecánico. ¿Qué haces? Te pongo estas dos opciones:

—El millonario filántropo, genio, famoso en la ciudad, que siempre está dispuesto a ayudar (y que creó teléfonos transparentes, videojuegos, hologramas, etc).

O, esperad, no decidan aún, que esta también es buena:

—Tu hermano, quien es mecánico de autos, con 6 en muchas de sus notas, y que a demás, aún no se gradúa de bachillerato.

Revista Cisne EtéreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora