La salud de los jóvenes y las redes sociales

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En principio, las redes sociales ofrecen grandes posibilidades de socialización. Sin embargo, para muchos jóvenes son también una fuente de problemas psicológicos: ansiedad, depresión, ciberacoso, pérdida de sueño, etc.

Los autores del informe de la Royal Society for Public Health (RSPH) han entrevistado a 1.500 jóvenes británicos, preguntándoles por la incidencia de cinco plataformas –Facebook, Twitter, YouTube, Instagram y Snapchat– en determinados aspectos de su salud psicológica y emocional. El informe arroja datos sumamente interesantes en los 9 de cada 10 jóvenes británicos que tiene perfil en una red social. El uso de las redes sociales puede tener un gran efecto en la formación de la personalidad de los jóvenes, pues canaliza la forma en que acceden al "mundo exterior", construyen sus relaciones, expresan sus opiniones o forman su autoestima.

Si bien es cierto que están documentadas algunas consecuencias positivas como el "apoyo emocional" ante situaciones difíciles que experimentan los usuarios de estas plataformas, o que encuentran en ellas un cauce para expresar sus opiniones y formar su personalidad, sin embargo en un balance general, los efectos son más perjudiciales que beneficiosos.

Investigaciones previas ya habían resaltado que el uso de redes sociales ha empeorado la autoestima de los jóvenes (fundamentalmente, por su imagen corporal), ha incrementado su ansiedad, ha favorecido el ciberacoso y les ha hecho perder sueño. Un fenómeno muy particular es lo que se conoce como FOMO (Fear of Missing out), algo así como "miedo a no estar al tanto", a perderse una conversación que todos los demás están manteniendo.

De las cinco redes estudiadas, YouTube es la única que obtiene un saldo favorable, aunque los jóvenes le dan una nota ligeramente negativa en aspectos como el ciberacoso o el FOMO. No obstante, el único "punto negro" significativo señalado por el estudio es el del sueño: es la plataforma que más tiempo de dormir les quita.

En cambio, las otras cuatro redes obtienen resultados por debajo de cero (Twitter, Facebook, Snapchat e Instagram, de mejor a peor), particularmente en aspectos como el sueño, la ansiedad, el FOMO o la depresión. También resulta llamativo que los jóvenes relacionen las cuatro con una mayor sensación de soledad, lo que contrasta con que al mismo tiempo señalen que también las cuatro favorecen el "sentido de comunidad". Quizás esta aparente contradicción no sea tal: puede que muchos menores sientan que en su vida digital están "solos en medio de la multitud". Otro efecto negativo de uso de las redes sociales se refiere a la comparación con las vidas "perfectas" (y falsas) de otras personas provoca un sentimiento de frustración y falta de autoestima en muchos jóvenes

La ansiedad que producen las redes sociales en los jóvenes tiene varias manifestaciones, que en parte depende de las características concretas de cada plataforma. Por ejemplo, es lógico que Instagram –la que peor nota global obtiene– sea especialmente dañina en cuanto a la autoestima ligada a la imagen física, y que afecte más a chicas adolescentes y veinteañeras.

Un fenómeno común mencionado por los entrevistados es la frustración que produce la comparación con las "vidas ideales" (y frecuentemente falsas) que otros jóvenes muestran en sus perfiles, y que provoca una espiral de "postureo" falso en los demás. La preocupación por quedar bien se puede volver asfixiante cuando cientos o miles de personas están observando.

El informe de la RSPH propone varias medidas que pueden ayudar a que los jóvenes salgan de esta trampa psicológica. Tres de ellas van dirigidas a las propias redes sociales: que hagan aparecer un aviso cuando los usuarios jóvenes lleven más de dos horas de uso en un solo día; que diseñen herramientas para identificar a los que puedan estar sufriendo problemas mentales y ofrecerles ayuda discretamente; y que señalen cuándo una fotografía está retocada (para evitar las comparaciones frustrantes).

El informe recomienda que las escuelas den a los menores una formación práctica pero profunda sobre los peligros de las redes sociales para su bienestar psicológico. Por último, los autores piden más investigación acerca de la relación entre vida digital y salud emocional.

Como padres de familia, se pueden establecer horarios y lugares "libres" de redes sociales. Especialmente aquellos momentos que favorecen la convivencia familiar o el cumplimiento de los deberes escolares.

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