402. El león y la rosa

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Desde que Bran ha comenzado a controlar al completo sus poderes como cambiapieles, se pasa la mayor parte del día dentro de Verano. Ni Jojen ni yo solemos decirle mucho al respecto, pero hoy, mientras Bran estaba de caza, Jojen me ha pedido que lo saque del lobo.

Bran se agita, asustado, cuando lo toco y llamo.

-¿Por qué me despiertas? -me pregunta con un deje enfadado.

-Hace horas que te fuiste -respondo preocupada.

Bran se incorpora boca abajo.

-Tenía hambre.

-Como todos -digo molesta.

-Estaba comiendo.

-Verano comía -puntualiza Jojen-. Tu cuerpo no puede vivir de lo que coma tu lobo.

Me giro casi ofendida a buscar un mendrugo de pan. Sé que no es mi culpa que no haya podido traer casi caza estos días, hace demasiado frio y la mayoría de los animales deben estar hibernando. Pero me siento culpable.

-Es peligroso pasar demasiado tiempo en la piel de Verano. 

Le ofrezco a Bran un poco del mendrugo, pero me lo quita entero con insistencia y egoísmo. Lo miro sin entender qué demonios le pasa y él empieza a comer con el ceño fruncido.

-No eres un lobo huargo, Bran -insiste mi hermano-. Aunque debe ser glorioso correr, saltar, cazar... ser completo. Sé que es tentador pero si pasas demasiado tiempo atrapado en Verano, olvidarás lo que es ser humano.

Una pena que no entiendo me recorre el estómago.

-Nos olvidarías, Bran -digo poniéndole una mano en la espalda-. Olvidarías a tu madre y a tu padre, olvidarías a tus hermanos y hermanas. Olvidarías Invernalia. Te olvidarías de ti. Y si te perdemos, lo perdemos todo -trago saliva al darme cuenta de lo último que he dicho, aunque nadie parece darle importancia.

Nuestro camino continúa unos minutos después y todo el grupo guardamos un silencio sepulcral. Verano se ha alejado corriendo y ha empezado a llamar nuestra atención. Se ha quedado parado frente a un árbol cuyas hojas rojas brillan con los últimos rayos de luz. Un arciano.

Mi hermano y yo nos miramos como preguntándole al otro cómo es posible que el lobo haya elegido ese árbol.

-Hodor, llévame al árbol -pide Bran.

El hombre obedece y levanta al Stark del carro, cargándolo en brazos hasta el árbol. Casi como un autoreflejo, sigo a Hodor, pero Jojen me para poniéndose delante. 

Hodor deja a Bran frente al arciano, y éste levanta la mano para tocar al árbol. Durante unos segundos, sus ojos se quedan el blanco. Contengo el aliento hasta que el Stark suelta el tronco y comienza a respirar agitadamente. Levanta la mirada y se dirige a mi hermano y a mí.

-Sé a dónde tenemos que ir.

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⏰ Última actualización: Jul 15, 2019 ⏰

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HE WAS NEVER MINE TO LOSE | ·Meera Reed x Bran Stark·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora