Oh! Sweet Nuthin'

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Sudados, pieles calientes y cuerpos pegados. Son dos, ellos dos. Son Harry y Louis con ojos perezosos, es la sonrisa de Harry y cómo Louis sonríe al verla, y son las tres de la tarde de un domingo y están en la habitación del mayor, quien con azules y cansados ojos propone dormir mientras se abraza al cuerpo por debajo de las sabanas, enlazándose con él. Es un rizado el que se sorprende de eso, y no sabe cómo responder y no puede pegar ojo.

Si, ellos se enredaron. En esa manera. Era algo que Harry esperaba, algo que deseaba. Pero no sabe cómo reaccionar a esto, a estar abrazando un cuerpo pequeño y acariciando el negro y teñido cabello del joven dormido, rayos de sol calentando apenas la habitación.
Porque definitivamente no pensaba en Louis como alguien que se fuese a quedar, y hay restos de culpa entre las sábanas, sudor, lubricante y semen y no puede ignorarlo, porque pensó que eso sería diferente. Lo pensó como un tocar y correr, un cuerpo que agregar a quienes había llevado a la cama.

Pero, irónicamente, esa es la cama de Louis Tomlinson. Y ha sido todo tan lento que no se ha dado cuenta de acabar allí, y luego de un rato se levanta para recoger y botar el preservativo y su envoltorio, y arregla sólo un poco el desastre, y finalmente toma su ropa y se dirige al baño.

"¿Harry? ¿Huiste de nuevo?" Pregunta un adormilado Louis cuando se topa al menor husmeando sus dibujos. Este levanta una ceja, una sonrisa algo borde se forma en sus labios.

"¿Huir?" Repite, irguiéndose. "Es gracioso que lo diga quien me dejó plantado la primera vez."

  "Uh, no estoy seguro de eso. Te espere afuera durante media hora, vi salir a todos, menos tú." Replica, dirigiéndose a la heladera.

"Cielo, estoy seguro de haber tardado menos de media hora en el baño." No quiere pelear. Aún así, sus brazos se cruzan en una postura defensiva. No sabe que está mal con él, no entiende de donde sale el enojo de 'no, Louis Tomlinson, tú no puedes ser tan bueno. No intentes engañarme'. "Estuve cinco minutos entre prostitutas de rodillas y salí del callejón, no se cuanto querías que te esperase. No soy así."

Está sintiendo la necesidad de defenderse de algo que él mismo comenzó. Está allí, parado, sin acercarse al hombre que toma agua de una botella, apoyado contra el marco de la puerta. Los ojos azules lucen tranquilos y los verdes están demasiado turbados, y todo estaba bien hace una hora.

"Harry" llama, consiguiendo que lo mire a los ojos. Se acerca, tendiéndole la botella. El rizado la toma con algo de recelo. "Dije afuera. En la puerta. Jamás pensé en llevarte al callejón. No quería que chuparas mi pene, Jesucristo. Quería conocerte."

La sangre está golpeando violentamente el rostro de Harry, y debería ser comprensible porque no está acostumbrado a eso. Está acostumbrado a gritos por la calle, insinuaciones sexuales de todo tipo y formas de ser rudas. Así que se esconde detrás de la botella, agua derramándose por su mentón.
Louis parece ser sabio, parece tener veinticinco años reales y tal vez más, haber vivido más. Porque al parecer percibe las cosas, y entiende lo que quiere decir. Sabe callar y qué decir, y Harry lo admira. Y se sienta, callado, en el sofá, llevando la vista a los dibujos que el rizado miraba.

"¿Te gustó alguno?" Pregunta, pidiendo la botella con un gesto. Es cuando Harry sigue sonrojado y su cuello se torna del mismo color que su rostro, que tímidamente sonríe y asiente. Louis da un sorbo y pregunta otra vez, voz cálida. "¿Cuál?"
Acomodando su cabello, el menor se sienta a su lado, arregla un poco su pantalón blanco para que no moleste. Comienza a pasar lentamente las hojas, entre sombríos tonos de rostros enojados, paisajes tristes y animales estrambóticos. Señala un tigre albino que se ve pacífico, una iglesia en ruinas y, finalmente, alguien a quien conoce a la perfección.
"Soy yo."

Andar por el lado salvaje |L.S.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora