Walk On The Wild Side

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Julio de 2010.

Algún punto de la ruta; entre Holmes Chapel y Macclesfield.



La situación probablemente apestaba, pero no iban a reconocerlo tan fácil. Hoy Alex conducía una furgoneta, violáceos aros bajo los cansados ojos; y podían decir que era su culpa por tener registro de conducir. Toda la banda iba a delegar la culpa, dentro del caluroso pseudo-camión.

Eran mediados de Julio y Harry había acabado el colegio. Mediados de Julio cuando, con ojos pintados, llegó a su casa una madrugada. Cuando sus padres alzaron el grito hasta más allá del cielo, enojados, espantados y ofendidos por el ser humano en que al parecer se había convertido.

Así que ahora utilizaba una rasuradora que compraron en una estación de servicio, eliminando todo rastro de vello de sus piernas, pequeñas cortadas rojas por inexperiencia. Tose concentrado e intenta ver entre el humo del lugar, Roy y Brad pasan el tiempo con cartas, cigarros colgando de ambas bocas.
Las cortinas rojas y el calor los desorientan, ya no están seguros de qué ciudad atraviesan. Pero las ruedas giran y giran sin tregua, alejándolos cada vez más de su vida. Alejándolos de sus casas, sus familias y amigos.


"No te preocupes, Mick, esto es un nuevo comienzo. Para todos" habían asegurado cuando el rizado llegó a casa de Alex, a quien podía considerar su protector. Los verdes ojos, turbios y enrojecidos, habían borrado todo rastro de maquillaje a base de lágrimas. Esa madrugada, ellos lo protegieron.


"Somos tus amigos, ¿si, Mick? Y creemos que eres genial siendo todo un anti héroe drag"


•••


Tiraba de cada pelo y había pequeños ruidos de dolor, iba depilando sus cejas, dejando forma perfecta y prolija.

"¿Quieres?" Ofrece Roy cuando está sentándose junto a él, cediéndole el cigarro medio consumido. "Pareces necesitarlo" explica, lanzando humo al hablar. Harry titubea, recordando eternos monólogos pro-vida sobre "por qué no fumar" que su madre ha repetido miles de veces desde que ha comenzado a cantar en bares y volver con olor a cigarros que ni siquiera son suyos, impregnado hasta la médula. No le toma más de medio minuto aceptarlo, la sangre hirviendo rápidamente en su interior, la sorna interna por saber que su familia no quiere eso.

"¿Y cómo se supone que hago esto?" Pregunta, ceja perfilada se alza interrogante, recibe una mala explicación en respuesta y se atraganta con el humo. Otra vez, lo mantiene en su boca y suelta, sin éxito. Brad ríe de fondo, acercándose para ayudar.



•••


Octubre de 2012.

La casa de alguien, Macclesfield.




Él no buscaba respeto, ni problemas. Vaya si no los buscaba, era solo un poco de diversión. Una fiesta de Halloween, como todos los años, excusa para lucir el disfraz más provocativo que pueda conseguir, y ver hasta donde llega la cordura masculina.

Nunca pensó en terminar con Alex. No, por lo menos, en esa situación. Mucho menos en el pequeño y caluroso baño de una casa que ninguno conocía, arrodillado frente a su entrepierna y codeándose con alguien más, quien estaba en la misma situación que él.

"Mamada doble" bromeó la chica, y si Harry hubiese estado unos tragos más sobrio, tal vez se hubiese sentido avergonzado. Pero no era Harry, de todos modos. No era Harry porque Alex se lo repetía cada vez que jalaba su cabello y follaba su boca, y lo llamaba de todas formas menos su nombre real. Primaba su apodo.
Y él se dejaba hacer, manos inexpertas quietas, apenas se movían cuando conseguía visualizar a la chica, intentando imitarla y palpar una respuesta positiva contra su paladar.

Andar por el lado salvaje |L.S.|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora