-Capítulo 9-

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Tres meses. Tres meses habían pasado desde ese día, ese día en que Fernando decidió sacarla de su vida y ella no podía lograrlo aunque ya no lo viera, aunque ya no estuviera con él, , lo tenía metido en su corazón.
Estaba sentada frente a un espejo con la mirada fija en él, pero no se estaba viendo realmente, estaba recordando, recordándolo a él, a Fernando. Como casi siempre lo hacía. Recordando todos los momentos que vivió con él comprendió que hay amores que sólo pueden vivir en tu corazón, no en tu vida...

-cinco minutos- su madre la sacó de su ensimismamiento. Faltaban cinco minutos para salir a cantar esa noche, se encontraba en Viña del Mar. Este día dejaría el alma en el escenario, siempre lo hacía, cantaba realmente con el corazón.

-Está bien- se levantó de su silla y salió de su camerino, se encontraba hermosa, la mayoría de los hombres que la veían se lo decían. La verdad es que a ella sólo le importaba que se lo dijera una persona, Fernando. Cuanto extrañaba que le dijera lo hermosa que se veía, él siempre lo hacía. Siempre hacía comentarios de ese tipo que lograban que se sonrojara. Decidió apartar los recuerdos para subir al escenario.

Comenzó a cantar, estaba muy feliz. Las personas gritaban su nombre y coreaban sus canciones. Eso la llenaba totalmente, tener el amor y la aceptación del público era algo que la hacía muy feliz.
Ya había cantado unas cuantas baladas. La siguiente canción era "Amor secreto". Por un momento imaginó que Fernando estaba ahí, viéndola, como esa vez que la había sorprendido al ir a su concierto. Aunque no fuera así, aunque no estuviera entre toda esa gente, cantó para él. Si, le dedico esa canción, al cantarla sólo pensó en Fernando y en el amor secreto que habían tenido.
Después siguió "Sobreviviré". En ese momento esa canción le caía como anillo al dedo, deseaba tener esa fuerza para seguir sobreviviendo sin él, por qué si, en realidad eso era lo que estaba haciendo desde el día en que se alejaron, sobrevivir, sólo sobrevivir. Y eso seguiría haciendo, con él o sin él como decía esa canción.
A la gente le gustó mucho, ella sentía las canciones, en lo más profundo del corazón, pero eso nadie lo sabría aunque a veces era evidente.
Después de algunas otras canciones comenzó a cantar con mariachi, ahora tenía que cantar "Llorar", esa si que describía perfectamente lo que le había pasado. Le había entregado su amor a Fernando y el día menos pensado la abandonó. Los primeros días si había llorado, demasiado, ahora le dolía cuando lo recordaba pero sólo eso, se había prometido no llorar más por él. No derramar una lágrima más por una persona a la que no le había importado romperle el corazón, a la que no le había importado llevarla al cielo y luego dejarla caer, a la que no le había importado en lo más mínimo lo que pudiera sentir.

          *   *   *   *   *         

Un mes había pasado de esa gran noche en Viña del Mar. Estaba pensando en que esa noche sería larga, había sido invitada a una reunión donde habría varios cantantes y artistas mexicanos, no tenía muchas ganas de asistir pero tenía que hacerlo. Ya había dicho que iría.
Salió de darse un baño y comenzó a ponerse el vestido que ya tenía sobre la cama, era negro pegado al cuerpo, le quedaba un poco más arriba de la rodilla, en conjunto con los zapatos de tacón negros que se pondría luciría muy elegante. Se echó un poco de aceite en el cabello y lo dejó suelto, sus rizos perfectos caían sobre su espalda. Por último se puso un collar y un brazalete, ambos con diamantes, se miro al espejo de cuerpo completo que tenía en su habitación y quedó satisfecha con su ropa, accesorios y peinado.

Al llegar al evento acompañada de su madre echó un rápido vistazo a los invitados, en ese momento lo vio, era él, Manuel Mijares. Al parecer ya se había percatado de su presencia y la observaba fijamente, ambos sonrieron.
Ella y su madre buscaron una mesa y se sentaron, después de algunos minutos de platicar con otros conocidos él se acercó a la mesa donde estaban.

-¿Puedo sentarme con ustedes?- observó a Lucero fijamente pero ella no dijo nada, los demás le dijeron que se sentara.

Manuel platicaba con otros invitados pero no dejaba de observarla, ella de vez en cuando volteaba a verlo pero desviaba la mirada rápidamente.
La verdad desde que habían grabado juntos la película "Escápate conmigo" le había parecido un hombre interesante, tenía algo que le llamaba la atención, tal ves su seguridad, se veía imponente. Dejo de pensar en eso y siguió concentrada en la plática ignorando la mirada de él sobre ella. Lo que menos quería en ese momento de su vida era una relación.
Llegó la hora de marcharse. Su madre y ella comenzaron a despedirse de todos. Por último se acercó a Manuel, éste le sonreía.

-Tengo que irme, un gusto poder verte de nuevo esta noche- dijo Lucero sonriéndole también.

-Lo mismo digo, espero pronto nos veamos de nuevo nena- le guiñó un ojo, ella en respuesta sólo sonrió dejándolo hipnotizado. Hace unos años no había pasado desapercibida para él la belleza de Lucero, pero tan sólo era una niña. Ahora que la veía de nuevo, todo era diferente, ya era toda una mujer y le parecía mucho más bella que la última vez que la había visto.
Le encantaría tener algo con ella. Sabía que no sería fácil pues prácticamente era la soltera más codiciada del medio. Su hermosura, su rostro angelical y ese aire de inocencia cautivaban a cualquier hombre. Tenía una gran lista de enamorados, en ese momento el se consideraba parte de esa lista.

*   *   *   *   *        

Lucero salió de su casa y ahí estaba Manuel esperándola, la había invitado a ir por un helado. Había aceptado porque él en realidad se lo pidió muchas veces y ella siempre sacaba una excusa, al final había dicho que sí pero sin muchas ganas.

-¿Te importa si dejo el auto estacionado aquí?- preguntó Manuel -La heladería está cerca y prefiero ir caminando, si así lo deseas también-

-No hay problema y sí, también prefiero ir caminando- se saludaron con un beso en la mejilla y comenzaron a caminar juntos.

-Así puedo disfrutar más tu compañía- la observó y le sonrió a lo que ella respondió de igual manera -Te ves hermosa-

-Gracias- se limitó a decir con una sonrisa. Aunque eran las mismas palabras que Fernando pronunciaba constantemente, no había llegado a sentir ni la mitad de lo que sentía cada vez que él le decía que estaba hermosa. Con Fernando le parecía tan tierno escucharlo salir de su boca. Con Manuel, se sentía incómoda al escucharlo.
Compraron unos helados y después fueron a sentarse en una banca del parque que se encontraba cerca de la casa de Lucero.

-Gracias por aceptar la invitación, después de tanto tiempo- dijo Manuel para romper el silencio y rió un poco.

-Perdón por no haber podido hacerlo antes- le dio otro sorbo a su helado.

-No te preocupes. Entiendo que eres una mujer muy ocupada- también le dio un sorbo a su helado -Me alegra mucho que hayamos coincidido de nuevo después de tantos años-

-A mi también- le regaló una sonrisa sincera que lo derritió por completo.

-¿Sabes? Siempre me has parecido muy bonita- tomó su mano derecha entre las suyas.

-Gracias Manuel, pero...- fue interrumpida por él.

-Me gustaría que nos conocieramos más y si es posible, intentar algo juntos, ya sabes, una relación- le sonrió mientras observaba sus lindos ojos.

-En verdad me halaga mucho que alguien esté interesado en mi, mucho más si es un hombre como tú. Pero en este momento yo no busco tener una relación, simplemente no es mi prioridad- logró sacar su mano de entre las de Manuel y se cruzó de brazos.

-En verdad te entiendo. Sólo quiero que sepas que haré lo que sea para conquistarte y ganarme tu corazón. Lo que sea nena- dijo decidido. Ella sólo sonrió forzadamente...

Un Lucero en mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora