Capítulo 3: Octavia

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De una manera u otra, he pasado la mayor parte de mi vida encerrada bajo el suelo. Desde que nací, mi única cama eran unos pocos metros debajo del suelo y un pequeño peluche medio roto. Esa era mi única compañía.

Ahora, sigo igual. Encerrada en un búnker bajo el suelo y el cual, depende de mí.

Pero yo nunca quise ese cargo, nunca pedí ser comandante. Lo único que quería es que Skaikru, Trikru, Azgeda y el resto de clanes sobrevivieran todos juntos como un único clan, Wonkru.

Pero me da fuerzas el hecho de saber que esto es lo que había querido Lincoln. Él fue el único desde el principio que decía que todos éramos un clan y que podíamos ser mejores.

Me obligo a mí misma a recordarme eso todos los días, para que no me fallen las fuerzas. También tengo grabadas en mi cabeza las últimas palabras que me dijo Bellamy antes de que se cortaran las comunicaciones para siempre.

"Estaré contando los días para volver a verte" le dije, y desde entonces no he roto mi promesa. En unas horas el búnker se abrirá y nos volveremos a encontrar.

Tuvo que separarnos el Praimfaya para poder decirle que le quería. Pero hoy mismo se lo podría decir en persona.

Sin embargo, no puedo olvidar todas las cosas que han pasado desde que el búnker se cerró. Ha habido muchas manifestaciones y enfrentamientos entre terrestres y arcadianos, en concreto una que jamás podré olvidar.

"2 años después del Praimfaya.

- No puedes castigar a los rebeldes en unas celdas sin agua y sin comida durante unos días, Octavia, con eso no basta - me dijo Indra.

- ¿Y qué quieres que haga?, ¿que les mate? Somos lo único que queda de la raza humana, sabes que no puedo hacer eso - sentía rabia e impotencia por la situación.

Me había costado tiempo entender que una muerte por venganza no resolvía los problemas. La Octavia de antes no hubiera dudado ni un segundo en matar ella misma a esos rebeldes. Pero ya no actuaba así, no podía ser así.

- Eres la comandante, Octavia - dijo Indra suspirando y apretando con su mano el pomo de su espada - en el Arca se mataba por mucho menos y también pensabais que erais los últimos supervivientes, ¿cuál es la diferencia?

- La diferencia, Indra, es que yo no soy Jaha - dije levantando la voz - y ahora las cosas se hacen a mi manera. Así que encerrarlos y dejarles sin comer. Iré yo misma a hablar con ellos en una hora.

Indra se quedó en silencio, dudando si decir algo más o callarse. Finalmente asintió con la cabeza.

- Sí, mi comandante.

Salió de la habitación y cerró la puerta. Me senté en la silla, junto al escritorio y cogí el informe. Cada cierto tiempo se debía hacer uno redactando la cantidad disponible de agua y comida, el estado de las máquinas y el número de rebeldes (si había).

Los rebeldes en su mayoría eran de Skaikru (seguía habiendo una minoría que no aceptaba compartir el búnker con los terrestres) pero no había más de 1 o 2 cada mes, lo cuales eran encerrados durante unos días y tras su liberación, no volvían a causar ningún problema.

Pero esta vez era diferente. El número de rebeldes había aumentado y parecía que no aprendían del castigo, porque eran los mismos rebeldes los que un mes después, volvían a actuar con nuevos aliados.

Sabía que tenía que emplear otro método de castigo porque las celdas parecían no bastar para modificar el comportamiento de los rebeldes, pero se negaba a aceptar la propuesta de Indra de matarlos delante de todos como ejemplo de lo que les pasaría a los siguientes que se manifestaran en contra de Wonkru.

Después del PraimfayaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora