Cuando entreabrió los ojos, los rayos del sol entraban por las cortinas. Las luces estaban apagadas y la habitación desconocida en la que se encontraba, estaba en la penumbra. Daryl podía alcanzar a identificar todo lo que había a su alrededor y tras echar un vistazo rápido supo que se encontraba en un hospital. Podía escuchar los zumbidos y pitidos que emitía todos y cada uno de los equipos médicos que le rodeaban.
Movió ligeramente su cuerpo, y todo él le dolía. Era como si le hubiese arrollado un camión. Paseó su vista por toda la habitación a oscuras observando un par de bultos en el sillón que había a su derecha. Entrecerró los ojos para reconocer a las personas que había sentada en él.
Carol estaba estirada en éste, con Sophia apoyada en su pecho profundamente dormida. Pensó, por un momento, que la mujer también dormitaba, pero cuando fijó su mirada en ella se percató que sus ojos estaban entornados, y que éstos le miraban.
-Hey, Pookie –Le saludó la mujer, mientras con cuidado de no despertar a Sophia, la apartó de su cuerpo y la dejó reposar contra el sillón. La mujer se levantó y se acercó al filo de la cama del hospital. Y cuando estuvo a su altura, centró sus ojos en los suyos. – ¿Cómo te encuentras? –preguntó suavemente.
-Hecho una auténtica mierda. –Lo cual era una realidad, pues le dolía el estómago, y su cabeza parecía darle vueltas. La mujer hizo una mueca, y llevó una mano hacia su cabello apartando sus cabellos de sus ojos pequeños.
La mujer sintió, que el nudo que había permanecido en su garganta durante esos dos días, se deshizo un poco. Sus miradas fueron tan intensas que su cuerpo se estremeció, y dejaron que éstas hablaran por ellos. Ella necesitaba decirle algo.
-Nos diste un buen susto... -dijo Carol, con una sonrisa triste, mostrando el miedo que había tenido todos estos días por la posibilidad de perderle para siempre.
No quería relatarle como había sido esas horas en las que al llegar a la casa quemada de Daryl, le había encontrado desangrado e inconsciente. Sophia estaba tremendamente angustiada por creer que había muerto. Había respirado un poco aliviada al escuchar que estaba vivo, pero ese alivio desapareció al saber que debía ser operado con urgencias para extraerle la bala que le obstruía el estómago. Hasta que no le había visto abrir los ojos, no se había quedado tranquila.
Daryl notó la voz preocupada y cansada de la mujer, y parpadeó. Cayó en la cuenta por el rostro cansado de Carol que apenas debía haber dormido en el tiempo que llevaba allí.
-¿Cuánto llevo aquí? –preguntó curioso.
-Un par de días. -Daryl levantó las cejas confuso por el paso del tiempo.
-¿Qué me han hecho?
-Te han operado y te han quitado la bala. –El arquero masculló para sí mismo. Repasó la mirada por la habitación y la centró en la pequeña quien estaba acurrucada en el incómodo sillón.
-¿Cómo está? –Preguntó mirando a Sophia. Carol se giró sobre si misma hacia su hija, girándose de nuevo hacia el arquero.
-Bien, ahora mejor, estaba muy conmocionada, pensó que estabas muerto... No ha querido separarse de ti en ningún momento. No quería perderte.
Daryl suspiró abrumado por las sensaciones que estaba sintiendo. Carol le observaba mientras recordaba todo lo que su hija le había relatado sobre lo sucedido en la casa. Sobre todo, todas y cada una de las frases que habían compartido antes de que desfalleciera.
-Ninguna de las dos podemos perderte. –Sonrió levemente mientras sus ojos se llenaron de lágrimas, abrumada por todos esos miedos que le habían acechado desde dos días atrás.
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El destino nos encontró (Caryl fanfic)
FanfictionSu encuentro les cambiará la vida... Cansada de los maltratos de su marido, Carol Peletier huye junto a su hija Sophia con la esperanza de encontrar una vida mejor. Sin embargo, los problemas surgen apenas unas horas después, cuando su coche se qued...