Capítulo II: Cambio drástico.

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Salí de mi casa, aún era de mañana e incluso aún era muy, pero muy temprano para ir a clases; pero ya no soportaba estar en ahí. Tomé bien mi mochila y caminé lentamente hacia el instituto; tal vez Yellow aún debe estar bañándose para salir, es siempre muy puntual.

Fui todo el camino con la mente en blanco, solo observaba a mí alrededor, pero no prestaba atención a mis pasos.

Grave error.

Al no estar pendiente de eso, terminé en una solitaria plaza algo alejada de mi punto actual; observé la hora en mi reloj de muñeca, notando lo retardada que iba hacia la escuela, ¿Cuánto tiempo me quedé caminando?

No me importó la respuesta y giré sobre mis talones, para volver al camino original. Pero ni siquiera pude avanzar más de dos pasos, ya que oí como me llamaban; me tense al momento de reconocer esas voces.

— No... —Murmuré con miedo, buscando a mí alrededor una salida.

— Pero si es a la personita que hemos estado buscando —Dice una voz masculina.

Me volteo y encaro a cinco personas, dos chicas y tres chicos; tragué en grueso al momento en que acorralaron, cortando todas mis salvaciones; había sido tan rápido, que no me había dado cuenta de nada.

— ¿P-por q-qué no e-están en c-clase? —Pregunté casi en un murmuro, dejando al flote mi latente miedo.

— Pues, ha eso veníamos; pero nos encontramos a cierta chica en camino —Respondió una de las chicas, tirando su bolso a un lado suyo.

Sentía demasiado miedo, ellos podían ser capaces de todo; y Yellow no estaba aquí para ayudarme. Mientras pensaba en una solución o que podía hacer para que los mismos golpes de siempre, no sean tan malos; sentí como alguien me quitaba bruscamente mi mochila, me volteo asustada hacia dónde provino el tirón, viendo como lanzaban mis cosas muy lejos de donde estábamos.

Luego sentí una fuerte punzada en mi estómago, provocando que cayera de rodillas, tapando la zona afectada, ya que había perdido mucho aire. Otro golpe más llegó a mis costillas; en las piernas; patadas; puñetazos en la mejilla, y entre otros tipos de heridas que no tengo ganas de mencionar.

— Pero que cabello tan sedoso tienes —Comentó la otra chica, tomando entre sus dedos mi largo cabello, luego de que los golpes hayan parado—, y de un color tan exótico.

Sus "halagos" comenzaron a darme pavor; pues, ya sabía que algo para nada bueno iba a ocurrir, y que algo malo le pase a mi cabello, me da terror; porque aunque odio le tengo, lo he cuidado todos estos años. La chica -el cual, nombre ni siquiera sé-, se acercó a una mochila negra, la abrió y de ella sacó unas tijeras de costureras. Abrí mis ojos como platos, y de inmediato, comencé a forzar el agarre, recibiendo como respuesta, un fuerte golpe en la parte superior de la cabeza, aturdiéndome de inmediato.

Observaba a mi alrededor con los ojos casi borrosos, todo parecía dar vueltas y mi cabeza dolía a horrores; lo siguiente que vi, fue como aquella chica caminaba hacia mí y seguidamente toma bruscamente un mecho de mi cabello, tanto, que echa mi cabeza hacia atrás, provocando otro dolor más en esa zona. Las voces me sonaban lejanas, y lo único que escuchaba era el ruido de la tijera cortar mi cabello sin simetría alguna; sentía pequeños mechones colearse dentro de mi camisa, dando una leve picazón por las puntas de los pelos. Dejé de dar muestra de forcejeo, porque ya no tenía sentido hacerlo, mi cabello ya estaba cortado, mi piel ya estaba lastimada y solo me queda resignarme a esto, ¿Qué más da?

Observé con sigilo los largos mechones tirados sin distribución algunos en el suelo, ya había dejado de escuchar las tijeras cortar, y el dolor de cabeza se había disipado un poco, por lo que dejé escapar otra lágrima más.

— Oh, pero si la niña quiere seguir llorando —Se burló uno de los chicos que me agarraba.

Yo solo observaba el suelo, acariciando entre mis dedos los gruesos mechones que estaban al alcance mío, mientras que varias lágrimas caían sobre ellos. Esperaba otro tipo de burla por parte de ellos e incluso un golpe, pero lo único que escuché fueron unos gemidos de dolor y un golpe en seco; levanto la mirada incógnita, ya que no había sentido ningún tipo de dolor o punzada. Pero mi sorpresa fue al ver a uno de los chicos tirado en el suelo, con su mano en su nariz, y saliendo de esta un delgado hilo de sangre, elevé mi mirada y la topa con unos serios ojos de color avellanas; era Yellow.

— Pero si llego la guarda-espalda de la llorona —Comentó un castaños, cruzando los brazos, observando a Yellow, quien apartó de un empujón a las otras personas que me sostenía aún en el suelo; para luego sentir los brazos de ella levantarme con delicadeza.

— Mejor vayámonos —Me susurró, sujetándome de los hombros, ya que mis piernas dolían demasiado como para caminar sola.

— Oh, ¿Ya te vas sin siquiera pelear? —Preguntó una de las chicas, aunque sonó más como un reto que pregunta.

— No me rebajaré a ser una peste como ustedes —Respondió seria, sin ni siquiera ver a los agresores.

Los observé por el rabillo de mi ojo derecho, se notaba la molestia en sus ojos, pero no hicieron nada. Yellow se separó un momento de mí, sintiéndome desprotegida por unos instantes; caminó hacia mi mochila, y la recogió, guardando las pocas cosas que se salieron; la recargó en su espalda y volvió a caminar hacia mí.

— ¿Cómo sabías que estaba ahí? —Pregunté en un murmuro, abrazando su brazo, mientras observaba el suelo; ya estábamos lejos de aquella vacía plaza.

— Mejor te explico en casa, ¿Si?

Y ahí me di cuenta que estábamos en el camino hacia su hogar, tenía tiempo sin verla.

— Está bien...

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En la foto de arriba se ve como quedó Blue después del corte.  

Ópalo-Alejandrita. 

Rolling girl |·BellowDiamond·|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora