Me encontraba sentada sobre el sofá en el living de mi casa, junto a una taza de té y uno de mis libros favoritos sobre mi regazo. Observaba el sol caer en un delicado crepúsculo ante mis ojos. Más allá de los ventanales, más allá de los pequeños relieves que ofrecía la ciudad de Los Ángeles. Amaba aquella ciudad, casi de la misma manera que amaba mi ciudad natal, pero que tenía demasiado lejos. Valía la pena su podía dedicarme a lo que realmente amaba.
El clima de Los Ángeles solía ser considerable hasta la época de invierno, solo con brisas algo frías cuando aparecía el sol por la mañana y cuando se encondía por la tarde, justo como sucedía en ese momento. La vista de aquél paisaje que crecía en belleza ante mis ojos, no podía ser ignorado como si se tratara de nada, debía retratarlo, como hacía con todo aquello que sorprendía ante mi vista y mi gusto, después de todo, era por lo que había estudiado y para lo que trabaja con delicada dedicación.
Me abalancé sobre mi cuerpo para tomar la cámara fotográfica que reposaba en la pequeña mesa delante de mí. Dejé a un lado la taza de té y el libro para caminar sobre mis pies descalzos hacia los ventanales que conducían al patio de mi casa, que además conducía hacia la playa. Cuando mis dedos tocaron la tíbia arena que aún sostenía el calor que había recibido los rayos solares durante toda la tarde. Comencé a disparar fotografías en la cámara, observando de qué lugar podía capturar mucho mejor la luz que se desvanecía en el horizonte.
Estaba muy concentrada en mi pequeño trabajo, que ni siquiera había notado la presencia de alguien detrás de mí, cuando dos manos tocaron mi cintura, pellizcando la piel por encima de mi sweater de un color parecido a la arena debajo de mis pies.
— ¡Calum! — me sorprendí al verlo, con aquella sonrisa típica de él — Pudiste haberme matado del susto — Mi ceño de fruncía, tratando de permanecer seria ante sus imitaciones sobre mí, pero apenas podía resistir la risa ante sus gestos.
— Jamás podrías resistirte a mis bromas, tú lo sabes —
— Es increíble que consideres que eres gracioso. — Mi ceja se levantó mientras el volvía a imitarme, y no pude evitar rescatar ese momento en una instantánea.
— Gracias por no poner el flash —
— Hubiese arruinado el color de esos bellos ojos — sonreí, mientras observaba su expresión de contorsionaba en otra que no podía reconocer.
— ¿Es algo profesional? — Avanzó caminando hacia mi lado, hasta posicionarse a un metro más delante de mí.
— No, para nada — Observé su ángulo y la luz rojiza caía perfecto sobre su cuerpo, y su espalda trabajada, ayudaba con la hermosa vista.
— ¿Entonces? — se volteó en el momento que yo intenté sacar la fotografía.
Aunque accidentalmente había quedado muy original, necesitaba la foto de su espalda y él meditando hacia el ocaso.
—Digamos que es algo de inspiración — le sonreí de lejos, comenzando a acercarme a su cuerpo — Hazme un favor y quédate quieto mirando hacia el frente — susurré en su oído y por alguna razón, lo sentí vibrar bajo de tacto de mi mano en su hombro.
Volví a alejarme un metro atrás de él, para tomar la fotografía. Luego de un par más por seguridad, satisfecha por aquél regalo de la naturaleza, me acerqué a Calum y me senté en la arena. Por primera vez desde los quince minutos en los que había llegado, me di cuenta de que estaba descalzo, como yo lo estaba.Lo observé desde mi altura, tomé su mano para tirar de ella, y que se sentara a mi lado.
—Estás muy callado, Calum... — coloqué mi codo izquierdo sobre mi pierna izquierda, apoyando la cabeza en mi mano, para observar aquella seriedad que inundaba su rostro.
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Don't Let Him Go || Calum Hood.
Fiksi PenggemarLo vi alejarse dándome la espalda, con sus manos en los bolsillos, su caminar revelaba la confusión que lo invadía. Toqué mis labios que aún ardían por su beso, no recordaba a nadie que me besara de aquella manera. Mucho menos escuchar pronunciar aq...