Desperté temprano como de costumbre.
Mi rutina comenzaba aproximadamente a las 6:30am. Pese a que odiaba madrugar tenía que cumplir con mis deberes.
Sentía mis ojos pesados y me costó la vida despegarme de las sabanas.
En cuanto mis pies tocaron el suelo, quise volver a acostarme, pero me obligué a ponerme de pie, estirarme e ir hacia la ducha.
Puse el agua lo más caliente, me despojé de mi pijama y entré aún media adormilada
Salí, me sequé el cuerpo, puse una toalla en mi cabello y fuí a mi habitación para vestirme, tomé unos pantalones negros, una blusa rosa palo y una chaqueta negra de jean. Tomé mi delantal y lo pusé en mi bolso.
Fui al baño, me seque un poco el cabello, me encrespé las pestañas, y me puse un poco de rubor en las mejillas.
Me mire en el espejo satisfecha.
Miré la hora en mi celular, y aún tenía cinco minutos, así que ordené un poco mi habitación, tomé mi bolso, baje las escaleras, fui a la cocina a buscar una manzana, la cogí y salí rápido a esperar que pasara un taxi.
Le indique al señor en donde quedaba la escuela en la que trabajo. No tardó más de diez minutos, ya que quedaba cerca y el tráfico estaba bastante agradable.
Llegue a tiempo, me dirigí a la sala de profesores, saludé a algunos de mis colegas, tomé las cosas que tenía planificadas para hoy, le sonreí a algunas personas y me dirigí al salón de mi clase.
Faltaban diez minutos para que tocaran el timbre que marcaba el inicio de clases.
Llevaba dos meses trabajando en esta escuela, y estaba feliz con ello, me encantaban los niños, por lo que no se me hacia terrible estar trabajando, pese a que quería especializarme en algunos años más. Las clases habían comenzado hace tres semanas, y este curso era bastante respetuoso, y los profesores, con los que había compartido parte del verano también son bastante respetuosos.
"Buenos días maestra" Me saludó Annie, una de las alumnas.
"Hola" Dije y le sonreí.
En general me encantaba ser la maestra de este curso. Eran niños de cinco a seis años, y son quienes hacen de este trabajo interesante.
Esperé a que el timbre sonara y me levanté a cerrar la puerta, en cuanto me puse frente todo me saludaron en coro como cada mañana.
"Asiento niños"
Me había costado mucho sacar mi título, complicaciones con mi padre, y algunos problemas que tuve hace unos años, sin embargo, todas esas dificultades me han hecho amar aún más a estod niños.
"¿Cómo se encuentra hoy profesora?" Nicole. Era sin duda una niña adorable, enamora a cada una de las profesoras con su característico brillo en los ojos y su vocecita.
"Muy bien, gracias Nicole" le respondí amablemente.
"Saquen sus textos. Hoy comenzaremos leyendo o practicando un poco. Ustedes son niños muy inteligentes y pueden aprender a leer en poco tiempo" Ese era mi reto personal, pese a que la escuela no nos presiona ya que son niños de solo cinco años algunos seis, pero es algo totalmente lograble y quiero ir por ello.
La hora pasó entre mucho parloteo, gritos, y carcajadas, pero se pasó volando.
Tenían un receso de 5 minutos, en donde podían comer algo, ir al baño o simplemente despejarse un poco.
Todos salieron a recreo, pero Nicole se acercó a mí.
"Profesora, me acompaña al baño por favor" Asentí y tome su mano.
"Claro que si cariño" le sonreí.
Camino al baño, conversamos un poco.
"Profe... sora" ¿Ya dije que me encantaba su vocecita?
"¿Qué sucede?" Entramos al baño, y ella cerró la puerta para poder hacer sus necesidades.
"Usted.... Usted me puede... usted podría..."
"Solo dime" le sonreí alentándola para que hablara. Era tan mona.
"Yo... ¿Me puede sentar con Paul? Él... es muy tierno, y juega siempre conmigo" Abrí un poco la puerta para entregarle el papel higenico. Enseguida cerré la puerta.
"Lo pensare. Justo hoy toca cambio de puestos" Cuando salió del baño le arremangue su delantal para que se lavara las manos, y le puse jabón.
"Yayyyy" Grito y sonrió emocionada, a lo que yo solo reí.
"¿Profesora?" Me miro y pude ver que se puso seria e hizo una mueca.
"Dime" Reí. Para todo siempre le daba muchas vueltas.
"¿Le gustaría ser mi mamá?" Inmediatamente la mire y le sonreí.
Nicole era una niña especial, como ya se los dije. Según sé por su ficha personal, su padre la está criando solo y vaya que lo hace bien, tiene una hija adorable. Tiene todo lo que los adultos debemos inculcarle. Educación. Respeto. Encanto. Amor. Felicidad.
"Nicole... Soy tu profesora, no puedo ser tu madre, pero sabes... Eres una chica muy especial, a pesar del poco tiempo que te conozco sé eres especial. Solo mírate, eres hermosa, y además muy simpática" Es mi deber como profesora hacerla sentir mejor, además que es una niña que no tiene que verse afectada por los problemas de adultos.
"Ella no me quería" Me miro triste. Justo en ese momento sonó el timbre. Fin del recreo. Pero no quería dejas hasta acá.
"Tú no sabes eso, quizá fueron otras cosas" No quería admitirlo, pero me daba lástima que ella pensara eso.
"Una vez... Escuche a mí papá decir eso, dijo que ella no me quería, y que... que por mi culpa se había ido" Sollozó.
"Tú no sabes eso cariño, quizá escuchaste mal, o mal interpretaste las cosas"
"¿Qué es eso?" Me preguntó inocente.
"Que pensaste diferente a lo que él quiso decir" Le sonreí y me agache para secar sus lágrimas. "Ahora vamos a clase que se hace tarde".
Al entrar a clase, hice los mencionados cambios de puesto, pero no puse a Nicole con Paul, si no que la senté detrás, pero al parecer a ella no le pareció la idea.
"NICOLE BIEBER" Grité sorprendida. Al parecer se había molestado mucho, ya que se sentó de mala gana y pateó la mesa, dándola vuelta y golpeando sin querer a su compañera. "¿Qué has hecho?"
Mi nombre es Noah Brooks tengo actualmente 22 años y vivo con mi padre , mi vida no es lo más interesante que digamos es... simple. No tengo muchos amigos, ya que trate de sacar mi carrera lo más rápido posible, por lo que dedique mucho tiempo a eso y poco a mi vida social, pero no me quejo.
No tengo novio ni mucho menos esposo. Mi vida es lo que se puede llamar normal.
Y este es mi presente.