"Buenos días profesora" Dijeron todos los niños a coro, como cada mañana.
Como cada día, las clases con los niños se pasaron volando, y era mates, así que tenía una hora libre, para descansar, y eso comenzaba ahora.
Me levante de mi asiento para dirigirme a el ahora denominado parque de la escuela, bajo el árbol, de las diferentes generaciones, solo quería descansar, relajarme y pensar.
Me miro a los ojos, me hubiese gustado descifrar que había en ellos, pero no lo hacía, era algo confuso para mí, él me tomo de la muñeca y me empujo para que me acercara a él. Yo creí que él se había ido, pero me había equivocado, el seguía mirándome, yo solo trataba de mirar para otro lugar, pero cada vez apretaba más.
"¿A dónde vas?" No sabía que decir, decirle la verdad no era una de mis opciones, pero si mentía el me obligaría a decirle la verdad.
"Y-o- Yo voy a trabajar" No era del todo mentira, ya que si iba al trabajo, pero sabía que esto no terminada acá, el seguiría insistiendo, y bueno, no sabía cómo era que terminaría.
"Oh... y ahora ¿de qué se trata?" Se volteo y aproveche la oportunidad de acercarme a la puerta. "¿Aún no trabajas es ese lugarcito? ¿Local de comida le hacía llamar? Por qué seamos realistas, apuesto a que no habían clientes" Cada palabra que decía me hacía acercarme más a la puerta, daba un paso tras otro, quería irme, no quería que me tratara mal, después estaría pensando en eso todo el día.
"Yo-yo debo irme" Siempre, siempre que estaba con él, mis palabras salían de dificultad. "Voy tarde, y no qui-quiero tener problemas" Al igual que yo, cada vez se acercaba más a mí, al igual que cuando yo me acercaba a la puerta.
"No irás a ninguna parte, eres una mal agradecida" Tomó nuevamente mi brazo y me apretó fuerte la muñeca, ardía como la mierda, pero si me quejaba sería aún peor. "Apuesto a que ahora trabajas en un bar de mala muerte, y todos los hombres se te acercan y te tocan, eres una de esas... de esas prostitutas" Tenía tantas ganas de decirle algo, pero no... no era capaz de hacerlo, el miedo que le tenía era tan fuerte, que me insegurizaba completamente.
"No... yo-"Me empujo nuevamente adentrándome en la casa, siempre se comportaba mal, pero esta vez, era distinto, era más violento, aunque no tenía razón del porque serlo.
"Que te calles" Gruño, interrumpiéndome. "Escucha mocosa, no quiero que seas como tu madre" o no... a mi madre no me la tocan, ella fue quien me crio, sola por cierto, y él ni nadie se podía meter con ella.
"mi madre no es una culqui-" Todo lo que paso lo vi en cámara lenta, como levanto su mano y la impacto contra mi mejilla, mi cara involuntariamente se dio vuelta, y mi mano automáticamente fue al lugar golpeado.
"Te dije que te calles, maldición" Me volvió a tomar de las muñecas, y ahora el dolor no solo estaba en m mejilla, también lo estaba en esa zona. "Sé que eres una zorra igual que tu madre".
"¡QUE NO!" inevitablemente le grite "Mi madre no es nada de eso, tu solo estás enojado con ella, porque no te quería, y no te puedes quejar, tu tampoco la quieres a ella, lo que realmente te molesta, es que ella si encontró a la persona indicada y tu aun sigues solo, pero nadie te quiere, porque eres así... y no hables más de mi madre, porque no sabes lo que ella ha hecho para poder criarme y tú no estuviste ahí, no estuviste en ningún momento importante de mi vida, y ahora que estoy acá viviendo contigo, no haces nada más que insultarme, y créeme que tus palabras me hieren, cada vez que vienes me haces sentir como la mierda, solo vienes una vez al mes, sé que es tu casa, pero eso no te da derecho a tratarme así, golpéame, golp-" No me había dado cuenta de que estaba llorando. Su mano volvió a golpearme, y esta vez me tiro al suelo.