Capítulo 22.- Siempre Fuiste Tú

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Han pasado las horas y ahora me encuentro llegando a un pequeño restaurante de la ciudad debido a que Paul y Hayley querían hablar conmigo sobre un asunto importante el cual no quisieron tratar por teléfono me obligaron a venir a este sitio al cual pocas veces llegue a venir con ellos y los demás. Al bajar del auto cierro la puerta para segundos después abrazarme a mí misma, hace mucho frío y el viento no ayuda mucho en esto. Al entrar al lugar busco con la mirada a aquellos sujetos que he logrado localizar gracias a que Paul se levantó en el asiento agitando su mano de un lado a otro, sonreí debido a la escena tan graciosa el tipo no ha dejado de ser el típico inmaduro bromista.

Me acerco a ellos con paso normal para pronto saludarlos de beso de mejilla a cada uno, me siento frente a ambos y puedo notar que hay una pequeña pecera circular con dos peces dorados en esta ambos nadando de un lado a otro mientras que en el fondo ya hacen piedras de color azul claro y fuerte, pequeñas plantitas de plástico color verdes y una etiqueta en la pecera de color claro.

─Gracias por venir Amy ─ sonríe Hayley mirándome con atención, solo asiento y bajo la mirada un par de segundos ─ ¿cómo te encuentras?

─Perfectamente bien gracias Hayley ─ sonreí ─ ¿qué tal ustedes?

─Felices ─ respondió Paul ─ en cierto punto obviamente.

─ ¿Ha pasado algo? ─ pregunto con curiosidad, Hayley solo desvía su mirada hacia el lado de Paul y puedo notar que hay algunas maletas, los miro confundida, bajo la mirada y veo debajo de la mesa que hay otras tres maletas de color café ─ ¿A-a dónde van?

─A Seattle ─ murmura aquel hombre mientras lleva su mirada hacia el mesero quien ha colocado tres tazas llenas de té.

─ ¿A Seattle? Paul creí que

─Si, lo sé... «No me volveré a ir»... Pero ahora está en juego lo nuestro Robinsón, sus padres y los míos nos han comenzado a llevar la contraria... Detesto no poder hacer más...

─... Por favor díganme que es una broma mal jugada...

─Amy nos iremos por algunos meses... Paul ha dicho que su apartamento en Seattle sigue estable... Queremos que las cosas se calmen un poco antes de comprometernos...

─... Entiendo...

─Y además ─ Paul hablo ─ para demostrarte y que sepas que volveremos te dejare a mis peces dorados a cargo.

─... ¿Estas bromeando?, esos peces necesitan más atención que yo.

─Por eso mismo tú los cuidarás, sé que eres una persona muy responsable y seria en lo que haces, así que pensé en que tú los cuidarás como al pequeño Michael Junior.

─... Bien, los cuidare... Si eso prueba de que volverán muy bien ─ tome aquella pecera guiándola hasta mí, Hayley y Paul solo sonrieron, veía a aquellos peces moverse de un lado a otro, abriendo y cerrando esa pequeña boquita la cual solía sacar burbujas diminutas.

─ ¿Qué paso con Jackson el domingo Robinsón?

Bajo la mirada sonriente mientras trato de ahogar mi felicidad, si es imposible ocultarla cuando él hasta ahora ha sido mi razón de que este de buen humor...

─Esa mirada la conozco ─ menciona Paul mirándome, tomo la taza de té y le doy un sorbo corto, esta tibio, debieron haberlo ordenado antes de que llegara ─ ¿paso algo muy bueno verdad?

─Después de cuatro años... Volví a sentirme feliz estando a lado de alguien... ─ respondí mirando la taza ─ aunque... La confianza no aparece tan rápido...

─ ¿Que te dijo? ─ Hayley luce atenta, emocionada a que le cuente que ha pasado en estas horas... La miro y sonrío ampliamente.

─Nos besamos...

La Nerd  |[Libro #2]|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora