No encontramos ningún hospedaje en los pueblos cercanos. Volveremos a la mansión. ¿Cómo está esa extraña fiesta?
-Heiko.
Tamara protestó en voz baja, respondió rápidamente el mensaje de Heiko mientras escuchaba la música de la fiesta acercarse. La mansión parecía el refugio ideal para todos, especialmente después de que sus amigos se negaran a regresar a Berlín. Sin embargo, Tamara no podía permitir que se quedaran en una mansión de vampiros recién abandonada. Sin revelar la verdad sobre los dueños del lugar, los había obligado a buscar hospedaje en pueblos cercanos. Aunque temía que se negaran al saber que ella se quedaría en la mansión, aceptaron y pasaron la tarde buscando un hotel cercano. La mansión parecía tan aterradora que sus amigos no dudaron en buscar alojamiento fuera, aunque sin éxito. Tamara esperaba que no estén mintiendo solo para poder vivir a su lado en la mansión, porque si no s enfadaría mucho.
Sabiendo que sus amigos estarían ocupados en su objetivo de buscar un hospedaje, Tamara intentó encargarse de su parte, dirigiéndose hace unas horas hacia la escuela de brujos. Quería hablar con los Sheimbos una vez que su enojo por fin se fuera de su cuerpo; aclarar las cosas, contarles del trato con Nana, sobre la involucración de los seres celestiales en la pérdida de los objetos y que, no era la persona adecuada para encargarse de la búsqueda de los objetos mágicos extraviados, pero no pudo hacerlo. Las puertas del aquelarre se negaban a la entrada de Tamara, y como si hubiera un campo de fuerza en ellas, al tocar el pomo de la puerta, era empujada lejos de estas con una gran brusquedad. Su intento de hablar con ellos resultó en vano. Aunque estaba exiliada del aquelarre, planeaba buscar a Trisha o a algún Sheimbo en la fiesta y no se iría hasta lograr una conversación con ellos.
A unos pasos de ella, se encontraba la fiesta de brujos. Sin importarle si su presencia era o no aceptada luego de lo ocurrido ayer con los Sheimbos, se adentró a la fiesta. Gracias a Dios y Lucifer, la fiesta no se hacía en los adentros del aquelarre, sino en el centro del bosque. La pronta presencia del príncipe Belcebú, impediría que cualquier ser infernal sea capaz de atreverse a derramar sangre heixen esa noche. (*)
Tamara contempló el lugar con una rápida mirada. Los árboles estaban decorados con banderas del aquelarre, y en medio, el círculo de invocación de Belcebú estaba dibujado con sangre. Pensó que Belcebú se presentaría formalmente ante ellos, pero los mismos sorcierimbos serán los encargados de invocarlo. Aunque el lado infernal en Tamara esté emocionado, no estaba preparada para presenciar una sádica invocación como la suya.
—Malditos humanos... —susurró uno de los brujos al pasar por su lado. Confusa al notar el fastidio de ellos, miró el comxac. Un brillo, verdoso, granate, amarillo y azul desprendía de él. El color azul, rápidamente le hizo comprender el fastidio de los brujos.
Humanos; por alguna razón estaban allí, en una fiesta de seres infernales. La diferencia entre ambos lados era abismal, incluso en sus auras podía notarse. Vestían una ropa muy colorida, diferente a la de los brujos del aquelarre Lehrlinge que estaban vestidos con ropa oscura o el uniforme oficial del aquelarre.
Era inevitable para Tamara reír al ver la diferencia entre ambos lados, pero no podía evitar preguntarse cómo era posible que muchos de ellos hayan invadido la zona, haciendo indiferencia a la satánica decoración del lugar, pero rápidamente sus dudas fueron respondidas. Brujas a su alrededor, fastidiadas mencionaban que, los humanos se enteraron de que habría una especie de "fiesta" en el bosque de Schattenwald, y abandonaron sus pueblos para ir hasta allí. Nadie sabía cómo supieron la existencia de esa fiesta, pero todos los brujos del aquelarre Lehrlinge estaban enfadados. Estaban dispuestos a masacrar a cada uno de los humanos que estaban bailando al ritmo de la música y embriagados por el alcohol, como ofrecimiento para el ritual de Belcebú.
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Objetos Mágicos✡(#LMB) ✔©
Fantasy- No vuelvas a seguirme-expresó seriamente-. Es peligroso que lo hagas-susurró firmemente agachando su mirada-. Yo soy peligroso. Será mejor que te vayas, y que no vuelvas a seguirme, puedes salir dañada si vuelves a hacerlo-me miró por encima de su...