La vida, a veces, no era deseada por todos. Ni el inmenso conocimiento que el anillo le proporcionaba logró que Lukas quisiera usarlo para seguir adelante y engañar a la humanidad como muchos lo habían hecho. Sus padres, aquellos de los que él mencionó con tanta tristeza que no le importaría lo que a él le pasaría, se encontraban sollozando en las escaleras de la escuela. No entendían nada de lo qué pasó o porque su hijo fue capaz de hacer eso, pero el impulso en Tamara de acercarse para recriminarles todo lo que él le contó, era un acto del que estaba dispuesta a encargarse. Por más que iba a hacerlo, cargarles el peso de la culpa en este instante, iba a ser poco empático de su parte; acto que a su humanidad no le gustaría. (*)
La hibrida, mientras esperaba la llegada de sus amigos para recogerla, se mantuvo en la calle ubicada frente al edificio. Limpiaba el anillo, desesperada, con el intento de quitar la sangre que había caído sobre él, sintiéndose apenada por lo que quiso hacer hace un momento ante los padres de Lukas. Echarles toda la culpa era, sin duda, un intento desesperado por deshacerse de su propia carga. Todo había ocurrido en un abrir y cerrar de ojos, tan rápido que Tamara apenas tuvo tiempo de procesarlo. Un segundo, y él ya había jalado del gatillo. Ahora, el peso de la culpa la aplastaba, abrumada por el trágico final de lo sucedido. Salvar a Lukas de la magia o la muerte que el anillo estaba a punto de provocarle, era su pase para redimir aquella culpa que dejó en su alma la muerte de Klara, Gatta y la tristeza de Neuer. Lamentablemente para ella, lo que sucedió, no solo embriagó a la híbrida en más culpa, sino en más desesperación.
Una mujer corrió hacia la camilla en la que subían el cuerpo a la ambulancia, llorando desconsoladamente sobre él. Lukas había querido tener ese final hace mucho tiempo, y se dio cuenta que, ese era el momento indicado para obtenerlo como siempre quiso. En lo profundo, él sabía que su obsesión hacia el anillo le iba a impedir la entrega del objeto, entonces era consciente luego de la advertencia de Tamara que, de todas maneras, iba a morir. Mató a dos pájaros de un tiro: se quitó la vida y lo hizo antes de que el propio anillo se lo arrebatara. Tamara esperaba que él no lo hiciera, convencida de que podría encontrar una forma de saciar a sus padres sin la ayuda mágica, y hallar esa paz de hacerlos sentir orgullosos, pero eso ni siquiera era una opción para Lukas.
Su humanidad, no pudo evitar sollozar mientras arrebataba de su cuerpo el anillo. Lo único que reconfortaba ese lado era que, antes de morir, Lukas vio en el rostro de sus padres una admiración y orgullo que nunca antes había visto. No importaba si fue a causa de ese anillo, a Lukas se le veía sonriente sobre ese escenario cada que respondía una pregunta y miraba a dónde sus padres estaban. Se le veía feliz, incluso aun sabiendo que todo fue gracias a ese objeto.
Con sus temblorosas manos, aun limpiando el anillo, Tamara dirigió la mirada hacia la ambulancia al ver cómo acababan de subir el cuerpo. Algunas lágrimas brotaron de ella, pero en un instante, la imagen ante sus ojos se vio opacada por una silueta que miraba hacia su dirección. Uno de los médicos, moreno y con un barbijo que llevaba una calavera dibujada, clavó su mirada en Tamara por un buen rato. Le daba mala espina, y su cuerpo, no tardó en reaccionar con temblor al chocar miradas con él. Su comxac, que apuntaba directamente hacia dónde él se encontraba, no tenía ningún tipo de reacción. Era extraño, ni siquiera lo detectaba como un humano. (**)
Desconfiada, guardó el anillo y se abrazó a sí misma, caminando lejos de la multitud. Aunque no presentía ningún tipo de peligro de su parte, ella tenía un mal presentimiento sobre él.
Estaba a punto de acercarse, pero algo la detuvo. Su mirada distraída en ese médico le impidió notar su entorno, y terminó chocando con alguien.
—Cuidado, Tamara —dijo esa persona, mientras la sujetaba con suavidad del brazo para evitar que cayera.
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Objetos Mágicos✡(#LMB) ✔©
Fantasy- No vuelvas a seguirme-expresó seriamente-. Es peligroso que lo hagas-susurró firmemente agachando su mirada-. Yo soy peligroso. Será mejor que te vayas, y que no vuelvas a seguirme, puedes salir dañada si vuelves a hacerlo-me miró por encima de su...