ciento uno

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Narrado.
Punto de vista.
Escorpio.

Me senté en la mesa junto a Acuario, mientras esperabamos la comida, y dejó caer su cabeza en mi hombro.

Hace unos meses no pensé o imaginé que algo como esto sucedería, cuando llegamos, sus abuelos la recibieron felices y a mi hasta me abrazaron, sin siquiera conocerme. Noté que Acuario tiene la electricidad de su abuelo y la moral de su abuela, es increíble como congenian.

Si hubiera pensado algo de esto tiempo atrás, me hubiese reído.
Acuario y yo, sentados juntos, en la casa donde creció, compartiendo algo realmente importante para ella, y antes apenas nos hablábamos.



-¿Cómo estás?- me preguntó alzando la cabeza.

-Bastante bien- admití -Este lugar es increíble- ella sonrió, normalmente me cuesta expresar mis sentimientos pero con Acuario todo simplemente fluye sin necesidad de planearlo.

-Preparate hijo, porque estas a punto de comer el mejor asado del planeta- me dijo su abuelo mientras se sentaba en la mesa.

-Es típico plato argentino- me explicó Acuario -Gran parte de mi familia es de allá e incluso yo estuve viviendo ahí por un tiempo, y mi abuela hace el mejor asado que puedas probar.

-No lo dudo, me muero por probarlo- el hombre delante mío rió.

-Esto y unas cervezas...

-Y un buen partido- agregué a lo que el me sonrió y luego soltó una carcajada.

-El sí sabe, Acua, no lo dejes ir fácil- vi el sonrojo en la cara de Acuario y la codee amistosamente a lo que respondió mordiendo su labio.



Al terminar la cena no me cansé de decir que realmente fue la mejor comida que jamás probé, y me prometieron más asados cuando quisiera mientras Acuario se reía.

Ya siendo las doce, sus abuelos habían subido y ya estaban dormidos, mientras que nosotros estabamos en el porche de la casa charlando.

-El cielo se ve genial- dije -Pareciera que...

-Hay más estrellas- completo -Y las hay, solo que la ciudad no nos deja admirarlas- se encogió de hombros y me miró por unos instantes.

-Quiero mostrarte algo- tomó mi mano y comenzó a guiarme bajo la única luz que era la luna.

Se detuvo en lo que parecía un pequeño establo y abrió la puerta, un relincho me aturdió.

-Hola bebé- saludó al caballo acercándose
-¿Me extrañaste?- dijo mientras lo acariciaba -Escor, te presento a Alien- me dijo sonriente.

-Al fin conozco al famoso Alien, me siento honrado- ella soltó una risa y se me acercó.

-No seas tonto, acaricialo- quedé frente a frente con el caballo y creí que iba a asesinarme, pero entonces Acuario tomó mi mano y la posicinó sobre el lomo del animal sin quitar la suya -No te hará daño- dijo en un susurro.

-Ahora lo sé- dije mirando a los ojos del caballo para luego voltear y verla a ella.

Nos mantuvimos en un silencio de paz por unos minutos, simplemente mirándonos, hasta que ella volvió a tomar el control.

-Una última cosa- rogó mientras regresaba a la salida -Luego iremos a dormir y te enseño tu habitación.



Caminamos hasta llegar a lo que parecia el límite de la granja, pero ella saltó la cerca y me hizo señas de que la siguiera y sin dudarlo lo hice.

Llegamos hasta la orilla de una laguna preciosa y gigante, el agua estaba calma y ella caminó hasta un árbol.

-Nunca traje a nadie acá- me dijo mirándome fijo -Ni siquiera a Lea o Aries- continuó -Siempre sentí que un lugar como este debía tener guardado un buen recuerdo con alguien especial- bajó la vista y me animé a tomar su mano -Y hace poco entendí que ese alguien sos vos- evitó mi mirada nerviosa. Tomé suavemente su mejilla y la hice voltear hasta que quedar cerca.

-Jamás tuve algo serio con alguien. Pero con vos quiero intentarlo y que sea para siempre- sonrió de costado -No sé si me éste adelantando o ya estoy atrasado, y se que acordamos conocernos primero, pero estuvimos lejos mucho tiempo y ahora no quiero perder ningún segundo más- bajé mi mano a su cintura y ella colocó sus brazos alrededor de mi cuello, apoyó su frente contra la mía y nos miramos fijamente por unos segundos.

-¿Y ahora qué?- susurró.

-¿Me quieres?- pregunté.

-Te quiero, y demasiado- sonreí y ella igual.

Me acerqué hasta rozar nuestros labios, ella acabó cortando la distancia entre ambos y nos besamos.

Parecía como si fuese mi primer beso, estaba nervioso y no quería que jamás acabase, era algo que necesitaba y tenerla cerca me daba seguridad, con Acuario eso no es algo que experimentas sólo en un beso, ella te lo hace sentir a cada segundo y su espontaneidad es algo mágico.

-¿Serías mi novia?- dije de golpe cuando nos separamos, ella me miró por unos instantes,  sentí que el mundo podría destruirse en cualquier momento, pero en cambio ella asintió con su cabeza mientras sonreía ampliamente.

-¿Sí?- dije sonriendo.

-Sí- dijo para luego volver a besarnos con risas de por medio, y podría asegurar que, por primera vez en mucho tiempo me sentí completo.

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