Capitulo 9

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-          Sara… no me lo pongas más difícil.

-          Pero es que no te entiendo, Tom.

-          A ver… joder…

-          Si quieres no me lo digas ahora, espera a mas tarde.

-          Eres tan inocente… de todas formas te lo voy a decir ya.

-          Vale, dime.

Tom se quedo callado, como si estuviera buscando las palabras adecuadas para decirme lo que me tiene que decir. Se le veía estresado, o más bien, agobiado, respiraba con dificultad y tenía los ojos cerrados, era difícil saber que estaba pensando, pero tenía pinta de ser algo… malo, no, malo no es la palabra, a lo mejor…fuerte, o inesperado ¡Sí! Creo que inesperado es la mejor… pero quien sabe tal vez sea todo lo contrario.

-          Sara, me gustas, no, me gustas mucho, no… ¡Te quiero!

Silencio: esa es mi respuesta, en estado de shock, otra vez, creía haber oído que Tom me decía que yo lo gustaba, no, que me quería, me lo había dicho Tom, ¡El chico al que considero como el hermano que nunca tuve! ¡Mi mejor  “amigo”, ¡TOM! Era lo último que me esperaba, Tom era… mi amigo, y se comportaba como tal, nunca tuve sospecha de que me quisiera, y debo admitir que cuando lo conocí sentía cierta atracción por el, pero la cosa llego hasta ahí, con el paso del tiempo me fui olvidando de ese sentimiento, cambiándolo por otro: el del amor familiar. Me costaba de creer, Tom siempre me había defendido, cuidado y dado consejos incluso hubo una temporada en la que se quedo a dormir en mi casa porque su padre se iba de luna de miel, si, Tom no tiene madre, o más bien tenia, ahora vive con una mujer que a simple vista parece encantadora pero según Tom es una víbora solamente interesada en el dinero de su padre.

-          ¿Sara? Di algo, por favor…

-          Yo… yo… no sé qué decir.

-          Ya… entiendo, no quieres intentarlo.

-          ¡No! No es eso Tom… es que… ha sido tan de golpe…

-          Ya, lo siento.

-          No tranquilo… yo… yo, estoy bien.

-          ¡Sara, Tom! ¿Aun no habéis marchado? Vais a llegar tardísimo.

La voz de mi madre nos sobresalto, a mi por lo sigilosa que había sido al acercarse al coche y Tom… supongo que por lo mismo. No me dio tiempo a decir nada, ya estábamos en la carretera, Tom había acelerado e iba toda pastilla.

-          ¡Tom!

-          Son las 8.15. si no nos damos prisa llegaremos a las 8.30.

-          ¡Vamos a tener un accidente!

-          ¿Prefieres llegar tarde?

-          ¿Qué clase tienes ahora?

-          Arte, ¿por?

-          Bien, yo educación física. Vamos a una cafetería

-          ¡¿Cómo?!

-          ¡vamos a una cafetería! ¡No quiero llegar tarde y tampoco tener un accidente!

-          Pero si quieres saltarte una clase.

-          Por una no va a pasar nada…¿no?

Sara... Admite que me quieresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora