La fiesta de Greg.

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Hoy son entre las 10 y la 1 por la tarde, no estoy seguro, no uso reloj. Mi huerto parece estar mejor, creí que no resistiría la tierra, pero lo hizo, me alegra mucho.

Decidí sembrar calabazas y zanahorias para comenzar, esperó que crezcan grandes y sabrosas.

Hoy será lunes, y así sabré cuando las sembré, son entre las 4 y las 7 por la noche, supongo, porque mi sombra se ve rara y el cielo se ve menos azul.

Debo celebrar qué por fin pude sembrar algo, normalmente celebraría cosas cómo esta con pastel, pero, ya no hay pastel. Quizá con otra cosa. Paseo por la casa buscando con que celebrar, encuentro unos crayones y hojas de papel, "umm... están quemadas... pero no importa", pienso para mis adentros, las tomo y comienzo a dibujar muchas calabazas y zanahorias, acomodó las hojas en el piso de la sala a modo de decoración.

Ahora iré afuera a ver qwue encuentro. Son entre las 9 y las 11, el cielo se ve oscuro, -desearía haber traído una vara para hacer fuego...- me dije desanimado, entonces, mire al suelo y encontré una lagartija muerta -¡Gran descubrimiento!- grite en voz alta, la tomó con cuidado y la pongo en el bolsillo de mi chaqueta, decidí que era momento de regresar a casa siguiendo cómo siempre las piedras que acomode en el suelo.
Cómo por arte de magia, encontré un par de frutitas en el camino -¿Serán... manzanas o peras?- pensé, su aspecto es rojizo con tonalidades verdes, pero en su mayoría se veían negras, acerque ambas frutas a mi nariz y olían extrañamente diferente -No muy bien...- dije mientras las miraba. Las guarde en mi chaqueta de todas formas.

Llegue a casa, -¡Ya llegue!- grité como cada día al entrar por la puerta, tomé dos platos un poco despostillados y los limpié con la manga de mi chaqueta, lo mismo con el vaso que usaba cada día, lo rellené de lo último qué me quedaba de agua, coloqué la comida sobre los platos, y comencé a comer.

-¡Oh esto, está delicioso, debes decir me cómo lo cocinaste Greg!- dije emocionado, -¡Jaja, no es para tanto Greg amigo, solo es una vieja receta!- contesté, -¿El postre está rico?- pregunté, -¡Oh si! está muy bueno, este pastel de frutas es el mejor que he comido en mi vida- respondí extasiado -¿Hey no les parece que hace mucho calor aquí? jaja- dije sonriendo -¿calor? no para nada Greg, quizá solo bebiste demasiado vino pillo jajaja- respondí entré risas.

Acabé de comer, limpie los platos con mi chaqueta, y me acosté en el suelo para seguir charlando un rato más, estás noches de pláticas entre amigos son lo mejor, ojalá duraran para siempre.

Metí la mano en mi bolsillo, lo sentí.

Mire por la ventana y parecían ser las 6 de la tarde, el calor se sentía por todos lados, y el sol era cada vez más grande -Bueno señores, esté joven se marcha- dije mientras me sentaba contra la pared -¡Oh vamos Greg! la noche apenas comienza- refute, -¡Si si, aún vamos a jugar smash bros y pedir pizza!- contesté, -Oh vamos amigos, debo irme, ya es muy tarde, y estoy tan, tan cansado, que no creo que pueda seguir, quizá luego- dije agotado, -descansen- termine la conversación.
Tomé el cuchillo que estaba en mi bolsillo, lo puse frente a mi garganta y lo clave lo más profundo que pude, retorciéndolo de un lado a otro, sentía cómo la sangre mojaba mis manos y goteaba en mis piernas desnudas, mi boca empezaba a hacer ruidos raros, la sangre burbujeaba entre mi saliva y mi lengua, mis manos soltaron el cuchillo y caí rendido.

Por fin podía unir me a todos, por fin el final había llegado para mi también.

Y así, la última llamarada consumió mi casa, consumió mis muebles, consumió mi huerto, y a mí.

Fin.

Cuento por Domi Moff.

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