Bronceado. Trilogía "Bonita"

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Roger Gold. ¿No sabes quien es? ¿De verdad? Bueno, es un súper modelo. Trabaja con lo mejor de lo mejor de la industria; modelos altos, bellos y perfectos. El señor Gold esta orgulloso de poseer el mejor bronceado de su estudio de modelaje.

Roger es grosero, antipático y sarcástico con los asistentes y modelos de rangos inferiores, pero puede serlo porque es perfecto. O eso creía él.

Un día nuevos modelos fueron contratados por la empresa; sus bronceados eran mucho más brillantes y dorados, y sus cuerpos más trabajados y marcados que el de Roger. Los celos se hicieron presentes con toda la atención que recibían día a día esos modelos. ¿Cómo se atrevían a desafiar así al magnífico Roger Gold?

Nuestro modelo estrella decidió que nadie puede ser mejor que él, nadie debe ser mejor que él.

Roger comenzó a ir cada día 4 horas a camas de bronceado, pero no es suficiente cuando se debe ser perfecto. De 4 horas pasaron a ser 6. Su ejercicio era mucho más exigente y su dieta igual, tan solo podía comer licuados de proteína, huevo, lechuga, apio y redbull. Las pequeñas fresas que de vez en cuando se podía permitir sabían a gloria.

Aun así su esfuerzo no parecía servir. Esos nuevos modelos tenían los mejores trabajos; los fotografos más importantes los querían para sus proyectos y las asistentes se volvían locas por ellos. Roger no estaba nada feliz.

Gold cansado de esto compró una cama bronceadora para dedicarse 100% a su belleza.

Entre la dieta extrema, el ejercicio exhaustivo y el estrés del trabajo, su cabeza quería estallar. Solo deseaba cerrar los ojos y disfrutar de su bronceado. Hasta que un aroma familiar se hizo presente y ahogo todos sus problemas ¡era tocino! ¡Delicioso, crujiente y grasoso tocino!

Roger no sabía de donde venía hasta que observo sus piernas más rojas que el resto de su cuerpo, se rascó levemente y la piel seca que salió olía terriblemente a tocino. Roger llevaba años sin probarlo, jamás podría comer algo tan grasoso y nada estético, pero no pudo evitar oler sus dedos una y otra vez.

Conforme más tiempo pasaba en la cama bronceadora más olía a tocino, su cuerpo y mente tuvieron una idea un poco alocada: ¿Qué pasa si me pruebo?

Roger ya no estaba bien.

Comenzó chupando sus dedos pero solo sabían a piel seca. Decidió entonces rascarse levemente, y esa piel que caía tenía un ligero sabor a carne asada, la cuál disfrutaba mucho pues tenía tanto tiempo sin probar nada igual. Pero solo duraba un momento y debajo sabía nuevamente a piel seca. Roger estaba frustrado ¿ni siquiera eso podía disfrutar? Pensaba alterado.

Dio un golpe brusco a la cama quemandose la mano. El olor a tocino se intensificó. Lamer su mano quemada era como probar el tocino más exótico. Le dio una mordida sin pensarlo. La sangre broto lentamente de su palma, pero Roger solo sentía algo de dolor; el sabor de la carne lo era todo en su mente.

Roger pasaba sus mañanas, tardes y noches quemando pequeñas partes de su cuerpo en la cama bronceadora para después morderlas duramente y saborear lo más posible la carne crujiente que resultaba.

Pero un día ya no fue suficiente. Gold apretó un trapo entre sus dientes fuertemente y quemo su pierna izquierda. El cuarto entero olía a carne asada de la mejor calidad, la saliva de Roger brotaba cual cascada, sacó su pierna de la cama y está estaba manchada de sangre con pedazos de carne pegada. Se acostó y con toda la elasticidad que pudo comenzó a morder su pierna. La piel del muslo crujía con tal sensualidad que era imposible parar y su sangre que escurría a borbotones parecía un aderezo que recorría todo el platillo principal.

Mordida a mordida, su pierna temblaba del dolor, pero la mandibula de Roger no entendía de negativas, quería desgarrar ese gran pedazo de carne quemada.

Días después, la asistente de Roger fue a su casa porque no había asistido a ninguna sesión en mucho tiempo. Cuando entró a su departamento quedo horrorizada ante tal escena; la sala estaba llena de sangre, incluyendo la aún encendida cama de bronceado. Roger se encontraba en el suelo con el cuerpo muy quemado y lleno de ampollas que supuraban pus, mordidas por todos lados y la pierna izquierda estaba destrozada salvaje mente, la boca de Gold aún tenía un pedazo de carne del pie.

Fin

Domi Moff
Todos los Derechos Reservados ©

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