Unicornio

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Erase una vez, hace cientos de años, en un reino muy lejano, existía un bello unicornio, blanco cómo las nubes, sus cabellos arcoíris se agitaban contra el viento y su cuerno presumía un bello color plata que sobresalía del resto de los unicornios...

Siempre quise ser un unicornio, lo que más anhelaba en mi vida era tener un hermoso cuerno y unir me a una bella familia de unicornios y pegasos.

Cuando era más chica, mamá me hacía adornos con cuernos de tela, pero al pasar los años, papá dijo qué debía crecer y madurar, y los tiro a la basura, decía que debía ser más social y carismática como mis estúpidos hermanos. Los odio a todos. Ojalá estuviera muerta.

Las peleas incesantes con ellos cada vez eran más y más grandes, ¿por qué no pueden dejar me ser quien soy realmente?. Durante las cenas el diálogo siempre era el mismo -¿Y cómo les fue a mis campeones hoy?- decía papá entusiasmado mirando a mis hermanos -Excelente Pá, hoy invite a salir a la niña que me gusta, no sabes, esta preciosa- contestó extasiado Roberto, -Uy, Pá, a mí me invitaron a la mejor fiesta de la prepa, va a ir puro "popu" obvio, no adefesios raritos, como mi hermana comprenderá- continuo el estúpido de Armando entre risas, a quien mamá miro fríamente por lo último que dijo,      -Wow, suenan a grandes noticias, ¡esos son mis muchachos!- término papá.

Hubo un gran silencio, hasta que mamá golpeó con el codo a papá y le disparó una mirada enojada, -Ah sí, y, qué tal tu día Beatrice - me dijo papá mientras revolvía sus verduras en el plato, -Bien... - conteste sin más.

Otro silencio. Mamá volvió a golpear lo con el codo –Ah que bien, eso suena muy bien Betty- contesto papá intentando cumplir los deseos de mamá, -Rainbow... mi nombre es... Rainbow papá...- musite enojada, -Ah que, ¡¿Sigues con esos nombrecitos tontos de pony o perro o que se yo?! - gritó papá mirando me enojado, -¡No son nombrecitos tontos de nada, ese es mi nombre papá, entiende lo!- grite irritada, -¡Tú nombre es Beatrice! ¡BEATRICE! ¡Por dios, ya madura o nunca encontraras esposo y serás una fea y amargada quedada!- dijo papá manoteando al aire entre gritos con el rostro rojo, mamá se levantó y grito    -¡Tomás ya basta! ¡Deja a Be... Rainbow en paz!- papá y mamá pelearon esa noche, como siempre lo hacían. Por mi culpa.

Pasaron los días, cada vez me sentía más y más deprimida, incluso el reino de las hadas me parecía muy lejano en esos instantes, de pronto escuché el auto estacionarse afuera de la casa, era mamá que volvió de hacer las compras con mis hermanos, -¡Querida, baja a ayudar!- gritó desde el primer piso de la casa, bajé incómoda y cabizbaja, hasta que vi un ligero brillo en la mesa de la cocina, y ahí estaba aquella señal qué las hadas habían mandado especialmente para mi, una bella señal plateada con curvas, justo como siempre lo soñé, -¡Mi cuerno!- grité emocionada, en ese instante mis estúpidos hermanos entraron a la cocina con bolsas en las manos, -No, eso no es un cuerno Betty, son...- hablaba Roberto, hasta que Armando lo interrumpió, -¡Jaja! Shhh... - dijo Armando en voz baja -Tarada, solo tú creerías esas tonterías- continuó.         

-¡Es mi cuerno! ¡Ya lo veras, ya lo verán todos! ¡Cuando sea un unicornio me iré de esta casa, lejos de ustedes idiotas!- grite enojada cómo nunca lo había estado, no tenía que reprimir me más, por fin mi hermoso cuerno plateado había llegado, solo tenía que poner me lo y me convertiría en el maravilloso unicornio que siempre he sido, saldría de aquí galopando entré los cielos hasta un lejano y bello reino en un paraíso celestial, -¡Entonces hazlo! ¡Pon te tú maldito cuerno freak!- grito Armando enojado, -¡No es un cuerno Betty! ¡No es un cuerno! ¡Deja eso!- gritaba alterado Roberto.

No podía más, sus gritos retumbaban en mi cabeza uno detrás de otro, y solo pensaba en ellos, en papá, en todos quienes me decían que hacer, que me habían tratado mal por años, -¡Si lo es! ¡Si lo es! ¡Es mi cuerno, y se los voy a demostrar!- grite alterada, la voz de mamá cada vez se acercaba más, quería enseñar le a mamá y que viera que todo su amor y apoyo no habían sido en vano, alce mi cuerno y grité con todas mis fuerzas, -¡SOY UN UNICORNIO!-

El cuerno se encajó fuertemente contra mi piel, mi cráneo y mi cerebro, sentía cómo fluían los hilos de sangre de mi frente, y mire por un segundo a mis hermanos, quienes estaban pálidos llamando a gritos a mamá.
Mi cuerpo cayo de lado lentamente hasta azotar contra el frío suelo, mi mamá llego corriendo y se lanzó contra mi, veía sus lágrimas de felicidad brotar de sus ojos, decía algo, no sé qué era, pero seguro estaba feliz por mí, mis hermanos llamaban en sus teléfonos, seguro llamaban a papá para contar le la buena noticia, mamá me sujetaba fuerte contra ella. Sentía su alegría.

Todo se veía borroso, lo sentía en mi cuerpo, me estaba transformando en un hermoso unicornio, cada vez más frío, más borroso y oscuro, cada vez estaba más cerca del paraíso.

-911 ¿Cuál es su emergencia?-

-¡No por dios! ¡Nooo! Mi hija... rápido rápido alguien... ¡ayúdeme!-

-Señora, tiene que calmarse, diga me que paso, enviare una ambulancia en seguida-

-Mi hija... ¡Mi hija tiene unos palillos de metal metidos en la frente!-

Fin.

Cuento por Domi Moff. 

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Cuentos Raros para Gente Rara ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora