Te extraño, espero que en el fondo de tu corazón lo sepas.
Te necesito, todavía recuerdo el cómplice calor de tus abrazos;
te pido perdón por abandonar el camino que juntos habíamos construido.
Por favor, en tu alma, perdóname.
En cada cosa que hago ocupas mi pensamiento,
en todo lo que callo aparecen imágenes tuyas.
Y te juro, duele como nunca; porque tengo las manos atadas.
Ya no existe nada que pueda hacer para cambiar las cosas,
para deshacer la distancia.
Eres lo más feliz e infeliz que me habita,
eres el himno de mi desbocado espíritu,
eres el centro de todas mis ilusiones y desesperanzas.
Te quiero, y anhelo que en los rincones de tu cuerpo puedas sentirlo.
Te quiero, te quiero, te quiero.
Ojalá tu corazón pueda perdonarme algún día,
y entiendas que si alguna vez parecí enamorada; fue real.
Triste, torpe, extrañamente enamorada.
Al final, siempre fuiste tú,
tan cerca y yo... tan ciega.
Créeme, sentí lo mismo que tú.
Créeme, tus manos borraban el frío de mis dedos,
tu piel que recorría los extraños surcos de la mía.
Fuiste consuelo en medio de mi huracán,
silenciaste las burlas de mi verdugo.
Mientras más debo alejarme más te quiero,
te ruego, ¡siéntelo! Y no me olvides nunca,
por favor, al crear nuevos recuerdos;
no te olvides aún de mí.