Eres demasiado poderosa, más de lo que había imaginado; confié en las habilidades de mi mente, en mi segura razón, y en todo lo que ya sabía. Y así ganaste.
Ganaste, monstruo frío, criatura engañosa de sonrisa siniestra, de lunares perfectos. Lograste borrar aquella parte de mí, más que borrar, la aniquilaste. Acabaste con todos mis deseos futuros, con todos los placeres. Te llevaste todo lo que hacía de mí algo. Algo.
Ahora no soy nada, no soy nadie. Te cedo torpemente mi eterna dedicación, te doy mi vida, te doy estos estragos del cuerpo; ya no tengo razones para intentar abatirte, para cerrarte el paso. Entra...Entra.
Dama de gris, dama ávida: eres todo lo que siempre quise. Y hoy que estás aquí no puedo disfrutarte; pues me consumiste y me acabaste. Ya no tengo la fuerza para deleitarme con lo que he logrado, con las palabras dulces que he oído; me consumes, me consumes... En un beso cruel de boca carmesí me transmites tu veneno. Valioso veneno, adictivo.
Ya no puedo vivir sin ti,
Y contigo me estoy matando.