4. Hikaru

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Advertencia: Está prohibida su copia parcial o total.

~Ari

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Breves aclaraciones de escritura:
— Diálogo.
«Pensamientos».
*(Notas de la autora).

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Pequeño aviso/advertencia:

Este capítulo es de poco más de 8 mil palabras.

En esta historia los Oc que llegan a aparecer, ya estan definido con características físicas y personalidad; esto con el fin de hacer más amena la lectura, lamento las molestias que pueda generarles a algunos.

Sin nada más que decirles, agradezco a todos su compresión y les dejo continuar con el capítulo.

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Capítulo 4: Hikaru.

—Entiendo...— murmuró la miko.

— Podrías hacer lo mismo que hace Kagome, ella va su casa de vez en cuando y vuelve para continuar la búsqueda. — habló el pequeño Kitsune.

Mitsuki simplemente bajó la mirada hacia el cuenco que estaba en sus manos.

— Quizá deberías pensarlo un poco. — sugirió Sango. — Aunque tu ayuda nos vendría bien, por lo que has dicho antes, parece que eres capaz de ver los fragmentos de la perla como Kagome.

— Desconozco si soy realmente capaz de verlos...  Y por el momento sólo quisiera regresar a casa, me gustaría ayudarlos para agradecerles el hecho de que han salvado mi vida, pero...— fue interrumpida por Kagome.

—No te preocupes. — comprendía realmente el cómo se sentía. — Deben de estar preocupados por ti.

—Gracias, en verdad, quisiera ayudarlos, aunque no creo ser de mucha ayuda... Aquí claramente todo es muy diferente y dudo mucho que alguien como yo pueda hacerle frente a un demonio o a alguien que porte un arma...

— Heh, si bien, es cierto que mostraste miedo ante esos insignificantes demonios, pero he de admitir que fuiste muy ágil al huir de ellos, así que podrías ser de ayuda. — murmuró Inuyasha, cruzando sus brazos por detrás de su cabeza.

Aquella declaración sorprendió un poco a los demás, no esperaban algo así de parte del han'yō.

— En realidad... Sólo fue mi propio instinto, sabía que tenía que correr...

—Pues tu instinto esta bastante agudizado comparado al del resto de humanos. Eso te hizo sobrevivir en esta ocasión.

— ¿Alguna vez has usado un arco o una espada? — preguntó un poco curiosa la anciana, después de todo, si tenía la facilidad de usar un arma, el problema de no querer estorbar y ser una carga, seria solucionado.

— Sí, he aprendido arquería de mi madre.

— Entonces les serás de mucha utilidad.

— No creo que sea lo mismo participar en torneos para representar al templo, lanzando las flechas hacia una diana fija o en movimiento a cazar demonios... Digo, estos querrán también matarme...

— Es cierto, no es lo mismo lanzarlo a una diana de práctica, pero tienes ya el conocimiento, eso te servirá de mucho. — buscó su arco y el carcaj, para entregárselo. — Aquí tienes, te será más de utilidad a ti que a mí.

Stay with me (En corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora