Motivos. (II° Parte)

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Eran exactamente las 3:00 a.m.

Nadie pasaba por ese callejón oscuro y demasiado peligroso. Miró con miedo a ambos lados y tocó la puerta de metal frío, la cual fue abierta inmediatamente. Nadie que no fuera un mafioso o simplemente un hombre que tenía una deuda muy grande con dicho delincuente, se habría atrevido a tocar e ingresar a ese lugar lleno de perdición.

Tal es el caso del señor Chae, un padre de familia normal ante la sociedad y para con su familia, pero considerado el sujeto más pervertido entre la mafia y las personas de esos bajos mundos. Todo porque, el señor Chae, es un verdadero fanático de prostíbulos pedófilos, en los cuales se cometen actos atroces y boraces que involucran plenamente a niños de tan sólo siete a doce añitos de edad.

Niños que bien serían de la misma edad (en aquel entonces) de su único hijo. Pero eso no le importaba al sujeto doble moral. Él realmente disfrutaba de violar, agredir, insultar y sodomar a esas inocentes y pobres criaturas; nada paraba esos inexplicables arranques de atracción psicópata por morder a los infantes, de hecho deseaba poder cometer canibalismo algún día con uno de esos preciosos castaños o rubios de apenas ocho años de edad; así como también el deseo sexual por los menores.

Mierda, estaba jodidamente mal, pero le valió un comino cuando le pidió dinero fiado a uno de los delincuentes más buscados de toda Corea, sólo para poder pagar por los servicios de ese precioso rubio de ocho años.

Pero la cosa no paró ahí, oh, claro que no lo hizo.

El padre de familia no sólo estaba hasta el cuello de deudas con ese mafioso, sino que, al estar endeudado hasta los zapatos que calzaba, trata de "trabajar" para el cártel The Monsta-X. Pero para Wonseok (líder veterano del cártel), el señor Chae no se le hace un tipo con el que se pueda colaborar a gusto. Lo prefiere más como un cliente con adeudos, que como un trabajador.

Sí, sí —contestó Wonseok, completamente fastidiado de escuchar las tontas excusas que le daba el señor, cada vez que le recordaba la gran deuda que tenía con ellos —¡Vamos Chae! Deja la palabrería amigo, sólo quiero que me pagues toda la pasta que me debes —exigió el líder albino —Porque ya sabes lo que pasará si no lo haces ¿cierto? —amenazó.

Lo sé, lo sé —respondió asustado por la actitud destroza culos que tomó el jefe con él —Por favor, mi señor, deme un poco, sólo un poquito más de tiempo... —pidió, mientras juntaba las palmas de sus manos y las colocaba entre el espacio de su pecho y sus muslos, a la altura de la cintura, a modo de súplica—. Aún no junto todo, además sabe que tengo que mantener a mi familia y-

Paró sus tontas explicaciones gracias al sonido que provocó Won al azotar su arma cargada contra el escritorio que tenía frente suyo —Me harto también, Chae. Sólo un mes más...— dijo señalándolo con el índice de su mano derecha, acusatoriamente —Sólo uno más, amigo, de lo contrario tú y tu amada familia pagarán las consecuencias, ¿quedó claro?— advirtió Wonseok— Tienes límite de 30 días, traeme todo el dinero en efectivo y completo... —explicó el líder, levantándose de su silla y dirigiendo su andar hacia la puerta que daba al club nocturno en el que se encontraban —Y espero que regreses con bien a casa, recuerda que tienes quién espere por ti. Buenas noches —dijo el líder con tono burlesco, para después salir por la puerta café.





Síndrome de Estocolmo. [HyungWonho/2Won]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora