Peligro.

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HyungWon se quedó recostado unos momentos más sobre el lecho que tenía debajo. Todavía no podía procesar el mandato que le dio WonHo.

"Ponte tu ropa y ve a la Urvan negra que te esperará afuera del bar..."

¿A dónde irían? ¿Irían a otro de los tantos bares del jefe?

Era imposible que fueran a otro bar. WonHo le dijo que "todo lo haría en casa". Por lo tanto, supuso que la dichosa urvan negra lo llevaría a la mansión de la mafia que tenía WonHo.

Era casi obvio.

—¿Te quedarás aquí? —una voz aguda le preguntó. Giró su cabeza y se levantó de la cama con miedo, pero se volvió a sentar en la misma al ver de quién se trataba.

KiHyun sonrió sin burla alguna, casi con pena sin embargo, también con mucho cariño. Tomó asiento a lado del joven desnudo y lo observó seria y detalladamente por unos cuantos segundos, para luego posar sus ojos en el rostro contrario.

—¿Cómo estás? —cuestionó con serenidad, como si realmente HyungWon no se encontrara secuestrado y siendo vendido contra su voluntad; como si el menor disfrutara de ser abusado sexualmente para después hacerse el mártir con KiHyun.

Sin embargo, muy a pesar de esa innecesaria pregunta por parte de Kihyun, el desnudo castaño que era HyungWon tomó cortésmente la voluntad de réplica, y se dignó a responderla con honestidad.

—WonHo no entiende mis sentimientos, Ki. Cuando se los comenté, él tan sólo les restó importancia y me aconsejó que yo podía hacer cambiar mi perspectiva de las cosas —explicó, con su voz comenzando a quebrarse ante el triste recuerdo de la pequeña discusión que acababan de tener él y el jefe albino —. Me trató de dar a entender que yo era el culpable de mi tristeza y de mis ratos de ansiedad, porque según él, mi mente es la que me hace ver al sexo como algo repulsivo, en lugar de que lo acepte como algo natural e inclusive erótico.

El chaparrito en verdad sólo asintió, abrazando por la encorbada espalda a HyungWon, tratando de hacer que con ese gesto obtuviera un poco de confort y olvidara sus penas, por lo menos en ese diminuto instante.

—No le prestes mucha atención; él es un idiota, créeme cuando te digo que lo es, Hyungie —consoló masajeando aún la espina dorsal del menor.

HyungWon soltó un suspiro agotado, asintiendo ante las palabras de KiHyun. Siempre escuchaba el mismo consejo de parte de él.

—De acuerdo, lo tomaré en cuenta —respondió casi en automático. Siguiendo la rutina que había sido establecida desde días pasados.

—Bien. Ahora debemos ir a la camioneta. A HoSeok no le gusta esperar mucho, ¿lo sabes, verdad?

HyungWon asintió alicaído.

KiHyun ayudó al menor a colocarse su ropa y a tender la cama del cuarto. Ambos chicos trabajaron en equipo.

HyungWon estaba considerando a Kiki, como un buen amigo, el mayor era muy comprensivo con él. Hyungie en verdad agradecía mucho la confianza y complicidad que el chaparrito le brindó desde el principio. Era la única persona que se acercaba a él para platicar sobre su día; el único que se revelaba y osaba de desafiar al jefe del cártel, tan sólo porque deseaba hablar con HyungWon, incluso pese que HoSeok se lo negaba.

HyungWon estimaba ya a Kihyun. Y viceversa. Ambos se trataban con mucho cariño, casi como si fueran hermanos, como si fueran uno mismo.

—Entra —dijo sosteniendo la puerta trasera del carro.

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⏰ Última actualización: Nov 26, 2018 ⏰

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Síndrome de Estocolmo. [HyungWonho/2Won]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora