Síndrome de Estocolmo. [HyungWonho/2Won]

Infierno.

{15 días después}

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¿Por qué a mí? ¿Por qué? ¡¿POR QUÉ, JODER?!

Siento que me lastima; que me quema por fuera y por dentro; que me carcome la carne como si de un virus habláramos; que me consume el alma y la arroja a lugares desconocidos, oscuros, asquerosos y libidinosos. Odio este sentimiento.

¿Por qué él se fue y me dejó aquí? Junto a esta gente atrevida y sucia, muy sucia.

Sigo forcejeando, trato de zafarme de ese fuerte y desagradable agarre en mi cintura, pero en vez de eso mi verdugo me atrae hacia él, y continúa entrando y saliendo de mi cuerpo; abre mis entrañas y las maltrata a su antojo, las hace añicos sin medir las consecuencias. Él sólo quiere saciar sus ganas de terminar dentro de un buen culo a su total disposición.

Yo sólo atino a llorar y a suplicar que pare, en voz alta. Por favor, pare.

Tengo ganas de morir. Tengo ganas de quitar al sujeto de encima mío y golpearle —aunque no sea un gran contrincante para él— hasta dejarlo inconsciente. Quiero a Wonho. Quiero que mis padres me salven y me abracen durante el resto de la noche, que alguien se apiade de mí y me salve de esta gente que sólo me hace daño. Me lastiman y yo sólo lloro.

—¡Joder, cierra tu puta boca! —grita la voz detrás mio.

—De-Déjeme, por fa-ah-vor, s-señor —digo sollozando y el tipo me suelta una nalgada ruidosa, que retumbanpor toda la sombría habitación.

Me arde mi pompi derecha.

—¡Mierda, bebé! —dice con fascinación en su tono, mientras se corre en mi interior. Yo me estremezco. Detesto esa sensación. —Eres tan jodidamente caliente, me haces querer más de ti... Tienes una inocencia de puta madre.

—N-No, p-por favor —digo llorando, tratando de alejarme por fin de su cuerpo, pero no me lo permite y vuelve su agarre en mi cintura. Ya no quiero seguir aquí adentro con este señor.

Por favor.

La puerta de la habitación es abierta y el aire llega hasta mí, acobijándome —¡Oye! —dice una voz muy fuerte. Es Wonho. —El tiempo por el que pagaste ha acabado, amigo. Si ya no tienes más pasta para dar, debes tomar tus cosas e irte.

—Sí, ya me voy —contesta el sujeto aún dentro de mí —. Sólo debo decirte que esta preciosura es el mejor de todos los que tienes aquí. Debes darle un aumento o alguna otra recompensa —le aconseja riendo sarcásticamente, saliendo rápidamente de mis profundidades, y Wonho le dedica una mirada divertida, pero no le llega hasta la boca.

MI Wonho.

—Lo sé. Ahora, ¿puedes retirarte ya? —le dice amablemente al tipo que está sentado en la cama, en una de las orillas.

¡¿Por qué eres amable con él?! Me acaba de lastimar y tú no has hecho algo para evitarlo. Aunque, de hecho, tú eres el que los incita a que me dañen.

—Sí, sí. Perdón, mañana mismo me tendrás por aquí. Quiero lo mismo, ya sabes... —le pide a Wonho, mientras se coloca la playera y abrocha su cinturón. Me dirige una última mirada y yo con lágrimas en los ojos se la devuelvo, destrozado y asqueado, él me toma de las mejillas, aparto la cara pero me la toma de nuevo con más fuerza. —Espera a por mí mañana, nene. Volveré por ti, y nos volveremos a divertir justo como lo hicimos hoy —me dice y deja un beso fuerte sobre mi frente.