Capítulo 3 Sueños Lúcidos

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Dicen que un sueño lúcido es una realidad alterna donde tus idealismos y frustraciones son reveladas.
Había escuchado a pocas personas decir o hablar sobre ello, no es del todo común y no es algo que se pueda conseguí tan fácilmente como parece.
Hay personas quienes usan sus sueños lúcidos para averiguar lo que hay en su subconsciente o los pensamientos más profundos de su ser.

Al parecer me encontraba en mi habitación, recostada en mi cama con la vista al techo color de blanco. Deslice mi mirada por mi entorno... parecía diferente; y en efecto, el espejo de mi cuarto ya no estaba y mi ventana ya no tenía mis cortinas azules, pero aún así la luz de la ventana se reflejaba en mis paredes tornándose color celeste tenue volviéndolo un ambiente frío a tal punto que ya no era tan agradable como siempre solía serlo.

Miré a través de la ventana, el ambiente parecía sombrío y desolado; las calles estaban completamente vacías... O quizá no.
Sin basilar y tratando de mirar bien, podía asegurar que en medio de la calle había una silueta de una persona, aunque no podía distinguir el aspecto y los rasgos de aquel individuo, pero mi instinto por alguna razón extraña me decía que se podía tratar de un hombre por su notable altura.

La silueta permanecía quieta en su sitió, mientras tanto yo me encargaba de buscar algún medio para salir de mi habitación, ya que mágicamente mi puerta había desaparecido del marco de la pared.
Sabía que esto no podía ser algo real... Digo ¿En que mundo las cosas pueden aparecer y desaparecer por arte de magia, sin parecer algo fuera de lo común?

Mire de nuevo a las afueras de la ventana, y la silueta de aquel sujeto ya no estaba tampoco.
  —Esto debe ser un mal sueño —  me dije a mi misma, aceptando mi posible pesadilla, dando un suspiro pesado.

Tan rápido como pude, busqué entre mi closet y mis cajoneras alguna herramienta útil para hallar la forma de salir de mi habitación. Sin embargo... la búsqueda resultó no ser tan efectiva como esperaba; pues lo único que había dentro de mis cajones eran cuchillas filosas y cientos de pastillas con una forma peculiar, pues eran las pastillas que usaba mi madre para dormir.
   —¡Esto debe ser una broma de muy mal gusto!— solté un gruñido y me dirigí a buscar bajo mi cama con las esperanzas aún en pié.

No era el mejor momento para que mis pensamientos oscuros y raros salieran a relucir y cambiar mis posibilidades de sobrevivir a esta pesadilla.

Seré sincera... ¡Estaba aterrada!

Una voz masculina se hizo notar detrás mio cuando buscaba desesperada debajo de mi cama. Esta sonaba suficientemente gruesa y áspera como para poder erizar cada centímetro de mi cuerpo y paralizarlo de manera inmediata.

La silueta se llenó de luz dejando relucir su claro aspecto de un hombre poco común; cabello negro alborotado, ojos Azul tipo  celeste y facciones simples. Tenía aspecto descuidado y mirada profunda; el sujeto poseía un físico normal, ni muy delgado, pero no marcado.
  —¿Te encuentras bien?— preguntó el sin problema alguno, pero me observaba con cierta frialdad, que deje de lado lo que buscaba y me concentré en lo que el reflejaba en su rostro.

No podía emitir ninguna palabra o ruido, estaba paralizada y mi mente se había bloqueado por completo, podía sentir como mi corazón se aceleraba cada vez más y mis piernas se debilitaban, no podía moverme en absoluto.
Estaba siendo víctima de mi propia pesadilla; aunque es estúpido por que no era una pesadilla del todo, solo era un sueño..
  —¡Es un sueño lúcido! — con anterioridad había experimentado sueños lúcidos y parálisis del sueño, así que tenía ciertos conocimientos sobre esto y mi mente ya estaba adaptándose.

Me arme de valor y conteste a aquel hombre misterioso.
  —¡Estoy bien!...No te conozco, pero no tengo por que tenerte miedo, esto no es real, tu eres parte de mi mente retorcida que trata de jugarme una mala experiencia con todo esto. —
Sin demora alguna, aquel hombre se esfumó a la nada y desapareció de mis ojos. Pero su voz se mantenía presente en mi.

  —Es momento...— lo interrumpí sin dudarlo.
  —¿Momento de que?— respondí intrigada, tratando de buscarlo por todas partes de mi entorno.
Mientras tanto, todo a mi alrededor se esfumaba; mi cuarto desapareció tan pronto como la voz susurro por ultima vez.

  —Debes despertar... Busca lo que anhelas y encuentra tus respuestas. —

Todo era blanco y reluciente; la voz y sus palabras resonaban en mi mente una y otra vez, preguntándome por que estaba pasando todo esto. Al momento pensarlo, el escenario blanco se llenaba de color, formando así la imagen de un nuevo escenario o mejor dicho... un sitio.
  — ¿Qué es este lugar? ... es... Me parece tan familiar pero no puedo recordarlo — dije tartamudeando por la sorpresa llenándome de confusión pues no estaba entendiendo nada.
El recuerdo me causó cierta tristeza, no sabía el por qué pero comencé a llorar amargamente. Al parecer mi subconsciente me tenía algunos secretos y para mi mala suerte no podía recordar muchas cosas.

Todo sucedió tan repentinamente... La imagen se opacaba y el sueño se desvanecía. Entonces desperté  lloriqueando en mi almohada, preguntándome el ¿Por que pasó esto?... Me sentía tan vulnerable, confundida y triste, yo no podía recordar pero los sentimientos hablaban por si solos; quizá había pasado algo en mi infancia que de alguna manera me afecto y ahora es un punto débil... Pero... ¿Por que después de tanto tiempo, el dolor seguía aferrado a mi?...

¿Por qué no puedo recordar?

¿Por que no puedo ser feliz?

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